Capítulo 21

A partir de ahí, mi enamoramiento con Cam eclipsó todo pensamiento racional. Me olvidé de Jack, las rarezas de Delcroix, los dones, y las puertas.

Todo lo que podía pensar era en Cam.

Descubrí su horario y ‘pasaba’ caminando por sus clases cuando ellos salían.

Encontré su casillero y permanecía en la esquina en la mañana, esperando verlo antes de su primer período. Incluso me encontré dando vueltas por la escalera del segundo piso con la esperanza de que pudiera aparecer de camino al desayuno o la cena. ¿Y cuando me tocaba? Incluso si era un abrazo ocasional o golpes accidentales con el brazo, era incapaz de concentrarme el resto del día.

Lo más frustrante era, que nada parecía cambiar. Llegamos a ser grandes amigos, pero siempre había algo separándonos. Yo sabía que era especial para él, y sabía que él se preocupaba por mí. Pero tenía la sensación dolorosa y horrible de que era sólo como un amigo.

‚Bueno, GADEV, ¿no?‛ Dijo Esther mientras fich{bamos en el Bala Plateada. Era mediados de noviembre, y estábamos arropados con abrigos de lana gruesa y ropa de lluvia.

Las ventanas del autobús estaban empañadas mientras nos dirigíamos desde la escuela, y teníamos que limpiarlas para ver el frío paisaje gris, afuera. Los padres saludaban a sus hijos tan pronto como los veían y los acompañaban a los autos que estaban esperando.

Asentí con la cabeza. ‚Sí. Gracias a Dios que por fin podemos dormir un par de días. Aunque la abuela dijo que había una venta temprano a la mañana en el centro comercial el sábado, y está decidida a arrastrarme allí."

Esther y Hennie gimieron con simpatía.

Hennie se animó mientras una hermosa mujer de cabello oscuro saludaba desde el otro lado del estacionamiento. "Ahí está mi mamá. Mejor me voy. ¡Nos vemos más tarde!" Ella nos dio a Esther y a mí un abrazo, y luego echó a correr hacia una camioneta plateada enorme.

Esther vio el coche de su padre. "Escucha, debes llamarme esta noche. Podemos hablar sobre el siguiente paso para juntar a Hennie y Yashir. Creo que el baile de vacaciones es nuestra mejor apuesta."

Hasta ahora habíamos conseguido presentarlos e incluso tenerlos en el mismo cuarto juntos un par de veces, pero eso era todo lo lejos que había ido. Hennie apenas podía poner dos frases juntas cuando Yashir hablaba con ella. Para una chica que prácticamente podía leer la mente, Hennie parecía no tener idea de lo linda que Yashir pensaba que era.

"Claro, te llamaré." Traté de reunir una sonrisa convincente. Dejar Delcroix por el fin de semana era siempre un poco deprimente. A pesar de que extrañaba a la abuela durante la semana y me preocupaba por ella siendo ella misma, mis días en Delcroix eran una mezcla tan intensa de bueno y malo que se sentía raro pasar el fin de semana sólo sentada alrededor de la casa, estudiando y escuchando música.

Asimismo, no podía evitar el temor persistente de que uno de estos fines de semana, Jack iba a dejar la escuela y no volver nunca más.

Por encima de todo, odiaba estar lejos de Cam, incluso siquiera por un par de días.

"¿Estás bien?" Esther ladeó la cabeza hacia un lado y estudió mi rostro. "¿Podemos llevarte a algún lugar?"

"Mi abuela estará aquí en poco tiempo. Ella tenía un recado que hacer. Voy a estar bien."

Se trataba de una mentira descarada. En realidad, la abuela había dejado un mensaje en la oficina de que yo tendría que tomar el autobús a casa, porque su médico le había reprogramado su cita. Pero odiaba estar siempre pidiéndole favores a Esther. Ella ya me prestaba su teléfono celular de manera regular para que yo pudiera llamar a la abuela.

"Bueno, si estás segura." Esther miró entre el coche de su padre y yo.

