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Anduvieron tres manzanas hasta llegar al Hotel Bortai. Se detuvieron antes de llegar a la entrada y Omar sacudió la cabeza.
--Demasiada gente sabe ahora que estás en el país --dijo--, y saben que hemos usado el Bortai en el pasado --le susurró a Hassam--. Hassam se adelantará y nos conseguirá alojamiento en el otro hotel donde podemos protegerte. La mayoría de los mahdistas no saben que tenemos contactos en él, así que deberíamos estar seguros (al menos de ellos) durante los pocos días que estemos aquí hasta que encuentres el amuleto.
--Podríamos pasar meses o incluso años buscándolo --dijo Lara.
--Eres Lara Croft --dijo Gaafar--. Lo encontrarás antes de lo que nadie se imagina.
--Aprecio tu confianza --dijo ella--. Espero que no sea inmerecida. --Se volvió hacia Omar--. ¿Dónde nos hospedaremos?
--El Hotel Arak. Está a menos de un kilómetro de aquí.
Anduvieron despacio, fingiendo mirar escaparates para darle a Hassam tiempo de hacer los preparativos. Cuando llegaron, el Arak resultó ser más agradable de lo que Lara había previsto. Durante la era colonial había sido todavía más agradable y la dirección se había esforzado por mantenerlo así durante medio siglo de guerra, sequía y pobreza. Omar fue hasta la recepción, saludó con la cabeza al recepcionista y volvió un momento después con una serie de llaves. Le dio una a Lara y otra a Gaafar.
--Tú estarás en una suite del tercer piso --le dijo a Lara--. Winston Churchill durmió una vez en ella. Gaafar y Hassam estarán a un lado de la tuya y yo al otro.
El ascensor no funcionaba (ella sospechaba que no funcionaba desde hacía tiempo), así que subieron las tortuosas escaleras y avanzaron por el amplio pasillo hasta llegar a la suite de Lara. Abrió la puerta y entró. Había un gran salón con varias sillas, sofás y, lo mejor de todo teniendo en cuenta el calor, un cuenco lleno de fruta e higos sobre una mesa pequeña. El dormitorio y el baño estaban a la izquierda.
--Espero que el alojamiento resulte aceptable --dijo Omar.
--Es perfecto --dijo ella--. Entrad y tomad algunas uvas o un higo. --Los tres hombres entraron en el salón. Gaafar y Omar no parecían impresionados; a Hassam se le abrió la boca y Lara tuvo la impresión de que ese ambiente, aunque raído, era el más lujoso en el que el hombre había estado--. ¿Dónde se alojará Kevin cuando llegue? --preguntó.
--Antes de contestar, me temo que debo hacerte una pregunta indiscreta --dijo Omar incómodo.
--Sólo somos amigos --respondió ella--. Nunca lo había visto antes de ir a Edfu.
--Entones se alojará conmigo --dijo Omar--. Suponiendo que todavía esté en el Amenhotep.
--¿Por qué no iba a estarlo?
--Los mahdistas o los Silenciosos pueden haberlo matado --respondió Omar--. O puede que sea tan brillante como tú piensas. Puede haberse imaginado dónde está escondido el amuleto y haber dejado el barco para recuperarlo.
--Él no sabe dónde está --dijo Lara.
--¿Estás segura?
--Sudán es su especialidad --le explicó ella--. Pero estaba buscando el amuleto en Edfu. Eso quiere decir que no fue capaz de encontrarlo aquí.
--Tú lo encontrarás --dijo Gaafar con convicción.
--Él es el experto --contestó Lara.
--Pero tú eres...
--Ya lo sé --le interrumpió con cansancio--, yo soy Lara Croft.
--Precisamente.
--Se convierte en una carga después de un tiempo --dijo Lara.
--¿Dónde comenzarás a buscar el amuleto? --le preguntó Omar.
--No tengo ni idea --le respondió ella--. Después de todos esos días cabalgando sobre El Khobar y Nasrullah, y después de lo que vosotros entendéis por un viaje en autobús, creo que me merezco la tarde libre. Mañana me gustaría ver dónde vivía Gordon, dónde estaba su cuartel general y si en la biblioteca municipal o en el museo tienen alguno de sus escritos, también necesito leerlos.
--Yo lo arreglaré --le prometió Omar. Después se volvió hacia Hassam--. Pregúntale a Ismail cuándo esperan la llegada del Amenhotep. Si no lo sabe, acércate al puerto y entérate.
Hassam asintió y se marchó.
--¿Quién es Ismail? --preguntó Lara.
--El recepcionista... y mi primo --dijo Omar.
--Bueno, es reconfortante saber que tienes a un hombre de servicio en el hotel. --Omar y Gaafar se rieron.
--¿Qué os parece tan divertido? --les preguntó.
--Un hombre --repitió Omar--. Hassam se ha asegurado que hubiera once hombres de servicio en el Arak. Hay al menos uno por piso y dos en la cocina para asegurarse de que no te envenenen la comida.
