La nieve

A una luz matutina extrañamente oscura, al despertar, viendo tras los vidrios la nevada que ha caído y que cae, oculto por ella el paisaje habitual, una náusea te asalta, con el afán de recobrar el sueño, donde al menos te hallabas libre de esta otra pesadilla de la vigilia. La nieve te repele por sí, y además por ser símbolo de algo insidiosamente repelente. Pero ese algo, ¿qué es? Ni el aliento desolado de ella, que amedrenta la sangre, ni su cuerpo escamoso y viscoso, como de reptil, bastan para determinar toda la repulsión que te inspira.

Encanto le atribuye una ceremonia hogareña, cuando padre, madre, prole, como estampa iluminada, intercambian sonrisas y aguinaldos ante un pino muerto, lo mismo que ante un altar, mientras afuera al acecho les cerca la nieve; esta misma nieve cruel, estéril, inapelable. Ahí tienes una, y no la menor, de las inconsecuencias habituales en la mente común: hallar como mito de la vida aquél donde la vida precisamente no existe, a menos que con él así se exprese un deseo inconsciente de aniquilamiento en la cima pascual de la trivialidad humana.

La nieve fue el agua, la sustancia maravillosamente fluida que aparece bajo tantas formas amadas: la fuente, el río, el mar, las nubes, la lluvia; todas ágiles, movedizas, inquietas, como la vida; yendo y viniendo, subiendo y bajando, con su rumor músico, su centelleo mágico, su libertad volada. Mas el hielo, matándola, la fija; y ahí queda yacente, sin luz el plumaje, sin son la garganta, sin aire las alas del ave, lo que era encanto mayor de la existencia, al menos de la existencia tuya, que tanto amó el agua, el agua libre y proteica.

¿Es ésta, era ésta el agua? Igual que un ser en el instante que la muerte le allega, sustituyéndole dentro de aquel bulto ya extraño, adonde entonces no reconocemos al amigo, hasta apartarnos de él con una desconfianza repentina, que sucede al afecto antiguo, así con el agua cuando muere en nieve. ¿Es ese vacío súbito de la muerte, esa imagen sarcástica de la nada lo que ahí te repele, trastornando el mundo y devolviéndolo al estado anterior o posterior a la vida, al glaciar por donde el hombre es sólo su fantasma póstumo o nonato?