"Estoy segura. Tienes que ir." la empujé suavemente en dirección a su padre. Ella parecía reacia, así que empujé un poco más fuerte. "¡Esther! He vivido en Danville toda mi vida, ya sabes. Estamos apenas a tres millas de distancia de mi casa."

Un brazo salió del coche e hizo un gesto hacia Esther. "Mi papá quiere largarse, de lo contrario me quedaría, te lo juro", dijo.

"Esther, estas siendo ridícula. ¡Nos vemos el lunes!" Le di mi mejor sonrisa, y finalmente se fue.

El estacionamiento se vació un coche a la vez. Me enganché la mochila más alto en mi hombro y comencé a caminar hacia la abertura en la valla que llevaba a la carretera.

Le di una patada a algunas piedras mientras caminaba con la esperanza de que todo el mundo se fuera antes de ir a pie hasta la parada de autobús, que estaba unos cien metros por el camino.

Era un pensamiento estúpido, pero no podía dejar de preguntarme lo que sería tener padres que me recogieran. ¿Les hablaría de mí poder? ¿Les hablaría acerca de Cam?

Unos pocos coches quedaban en el estacionamiento, pero mi mirada se posó en uno viejo y negro con una abolladura en la puerta, y un alto niño junto a él. Jack, por supuesto. Él estaba hablando con Alessandro y Allie.

Se apoyó en el coche con su postura perezosa de costumbre. Levantó la vista y capturo mi vista. Le di un saludo rápido y luego seguí caminando.

Dos coches más entraron en el estacionamiento mientras los últimos rezagados salían. Pasaron por delante de mí hacia los chicos en la parte posterior del estacionamiento. Un minuto después oí a Alessandro y Allie saludando a sus padres, y a continuación, diciéndose adiós el uno al otro.

"¿Llámame más tarde?", dijo Allie, más como una declaración que una pregunta.

Incluso su voz era linda. Nadie contestó, pero yo tenía la sensación de que Jack estaba asintiendo.

Las puertas del coche se estrellaron, y luego las ruedas crujían lentamente. Los coches se detuvieron junto a mí mientras me acercaba a la boca del aparcamiento.

Allie se asomó por la ventana. "¿Necesitas que te lleve a algún sitio?"

"Está bien, nos vemos el lunes." Allie me dio una de sus sonrisas de animadora. Su madre, quien compartía el mismo grueso pelo marrón y ojos azules de Allie, me disparó la misma sonrisa.

Salieron un segundo después, siguiendo a Alessandro. Eché un vistazo rápido alrededor para confirmar que estaba sola. O casi sola. El coche negro cruzó la boca del estacionamiento, se detuvo y, a continuación se apeo a mi lado.

Jack se inclinó sobre el asiento del pasajero y bajó la ventanilla. "Oye, ¿dónde te diriges? ¿Hacia una cita ardiente?"

‛Así es. Yo y el viernes por la noche es una loca combinación."

"Me di cuenta. ¿Dónde está tu Príncipe Encantador?"

"Él no es mi Príncipe Encantador, y ¿qué sé yo dónde está?" Últimamente, Jack se la había tomado con burlarse de la cantidad de tiempo que pasaba con Cam. Me molestaba porque me sentía culpable de evitarlo cuando Cam estaba cerca. Pero a una parte de mí también le gustaba, porque pensé que si Jack se daba cuenta y pensaba que estábamos juntos, entonces otras personas—como Anna—podrían pensarlo también.

"Si tú lo dices."

Seguí caminando. Coche de Jack arrastrándose despacio detrás de mí.

"¿Qué estás haciendo conduciendo?" le pregunté. "No tienes dieciséis años."

"Tengo una licencia que dice que yo los tengo."

Negué con la cabeza. "Realmente eres un delincuente."

"No es gran cosa. Mi amigo se dirigía a Seattle el fin de semana con algunos de sus amigos, y él sabía que yo iba a apreciar el hecho de que me dejara las ruedas, por lo que dejo el coche para que yo lo usara."

"¿Y la licencia?"

"¿Dónde está la abuela?" Evitó a mi pregunta.

"Ella tiene una cita con el médico."

