8 WEE WEE HILL
Linda Kuehl entrevistó a Wee Wee Hill en su casa de Baltimore, «una bonita casa restaurada de ladrillo, situada en una amplia avenida al sur del Point». Sin duda le gustó el personaje, alguien «todavía joven, guapo y encantador». Su mujer, Viola, «una mujer rolliza y pequeña», los acompañó durante la entrevista, pero guardó silencio, y solamente lo rompió para mascullar: «¡Yo no sé nada de ninguna Billie Holiday!».
Wee Wee tenía veintitrés años cuando «salió» por primera vez con Sadie, la madre de Billie. Ella tenía treinta y cuatro años, aunque a él no le pareciera una mujer mayor. La describió como una «persona atractiva, de tez morena... con un pelo negro como el azabache», y dijo que era evidente que había heredado los rasgos de su padre, Charles Fagan, que era «medio indio y de piel clara».
Según Wee Wee, Charles Fagan adoraba a su hija Sadie y a su nieta Billie; de hecho, «estaba loco por ellas» y, cuando se instalaron en la calle Durham, bajaba desde el noroeste de Baltimore para visitarlas.
Wee Wee creía que empezó a salir con Sadie allá por 1924, o incluso algo más tarde; tal vez en 1927, o puede que fuera en 1928. Estuvieron juntos cuatro años. La conoció cuando vivía en la calle Spring, y más tarde se mudó con él al 217 de la calle Durham. La madre de él, Lou Hill, ocupaba el 219, la puerta contigua.
Echando la vista atrás, Wee Wee reconocía que, en aquella época, era un crápula que no tenía bastante con una mujer. Jugaba y se metía en líos. Y por supuesto sabía que Sadie tenía problemas con su hija, pero sólo recordaba —o sólo estaba dispuesto a recordar— un tiempo en que la gente era buena, amable y afectuosa, en que todos formaban parte de una gran familia. Billie y su madre tenían una relación «muy estrecha» y Sadie «estaba dispuesta a hacer lo que fuera» por Billie. No dijo una sola palabra del tiempo que Billie pasó en la Casa del Buen Pastor, ni de aquella ocasión en que él y Sadie llegaron a casa de madrugada, en Nochebuena, y descubrieron que un vecino la estaba violando.
Wee Wee habló del 217 de la calle Durham como si allí hubieran vivido juntos él, Sadie y Billie. Billie iba a la escuela, y de vuelta a casa ayudaba en las tareas del hogar. Wee Wee reconoció incluso que Billie tenía una voz preciosa y que la oía cantar por casa, incluso cuando estaba limpiando en el piso superior o en el baño.
Sadie no tenía mal genio, pero solía enfadarse con Wee Wee por los líos de éste. Una vez lo cazó en una casa de citas de la calle Bond. Sadie no podía entrar porque «los tipos que lo frecuentaban eran blancos», pero llamó a la puerta; Wee Wee miró por la ventana y la vio. No se atrevía a salir porque Sadie, para su sorpresa, iba con una pistola: no había imaginado que él le importara tanto. Cuando finalmente llegó a casa aquella noche, Sadie lo estaba esperando. Lo golpeó con un cenicero de madera y le provocó cortes en muñecas y brazos, mientras no dejaba de insultarlo. Wee Wee no reaccionó porque sabía que se había equivocado. Billie también estaba presente, e intentó hablar con su madre para tranquilizarla.
Sadie quería casarse con Wee Wee. Ya había logrado divorciarse de Philip Gough, así que nada se interponía entre ellos. Él le dijo que se lo pensaría, aunque lo cierto es que «no tenía la cabeza» para casamientos.
Por ese motivo Sadie hizo las maletas y se largó a Nueva York. Propuso a Billie que la acompañara, pero ésta respondió que prefería quedarse en Baltimore porque quería estar con su abuelo. Wee Wee contó que, aunque Billie no podía visitar a su abuelo, sabía que no la dejaría en la estacada si llegaba a necesitar algo.
Wee Wee escribía cartas a Sadie hasta que un día acabó por irse con ella durante un tiempo. Sadie vivía en Long Island y trabajaba como cocinera y camarera para una familia judía, los Levy. Estos le consiguieron a Wee Wee un trabajo de mozo de almacén en una tienda de algodón en Broadway con Times Square. Pero más tarde supo que su madre había empeorado por los problemas con la pierna, y decidió volver a Baltimore. Nunca regresó a Nueva York, porque conoció a Viola, se fue a vivir con ella y se casaron después del fallecimiento de la madre de Wee Wee.
Sea como fuere, con doce años, Billie se quedó sola en Baltimore, y tuvo que valerse por sí misma. Según Wee Wee, nunca se vio en la necesidad de ponerse a fregar escaleras porque él le daba el dinero necesario para pagar el alquiler de una habitación en la calle Pratt. «Le daba dinero de vez en cuando, cuando me pedía un par de dólares.» También se lo daba su abuelo, «cuando iba a verlo para pedirle dinero o cuando éste venía de visita los fines de semana». Además contaba con la generosidad de su padre, Clarence.
Pero Linda Kuehl que no daba mucho crédito a estas historias, le preguntó:
— ¿Y cómo ganaba Billie el dinero?
—Bueno, ya te he dicho que su abuelo solía ser generoso con ella respondió.
—¿Se prostituía? —replicó Linda Kuehl.
—Sí, tal vez —contestó—. Sí, seguro. Alice Dean y sus chicas se dedicaban a eso, así que imagino que ella también lo hacía cuando iba con ellas...
Según Wee Wee, Billie estuvo con él y con su madre en la calle Durham la noche antes de marcharse a Nueva York para reunirse con Sadie. Wee Wee la llevó a la estación por la mañana. En ningún momento dijo que llevara un vestido de gasa blanco con un cinturón rojo chillón.
No supo nada más de ella hasta el verano de 1932 o de 1933, cuando Sadie se puso en contacto con él para comunicarle que Billie iba a estar en Sparrows Beach cantando con la orquesta de Count Basie, y le pidió que «hiciera correr la voz y fuera a darle ánimos».
—Muchos amigos estaban emocionados y muchos otros no se lo creían —dijo—. No creían que fuera ella. Todo East Baltimore fue a Sparrows Beach aquel domingo para ver si era verdad que cantaba. Y dijeron que lo hizo bien, que no estaba mal, que sabía cantar, que había estado bien... Casi todos mis amigos fueron a verla aquel domingo.
Después de aquel encuentro, Billie trataba de ver a Wee Wee cada vez que volvía a Baltimore. «Yo era su padrastro. Billie sabía que no era su padre, pero no tenía padre.»
La última vez que se vieron fue con motivo de una actuación de Billie en el Royale. Había sabido que la esposa de Wee Wee, Viola, estaba enferma, en cama, y fue a visitarla a casa. Cuando Billie se enteró de que Wee Wee estaba en la barbería de la planta baja, fue a buscarlo y estuvo con él mientras lo afeitaban y le cortaban el pelo. La gente de la barbería quería que Billie cantara, pero ella dijo que su contrato con el Royale no se lo permitía. Pero, invitó a todo el mundo a una ronda.