PENSAMIENTOS DE J. K. ROWLING
La inspiración que dio lugar a Myrtle la Llorona fue la frecuente presencia de una chica llorando en los servicios, especialmente en las fiestas y discotecas de mi juventud. Esto no parece ocurrir en los servicios de chicos, por ello disfruté poniendo a Harry y a Ron en una situación tan incómoda y extraña en Harry Potter y la Cámara Secreta y Harry Potter y el Misterio del Príncipe.
El fantasma más productivo de Hogwarts es, por supuesto, el profesor Binns, el viejo profesor de Historia de la Magia que un día se quedó dormido en la sala de profesores delante del fuego y simplemente se levantó a dar su clase dejando su cuerpo abandonado. Hay cierto debate sobre si el profesor se da cuenta de que está muerto. Aunque su entrada a las clases a través del encerado es un tanto divertida la primera vez que lo ven los estudiantes, él no es un profesor especialmente estimulante.
La inspiración para crear al profesor Binns vino de un viejo profesor de mi universidad que daba clase con los ojos cerrados, balanceándose ligeramente sobre los pies. Aunque era un hombre brillante, que proporcionaba una inmensa cantidad de valiosa información en cada clase, su desconexión con los estudiantes era total. El profesor Binns no hace mucho caso a sus estudiantes vivos y se sorprende muchísimo cuando le empiezan a hacer preguntas.
La primera lista de fantasmas que escribí para Hogwarts incluía a Myrtle (inicialmente llamada «Wanda la Llorona»), el profesor Binns, la Dama Gris (que se llamaba «la Dama Susurrante») y el Barón Sanguinario. También había un Caballero Negro, el Sapo (que cubría de ectoplasma a toda la clase) y un fantasma que lamento no haber usado. Se llamaba Edmund Grubb y las notas junto a su nombre decían: expiró en la puerta del Comedor. A veces impide que la gente entre simplemente por fastidiar. Gordo fantasma victoriano (comió bayas venenosas).