--¿Son todos primos tuyos?
--No. Algunos son primos de Gaafar.
--Ahora entiendo por qué pensabais que estaríamos seguros en el Arak --dijo Lara.
--No estás segura en ninguna parte --la corrigió Omar--. Recuerda a Abdul... él también es mi primo. Aquí sólo corres menos peligro.
Lara vio que Gaafar miraba el cuenco de fruta y le invitó a que cogiera algo.
--Son para ti --dijo él.
--No tengo hambre.
--Pero más tarde la tendrás.
--Entonces haré que el servicio de habitaciones me traiga más --contestó ella--. Supongo que el primo de alguien me la traerá, después de que el primo de otro se asegure de que no hay peligro.
--¿Estás segura?
--Estoy segura. Come. --Después, de repente, siseó:-- ¡Detente! --Sacó el cuchillo de Gaafar de su funda y lo clavó en el cuenco de fruta. Se oyó un crujido y Lara sacó el arma con un escorpión empalado en ella. Mantuvo el escorpión en alto y lo estudió--. Nuestro amigo es un Leiurus quinquestriatus... un escorpión amarillo del norte de África. Con un sólo picotazo estás muerto en cinco minutos. Es más pequeño que el Pandinus impemtor, el escorpión emperador africano, pero mucho más letal.
--¿Cómo sabes tanto sobre escorpiones? --le preguntó Gaafar, claramente impresionado.
--Paso mucho tiempo en el desierto. Si no supiera lo que es peligroso y lo que no, no podría sobrevivir ni una semana. --Le devolvió el cuchillo a Gaafar y se volvió hacia Omar--. Creo que necesitas contratar a más primos.
--No --respondió Omar--. Necesitamos eliminar al menos a uno de los primos que ya tenemos. --Se volvió hacia Gaafar--. Ya sabes lo que hacer. --Gaafar asintió y fue hacia la puerta--. Sea quien sea --añadió Omar--, no lo mates muy rápido para que te pueda dar los nombres de sus cómplices.
Gaafar salió al pasillo y cerró la puerta tras él.
--¿Por qué el que dejó el escorpión no entró simplemente y me disparó? --meditó Lara--. ¿Por qué tomarse tantas molestias? No sólo se arriesgaba a que lo viéramos, sino que sólo había una posibilidad entre cuatro de que fuera a mí a quien picase en vez de a uno de vosotros.
--No podía entrar y matarnos a los cuatro antes de que uno de nosotros lo matara a él --respondió Omar--. Así puede ocultar su identidad. Si el escorpión hubiera fallado, como lo hizo, seguiría vivo y preparado para atentar de nuevo contra tu vida. --Hizo una pausa--. Y no lo olvides, matarte es importante para los mahdistas, pero no es su objetivo final. Su misión es encontrar el amuleto así que, aunque estés muerta, la carrera por el amuleto continúa, y es importante para ellos tener un espía entre nosotros.
--¿Entonces podemos esperar más ataques indirectos?
--Depende de quién sea exactamente el que ataque --contestó Omar--. Si es un mahdista reconocido, no tiene motivos para ocultar su identidad o para trabajar de forma indirecta. Si es un traidor, hará todo lo posible por esconder su identidad. Los Silenciosos, por supuesto, pueden atacar en cualquier momento.
--Eso es muy alentador --dijo Lara.
--Por cierto, puedes quitarte la túnica cuando quieras --dijo Omar--. Había esperado poder mantener tu presencia en secreto durante otro par de días, pero obviamente nuestros enemigos ya saben que estás aquí.
--¿Cómo crees que lo averiguaron tan pronto? --le preguntó Lara mientras se quitaba la túnica--. Nos dieron esta suite hace sólo diez minutos.
--Quizá todas las habitaciones estén completas --Omar se encogió de hombros--. Quizá un traidor sabía que le daríamos a una mujer inglesa la Suite Churchill. Quizá nuestros enemigos no tenían que descubrir tu disfraz; quizá les bastó con vernos a Gaafar, Hassam y a mí con un extranjero delgado para sacar la conclusión lógica.
--¿Deberíamos cambiar de hotel?
--No creo que sirviera de ayuda --dijo Omar--. Saben que estás aquí; nos estarán vigilando desde ahora. Si nos mudamos a otro hotel, lo sabrán al instante... Y, a pensar del escorpión, todavía podemos protegerte mejor aquí. Hay un traidor entre nosotros, pero tenemos a diez hombres trabajando en el Arak que están dispuestos a sacrificar sus vidas por mantenerte a salvo. --Se detuvo--. No sólo tenemos que preocuparnos de los espías y los mahdistas, también están los Silenciosos, que no quieren que se encuentre el amuleto y estarían encantados de matarte ahora, antes de que descubras dónde está.
--Eso es estúpido --dijo ella--. Empieza a estar activo. Parece tener voluntad propia y quiere que lo encuentren. Si Kevin y yo no lo hacemos, otro lo hará... pero está muy claro que ya no va a contentarse con seguir inactivo.
