Capítulo 6

Una semana después, mientras yo y la abuela entrábamos al estacionamiento de la Academia Delcroix, yo estaba llena de confianza y optimismo por el año que venía. Salí del auto lista para el primer día de escuela, sonriendo a cualquiera que veía, sabiendo que sería un éxito en todo lo que iba a intentar.

¡Ja! En realidad, mientras desabrochaba mi cinturón de seguridad y me preparaba para transportarme a mi misma fuera de nuestra vieja camioneta Volvo, decidí que aceptar ir a Delcriox fue la peor decisión que había tomado nunca.

Porque mientras más pensaba acerca del accidente con aquel auto, peor me sentía.

Ellos pasaron el accidente en las noticias de esa noche como una excusa para hablar acerca de la importancia de los cinturones de seguridad, y para mostrar fotografías sangrientas de lo que puede pasar si no lo usas correctamente. Mostraron fotos de un hombre que se había golpeado la cabeza con el parabrisas y murió dos días después por una lesión cerebral.

Yo podría haberlo hecho. Matar a alguien.

No podía encajar en Delcroix. Chocaba autos por capricho y dejaba caer ramas sobre las cabezas de los chicos. Dentro de la primera semana en la escuela probablemente enviaría un yunque a estrellarse sobre algún genio de Delcroix y terminaría como sospechosa de una investigación gubernamental top-secret.

‚Estoy tan orgullosa de ti, Dancia, por decidir darle una oportunidad a Delcroix. Sé que parece un poco intimidante ahora, pero estoy segura de que te va encantar estar ac{.‛

Logré darle una media sonrisa. ‚Sí, seguro. Bueno, supongo que te veré el viernes.‛

Me incliné para darle un beso en la mejilla y luego salí del auto antes de que ella pudiera decir algo más.

Caminé hacia la parte de atrás del auto y golpeé el panel del baúl al lado del pestillo tres veces, fuerte, así la puerta se abriría. Cuando finalmente lo hizo, moví mi espantosa, negra y plateada—de segunda mano—maleta, hacia adelante y atrás hasta que logré sacarla fuera y la dejé caer al suelo con un ruido sordo. Ellos nos dijeron que teníamos permitido traer una maleta de cosas, y que estos serían recogidos en el estacionamiento y llevados a nuestros dormitorios mientras nosotros estábamos en orientación.

Con mis pertenencias ya asentadas, di un vistazo alrededor. Filas de espacios para estacionar llenaban el angosto lote. Un solitario roble colocado en un extremo, más o menos a 20 pies fuera de la reja de hierro que rodeaba el perfectamente podado césped verde vivo de Delcroix. El árbol tenía extendidas, ramas desaliñadas y una desigual corona. En un costado, las hojas verdes oscuras descendían lo suficiente para tocarlas, mientras que el otro, de la cepa de una rama de 15 pies de alto brotaban gruesas ramas con nuevas ramitas.

Por alguna razón, las irregulares ramas eran tranquilizadoras, y el árbol lucía lo suficientemente grande para esconderse detrás. Siempre era bueno saber que tienes opciones.

Me quedé de pie por un minuto mirando a la Abuela a través de la ventana. Ella me saludó con su mano y luego se puso los enormes anteojos plásticos para el sol sobre sus anteojos comunes. Ya estaba lista para una mañana de paseo con su velour azul y blanco y labial rosa brillante haciendo juego. El estar cerca del auto me hacía sentir un poco mejor, y pensé por un minuto pedirle que se quede, por lo menos hasta que el autobús llegara.

Pero nadie en la escuela intermedia esperaría junto a su Abuela el autobús. Esa mañana, yo había hecho un enorme alboroto para que se fuera tan pronto como yo descargara mi maleta, y ella había acordado que lo haría. Supuse que ella pensó que había ganado la guerra al conseguir que yo le diera una oportunidad a Delcroix, así que me había dejado ganar esta única batalla. Ahora parte de mi deseaba que ella hubiese peleado un poco más fuerte.

De mala gana, agité mi mano en respuesta, y ella lentamente se alejó en el coche. No tenía ninguna elección entonces, asique me volteé y empecé a mirar a los chicos que estarían ahí para presenciar mi perdición.

Digo, mi primer año.

Ellos llegaron a la frontera de la carretera 78 in grandes SUVs y lujosas Subarus nuevas, con sus neumáticos crujiendo sobre el ripio. Me pregunte si yo sería la única que no tenía un fondo fiduciario. Okay, para ser honesta, todos aquí manejan Subarus, y algunos de ellos lucían completamente normales, pero no gasté mi tiempo mirándolos a ellos. Me enfoqué en los súper ricos. ¿No es lo que cualquiera haría?

Un pequeño grupo comenzó a formarse en un extremo del estacionamiento: chicas usando shorts ultra cortos y remeras ajustadas que resaltaban sus perfectos pechos y sus panzas planas, y chicos parados a unos cuantos pies de ellas usando jeans o bermudas, pretendiendo que no estaban mirando a las chicas. Sus maletas estaban dispersas alrededor de ellos, montones de cajas negras brillantes con remaches plateados en las esquinas, y repletas de bolsas de lona que lucían listas para estallar. Algunas maletas estaban pintadas con colores brillantes, o decoradas con logos de equipos o stickers de skateboards. Ninguno lucía lo bastante viejo o deprimido como el mío.