"¿Por qué no dejas que te lleve a casa? No creo que haya un autobús durante otros veinte minutos, y las nubes parecen repugnantes."

Tuve que admitir que la idea de estar de pie junto a la carretera en un aguacero no era atractiva. La carretera 78 era una ruta de camiones a través de Danville, no exactamente un lugar escénico para pasar una tarde de viernes, y un verdadero túnel de viento cuando la atravesaban los camiones. "Probablemente no debería‛.

"La abuela no querría que te deje aquí. No un dulce chico como yo.‛ Lanzó un puñado de envoltorios de comida rápida y los periódicos en la parte trasera del coche e hizo un gesto hacia el asiento del pasajero. "Es sólo un par de millas. Vamos."

"Bueno, supongo que si lo pones de esa manera." Me acerqué a la puerta y tiré de la manija. Tuve que darle un fuerte tirón antes de lograr abrirla. El asiento era de plástico negro brillante con algunas rasgaduras. Había una cantidad impresionante de basura en el suelo y alrededor de los asientos. Me aclaré un lugar para mí y mi mochila, y me senté con cautela. "Lindo coche."

‚Gracias‛ dijo arrastrando las palabras.

Me quedé mirando su perfil. Había momentos en que miraba a los ojos de Jack y veía algo oscuro y sombrío escondido allí. Tal vez era lo mismo que Hennie veía. Lo hacia verse perdido y triste, y cada vez que lo veía me enojaba con su mamá y toda la gente que debería haber estado alrededor para cuidar de él, pero no habían estado.

Apoyé la cabeza contra el reposacabezas y cerré los ojos. De repente, no podía esperar para estar en casa.

"¿Así que crees que nunca recibiré una invitación a cenar otra vez? ¿O has decidido que al Príncipe Encantador no le gustaría, al igual que no quiere que me hables en la escuela nunca más?"

El ataque me atrapó con la guardia baja. Mantuve mis ojos cerrados y luché con una ola de p{nico. ‚¿Qué quieres decir?‛

‚Mira, tendría que ser idiota para no ver como tratas de evitarme, Dancia. Por lo menos cuando hay otras personas alrededor. Y no es difícil de averiguar por qué."

"No sé lo que estás hablando. Sólo estoy ocupada. Tú no eres mi único amigo, ya sabes."

"No me mientas", dijo, agitando una mano cansada. "Es demasiado obvio".

"Yo no estoy mintiendo", insistí.

"Danny". Su voz era tranquila. "Pensé que eras mejor que eso. Pensé que no eras como el resto de ellos."

Supongo que me sentía un poco a la defensiva, o culpable, o ambas cosas, porque lo siguiente que salió de mi boca fue totalmente inesperado. "¿Qué pasó en la pared, entonces? Si somos tan honestos el uno con el otro, ¿por qué no me dices lo que pasó en la pared?"

Me arrepentí de las palabras al instante. Me había pasado. Nada había sucedido en la pared. Nada especial, de todos modos.

Miró en el espejo retrovisor. "Te ayude animándote"

‚Me imagine que…‛

"¿Has notado al coche color canela, dos cuadras atrás?" Me senté recto en el asiento y comencé a darme la vuelta. Él movió la cabeza rápidamente. "No, no te des la vuelta.

Mira en el espejo. ¿Ves el auto canela?"

Había un sedán anodino, tal vez un Buick, en una señal de alto a dos cuadras detrás de nosotros. "Claro, le veo."

"Mira esto". Jack presionó el acelerador y se viro a la izquierda rápidamente.

Después de correr a través de las siguientes dos intersecciones, se dejó caer a paso de tortuga. Segundos después, los neumáticos del Buick chillaron mientras daba la vuelta a la misma esquina. Desaceleró bruscamente y se mantuvo a una distancia segura detrás de nosotros.

Jack repitió el movimiento varias veces más –Acelerando para dar un giro, luego arrastrándose lentamente por el próximo par de cuadras. Cada vez que lo hacía, el coche tostado aparecía un minuto más tarde, rápido y luego lento, persistente en las intersecciones y no se acercaba demasiado. Dudo que me hubiese dado cuenta si Jack no lo hubiese señalado.

