CACA EN EL ESPACIO

Para nosotros, hoy resulta muy normal sentarnos en el excusado a cagar y mear. Todo cae dentro del excusado. Esto, que nos parece obvio, ocurre gracias a la fuerza de la gravedad que ejerce la Tierra sobre todos los cuerpos. La caca cae hacia el excusado con una aceleración de 9.8 m/s2; con la orina sucede lo mismo, nada más que como tiene una cierta velocidad inicial, describe una trayectoria parabólica (de hecho, al mear tenemos una excelente oportunidad de estudiar el tiro parabólico, sin necesidad de materiales, ni procedimiento). Tal vez Newton no descubrió la ley de la gravitación universal observando caer una manzana, sino mientras estaba en el baño.

Pero ¿qué ocurre en el espacio? Conforme una nave espacial se aleja de la Tierra, la fuerza de gravedad se va reduciendo hasta hacerse muy pequeña. Por ello, en el espacio los objetos flotan y, por supuesto, la caca y la orina no son la excepción.

Si cagáramos y meáramos en el espacio, en un excusado común, lo que ocurriría es que la caca podría escapar por entre nuestras piernas y flotar alegremente por la nave espacial. Y tendríamos que ir a perseguirla con una bolsa para guardarla y tirarla. Por supuesto, la orina también terminaría flotando por todos lados, sólo que, como es un líquido, lo haría en forma de cristalinas esferitas doradas.

Así que, aunque nunca nos han contado cómo le hacen los astronautas, ir al baño en el espacio es un problema bastante complejo, que ha requerido ingenio, tecnología y mucho dinero.

Los primeros astronautas utilizaban una especie de «bolsa de caca» sellada al cuerpo con cinta adhesiva. Pero hay que considerar que iba adentro del traje espacial, así que, como bebés, viajaban con su caca. Después se la quitaban y guardaban la bolsa en un depósito de almacenamiento de desechos, para posteriormente, como cuando nos vamos a hacer unos análisis, regresarla a la Tierra; «la ropa sucia se lava en casa». Para hacer pipí se colocaban una especie de condón que estaba unido a un tubo pegado al cuerpo y que iba a dar a una botella. En ocasiones, la orina se arrojaba al espacio exterior, pero el problema era que ésta seguía a la nave, así que estaba estrictamente prohibido tomar fotos de la Tierra después de sacar las aguas menores, porque en lugar de un planeta azul, habríamos visto uno amarillo.

Cuando los astronautas no tenían el traje espacial, de todos modos se colocaban la bolsa para ir al baño, pero de vez en cuando la caca se escapaba y los astronautas tenían que utilizar una espátula para irla despegando de las paredes del «baño» de la nave.

Afortunadamente, la tecnología para cagar en el espacio progresó. Y hoy, tanto en los transbordadores como en la estación espacial internacional, se emplea un excusado que se sella completamente a las nalgas y no le deja a la mierda ninguna posibilidad de escape. Posteriormente, una potente aspiradora jala los excrementos. Al terminar, se sella el compartimiento, y los desechos pasan a un tanque donde se almacenan.

El excusado del trasbordador espacial Endeavour costó 250 millones de pesos. Así que hacer caca en el espacio cómodamente tiene un costo elevadísimo y no es tan fácil como en la Tierra.

Gracias a los astronautas se inventaron los pañales que solidifican la orina.