Primera variable: el apego seguro

En los capítulos anteriores hemos comprobado que la señal más emblemática del amor viene dada por la teoría del apego seguro o vínculo maternal. Para el niño, el punto de apego seguro (el amor maternal) es la base de partida desde la que irá emprendiendo excursiones sucesivas al mundo exterior. (Véase el cuadro de variables de la capacidad de amar.)

La primera componente es el juego negociado del amor entre la madre y el niño. Del resultado de este juego depende, básicamente, el sentimiento de autoestima del futuro adolescente.

Partiendo del recinto que hemos llamado del apego seguro, se llega a la escuela. Como se vio en capítulos anteriores, se abre así la posibilidad de replicar en un escenario distinto y más complejo las emociones vinculadas a la base de partida. El éxito o fracaso de esta excursión primera al mundo exterior depende, en gran parte, del tipo de negociación a que llegaron madre e hija o hijo dos años antes. Y, por supuesto, de lo que ocurra en este teatro de la vida depende el afianzamiento del sentido inquisitivo y de la curiosidad; las ganas

Cuadro i

Variables de la capacidad de amar

I. Apego seguro

Amor maternal (base de partida)

Escolarización

En busca del amor del resto del mundo

II. Inversión parental

Fusión de la pareja

Construcción del nido

Negociación de los márgenes de libertad

III. Capacidad de resistencia metabólica y sexualidad

futuras de profundizar en el conocimiento de las cosas y en las relaciones con los demás.

El equilibrio alcanzado en la etapa maternal le permite pasar por la escuela sin perder la seguridad en sí mismo ni defraudar su curiosidad o, por el contrario, con ambas mermadas.

¿Cuál es la última excursión? La incorporación al resto del mundo, es decir, a la vida profesional y personal. A ese recinto se llega con ganas de ignorarlo y, tal vez, de destruirlo o, por el contrario, listo para aplicar todo lo bueno que se haya aprendido en las dos fases anteriores.