"¿Qué está pasando?" Le pregunté, mis nudillos blancos alrededor de la manija de la puerta. Aunque traté de no pensar en ello, no podía dejar de notar de que el Buick tostado se parecía al coche que pensé que había visto siguiéndonos a la abuela y a mí después de Halloween.

Jack hizo rugir el coche, a través de las dos siguientes señales de parada como si no estuviera allí, sacó dos rápidos derechazos y luego una vuelta en U, y corrió por una calle de sentido único. Terminamos a pocas cuadras de mi casa. Detuvo el auto y se paso los dedos por el pelo. Le temblaban las manos.

"¿Estás bien?" le pregunté.

Él resopló y golpeó el volante con el puño. "Odio cuando ellos me siguen." La violencia apenas contenida salió de él en ondas.

"Tal vez es una coincidencia", le dije.

Se rió, en un sonido plano que no tenía pizca de diversión. ‚Correcto.‛ Hizo una pausa y luego dijo, "Debería llevarte a casa. Estarán esperándonos allí de todos modos.

No sé por qué me molesto."

Manejamos las últimas cuadras en silencio. Miré hacia arriba y hacia debajo de la calle con aprensión, pero no logre ver a ningún Buick color canela. Jack aparcó su coche en el parque y miró al frente.

"¿Quieres pasar por un minuto?" Estaba loca por preguntar, pero había una línea blanca alrededor de sus labios, y sus manos temblaban mientras las mantenía cerrando y aflojado en el volante.

Sopló otra respiración. "¿Está segura de que eso es lo que quieres?" Sus ojos se habían vuelto del color gris a plateados.

No estaba segura, pero no creía que pudiera retroceder ahora. "La abuela estará en casa pronto. Podemos sentarnos en el porche hasta que llegue aquí." Traté de hacer que sonara como que era regla de la abuela y no solo yo estando aterrada por dejarlo entrar en la casa.

Él asintió con la cabeza.

Caminamos hasta el porche. Me senté en el banco, pero Jack se paseaba delante de mí. De vez en cuando pegaba un puño cerrado en su palma abierta. El silencio entre nosotros creció, y yo no sabía cómo romperlo. Jack lucia como si estuviera luchando con algo—algo que quería decirme, y a la vez no. Algo grave.

Por último, se dio la vuelta y me fijo con una mirada plateada. "Estuve en la cárcel.

Hace un par de años".

"Oh," dije en voz baja.

"Era un centro de detención de menores. Yo tenía trece años, corriendo con una banda que robaba coches en Portland. Me metieron allí unos meses, y luego hice un año de pruebas. Mi mamá se presentó en el juicio y fingió diciendo que íbamos a vivir juntos. Ella no quería volver a pasar por la molestia de ponerme con una familia de acogida. Yo sabía que ella no me quería ahí, así que no iba mucho a casa. Cuando estaba en libertad condicional tenía que reportarme con ella y con el oficial de libertad condicional todo el tiempo, mantener mi asistencia en su estúpida escuela. Era una mierda. Yo no podía ir a ningún lado sin que alguien supiera dónde estaba."

Se paseó por todo el porche, y yo le miraba, apenas respirando, no queriendo interrumpir el flujo de sus palabras. "¿Es por eso que odias tanto ser seguido?"

16 Es el instituto por el cual se le otorga al imputado la posibilidad de suspender el avance del proceso penal a cambio de que el imputado se comprometa a realizar tareas comunitarias y resarcir económicamente a la víctima del delito investigado, en una medida razonable según las posibilidades del propio imputado.

"Supongo". Se dejó caer en el banco junto a mí. "Cuando yo era muy pequeño, era mi papá el que nos perseguía. No estoy seguro de que es peor, los chicos de Delcroix o él."

Mi estómago se redujo. "¿Por qué tu papá te seguía?"

"No era un tipo muy agradable. Mi madre trató de evitarlo durante años, pero siempre nos encontraba".

"Oh." De lo que yo recordaba, Tom Landry siempre había parecido lo suficientemente bueno. Del tipo calmo. Siempre decían que esos eran de los que tenías que cuidarte.

