27 de febrero de 2008, miércoles.
Aquel día se produjo un hecho singular que molestó mucho a la afición del Atlético de Madrid.
En una fiesta privada, a los postres, Calderón sacó un par de camisetas del Real Madrid y se las entregó a Enrique Cerezo, presidente del Atlético de Madrid, y a Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, con sus correspondientes nombres.
Aquello, en teoría, no era más que una broma en un ámbito privado. Y como estaban en un ámbito privado, se hicieron fotos de recuerdo. El problema surgió cuando el diario As y el diario Público publicaron las fotos, demostrando que aquello había sido una retorcida maniobra más de Ramón Calderón.
Calderón lo había preparado todo para que Tomás Roncero hiciese la crónica en el diario As: «Todo fue —escribía Roncero— en el curso de la cena que mensualmente organiza la Peña Asador, fundada hace tres años por los periodistas Carlos García Hirschfeld y Gaspar Rosety con el fin de reunir a los tertulianos que compartían cartel en las tertulias de Fútbol es Fútbol de Telemadrid. Entre los fijos de estas cenas están Ramón Calderón y Enrique Cerezo, lo que facilitó que Ángel María Villar acudiera a la cita».
El presidente de la Real Federación Española de Fútbol se puso la camiseta, y eso cabreó a los barcelonistas. El presidente del Atlético de Madrid no se la puso, pero no por ello dejó de cabrear a los colchoneros.