--Lo sé --coincidió Omar--. Pero no podemos convencer a todos los que deberían ser nuestros aliados, los que también se oponen a los mahdistas.
--Nos ocuparemos de ellos por turnos conforme nos los encontremos --dijo Lara, cansada de una conversación que parecía tratar sobre cuántas facciones distintas querían matarla. Puso la túnica sobre un sofá--. Son útiles en el desierto, pero resultan incómodas en el interior.
--No creo que tengas que volver al desierto. No olvides que Gordon estaba rodeado. El amuleto tiene que estar en Jartún.
--Mandó al Coronel Stewart hasta Edfu --observó Lara--. ¿Qué te hace pensar que no mandara a alguien fuera del país con el amuleto?
--Esperemos que no lo hiciera --dijo Omar--. Sudán ya es lo bastante grande. Odiaría pensar que tenemos que buscar por todo el mundo.
--Nuestra vida sería mucho más fácil si llevaras razón... pero siempre es posible que usara a Stewart como señuelo y que mientras sus enemigos los observaban a Stewart y a él, se lo diera a un sudanés o a una sudanesa para que se lo llevaran al desierto, o a Somalia, o a Libia, o a algún otro sitio.
--¿Realmente lo piensas?
--No lo sé --respondió Lara--. Pero hay que considerar todas las posibilidades. Por ejemplo, el Coronel Stewart viajó por el Nilo desde Jartún hasta Edfu. ¿Qué te hace pensar que no lo tiró por la borda o que no lo enterró en la orilla del río a unos cientos de kilómetros de Edfu?
--Porque la historia nos dice que no viajó solo hasta que llegó a Edfu, y no se arriesgaría a que alguien estuviera observándolo.
--Bueno, al menos suena bien --dijo Lara.
--Sabes que no estaba en el Templo de Horus, porque si no lo habrías encontrado.
--Te lo repito: no lo estaba buscando --contestó--. Además, ¿sabes lo grande que es ese templo? Allí se podrían esconder cien amuletos.
--Pero nadie lo hizo --dijo Omar con seguridad--. Desde que se encontraron las memorias del periodista, los mahdistas han registrado el templo de arriba abajo. Si ni ellos ni tú ni el Doctor Mason lo habéis encontrado, no estaba allí.
--Espero que lleves razón --dijo Lara--. Al menos, voy a partir de esa suposición. --Alguien llamó a la puerta--. Adelante, no está cerrada.
--El Amenhotep lleva un retraso de cuatro días --dijo Hassam tras entrar en el salón. Lara miró a Omar con preocupación, pero Omar se limitó a sonreír.
--Eso es más rápido de lo habitual. ¿Están en contacto por radio con las autoridades portuarias?
--Esperan estar aquí mañana por la mañana --dijo Hassam tras asentir con la cabeza.
--¿Mason sigue con buena salud? --continuó Omar.
--No han informado de ningún incidente extraño, así que pensé que sería mejor no preguntar por él.
--Has hecho bien --dijo Omar.
--Vi a Gaafar atravesar la recepción cuando volvía hacia aquí --dijo Hassam--. ¿Algo va mal?
--Ya se ha producido un atentado contra la vida de Lara Croft --confirmó Omar.
--Cogeré mi rifle --dijo Hassam al momento.
--Eso no será necesario --Omar negó con la cabeza--. Gaafar se ocupará de ello.
--Pero...
--Quiero que te quedes aquí para protegerla.
--Puedo protegerme a mí misma --dijo Lara con decisión.
--Ahora mismo eres la persona más importante de Sudán --dijo Omar--. Sin que sea culpa tuya, también eres la que más enemigos tiene. Está claro que puedes protegerte en circunstancias normales, pero debes reconocer que estas circunstancias son cualquier cosa menos normales.
De repente se oyó un grito horrible que retumbó por los pasillos del hotel. Un momento después, Gaafar, con la parte delantera de la túnica salpicada de sangre, entró en la habitación y cerró la puerta.
--Mi familia acaba de disminuir --anunció.
--¿Quién era? --le preguntó Omar.
--Abdullahi.
--¿Preparó él el cuenco de fruta?
--No, ése fue Khalifa --respondió Gaafar--. Abdullahi fue quien lo colocó en la habitación.
--¿Estás seguro de que Khalifa no es su cómplice? --preguntó Omar.
--Estoy seguro.
--¿Cómo de seguro? --insistió Omar.
--Saldrá del hospital pasado mañana.
--Creo que sería mejor que Ismail y Suliman comprobaran que no hay más traidores entre el personal.
--Yo puedo hacerlo --dijo Gaafar.
--Sé que puedes... pero no podemos seguir buscando sustitutos fiables para toda la gente a la que interrogues. --Se dirigió a Lara medio en broma--. Espero que encuentres el amuleto antes de que nos quedemos sin familiares.
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