"Mierda." Jack corrió los dedos por su pelo. "Simplemente me molesta, eso es todo."

"¿Todavía..." Traté de imaginar al Jack de trece años robando un coche. "Quiero decir, ¿cómo podrías robar cosas? ¿No tenias miedo que te pillaran? ¿No te parecía mal?"

‚Fui atrapado‛ Se levantó y metió las manos en los bolsillos. "Y no, no me parecía mal. Todavía no me parece mal. A mi modo de ver, llegué a un acuerdo vago con la vida.

Tuve un papá de mierda que me golpeaba, una drogadicta de madre, y algunos poderes extraños que hacen que ambos me odien. Si tengo que ayudarme un poco de lo que otras personas tienen, me imagino que lo merezco."

Debería de haber estado preparada, pero la mención de ‘poderes’ aspiró el aire de mis pulmones. Luché para pensar de manera lógica, lo que requería ignorar la palabra que no podía procesar completamente. "Jack", logré decir, "¿estás en problemas?"

Él ladró una risa. "¿Además de con tu novio? No, yo no estoy en problemas".

No pude reprimir un pequeño estremecimiento de placer ante la idea de Cam siendo mi novio. "No quise decir en la escuela. Quiero decir, con el tipo que te prestó su coche, o con quien sea que estás viviendo."

Él negó con la cabeza. "Es la gente Delcroix. Sé que lo es. Han estado en mi cola desde que llegué a la ciudad. Trato de perderlos cuando dejo la escuela, pero son buenos en lo que hacen. No siempre los ves hasta que es demasiado tarde. Como hoy"

‚¿Como el tío de las Gafas de Sol?‛

Jack ladeó la cabeza. "¿Quién diablos es el tío de las Gafas de Sol?"

Me sonrojé. "El tipo que estaba siguiéndote el día que nos conocimos."

"Oh. Sí, él era uno de ellos."

"No creo que sean de Delcroix," dije, cruzando los brazos sobre el pecho. "Eso no tiene ningún sentido."

Jack dio unos pasos hacia mí. "Dancia", dijo, "¿no te lo imaginas a estas alturas?

Delcroix no es sólo un centro privado ordinario en una colina. Están buscando a los niños como tú y yo. No sé lo que quieren hacer con nosotros, no lo he averiguado todavía. Pero no tienen ninguna intención de dejar que nos deslicemos a través de sus dedos. Desde que empezó la escuela he intentado muy duro perderme en las multitudes, y es imposible. Siempre están ahí."

Me concentré en la puerta principal, temiendo lo que vendría después. "¿Qué quieres decir, con niños como tú y yo?"

Se arrodilló delante de mí y me agarró la mano. "Es hora de confesar. Di la verdad.

Nosotros dos. Lo puedo sentir cada vez que te molestas. Como esta mañana—No sé lo que le hiciste al tío de las Gafas de Sol, pero prácticamente pusiste mis pelos de punta. Y

luego, en la clase del Sr. Fritz, tú querías hacer algo entonces, sé que lo hiciste. Y te hiciste enfermar a ti misma cuando trataste de detenerlo. Y la pared. ¿Estás segura que quieres hablar sobre la pared? Porque te ayudé allí, y tú lo sabes. Así que estamos igual, tú y yo.

No somos normales. Ninguno de los dos. Vamos a admitirlo, ¿de acuerdo?"

Lágrimas inundaron mis ojos. De repente todo lo que podía pensar era en correr. Yo no quería hablar con Jack sobre poderes, o Delcroix, o chicos en Buick color canela. Sólo quería que me dejaran sola. Salté de la banca y corrí hacia la puerta, buscando a tientas con las manos temblorosas la llave en mi bolsillo. Después de varios intentos me las arreglé para meterla en la cerradura. Haciendo caso omiso de la voz insistente de Jack detrás de mí, abrí la puerta y traté de lanzarme dentro, pero algo bloqueo mi camino.

Levanté mis manos pero no pude encontrar un borde.

O el aire se había vuelto sólido, o había algo bloqueando la puerta.

Algo invisible.