Mientras miraba alrededor, me di cuenta de que la multitud era diferente a lo que acostumbraba ver en mi escuela media. Aparte de los chicos ricos, los grupos con los que estaba familiarizada—los deportistas, los nerds, los cerebritos, los góticos—no estaban ahí. Quiero decir, había chicos que probablemente meterías en aquellas categorías, pero ellos estaban pasando el tiempo en camarillas de dos o tres, mientras todas esas otras clases de chicos seguían llegando. Había chicas de cabello largo en mallas, chicos con rizos al estilo de los rastafaris, una chica sosteniendo un par de baquetas, chicos con muchos piercings en inusuales lugares, y nerds que sus camisas estaban tan metidas dentro de los pantalones que prácticamente llegaban a sus axilas. También había todo tipo de etnias, mientras que en Danville eran mayormente blancos.

Algunos muchachos empezaron a lanzar un frisbee adelante y atrás, y una chica que parecía aficionada a los deportes usando short de fútbol—Adidas y zapatillas se unió al juego.

Ella era el tipo de chica a quien yo odiaba desde el primer momento—cabello castaño, largo y lacio, en una genial cola de caballo, cuerpo perfecto, piel bronceada, y aparentemente sin miedo de dejar caer el frisbee o ponerse en ridícula ella misma.

‚¿Juegas?‛

Estaba tan concentrada en la chica que había decidido odiar (su nombre tenía que ser algo dulce y encantador, como Beth o Sarah), que la voz a mi lado me sobresaltó.

‚¿Eh?‛ Quité mis ojos de la Chica Perfecta para examinar el espécimen mucho m{s normal a mi lado. Esta chica, a quién estaba aliviada de ver, era baja y tenía el cabello casi tan rizado como el mío. Sólo que aparentemente no había aprendido a peinarlo, de manera que rodeaba su cara como una nube negra de al menos dos pies de diámetro.

Usaba una camisa y jeans, a pesar del hecho de que el sol hizo un Agosto caluroso aún a las nueve en punto de la mañana, y nos habían dicho que usáramos ropa cómoda porque algunas de nuestras actividades de orientación se harían afuera.

‚Frisbee. ¿Juegas frisbee?‛ Ella tenía una agradable voz y una amplia sonrisa.

Me encogí de hombros y traté de parecer reservada. ‚No mucho.‛

Había una maleta a unos pasos de donde estábamos paradas, que combinaba perfectamente. Supuse que probablemente costaba tanto como nuestra casa.

‚Dancia.‛

‚Wow, ese sí es un nombre genial. ¿Qué significa?‛

‚No lo sé. Imagino que lo inventó mi mam{.‛

Esther se rió. ‚Bueno, suena genial. Entonces, ¿estás tan nerviosa como yo? Creo que dormí alrededor de treinta minutos anoche.‛

Inconscientemente, sonreí. ‚Creo que me has ganado. Yo dormí por lo menos una hora.‛

Ella suspiró dram{ticamente, sus ojos oscuros brillando. ‚Estoy celosa. ¿Me codearías si me quedo dormida durante algo importante? Con mi suerte, terminaré en detención incluso antes de que la escuela empiece.‛

Esther, sospeché, nunca había pasado un día de su vida en detención.

Charlamos durante unos cuantos minutos. Esther hizo todo clase de preguntas – de dónde era yo, cómo era mi escuela media, qué tenía ganas de hacer en Delcroix. Me tomó ese tiempo darme cuenta que ella había usado mi propia táctica en contra mía. Era admirable, de hecho, la manera en que me había sonsacado. La diferencia era que Esther

alternaba entre hacer preguntas y contarme acerca de ella. Cuando quise darme cuenta, estábamos hablando como viejas amigas.

Excepto, que se suponía que yo no debería de estar haciendo amigos.

Justo cuando me estaba dando cuenta de que necesitaba poner un freno a la conversación, un autobús pasó a través de las enormes puertas en el otro extremo del estacionamiento, y nuestras bocas se cerraron. El autobús tenía la forma del viejo amarillo queso que me había recogido cada día para ir a la escuela media, pero este había sido pintado de color gris acero. Se detuvo en una parada cerca de las puertas, asique me puse la mochila al hombro, agarré el extremo de mi maleta, y comencé a arrastrarla en esa dirección. Aunque debería haber abandonado a Esther ahí mismo, me pareció que estaba demasiado nerviosa con el pensamiento de manejar todo esto por mi cuenta.

Di la vuelta hacia ella. ‚¿Vienes?‛

Ella asintió con la cabeza rápidamente y recogió su mochila. Su maleta tenía una manija sobre un extremo y rueditas, y empezó a jalarla detrás de ella. Me sonrío de oreja a oreja y yo a regañadientes le sonreí de vuelta. Esther tenía un aire de confianza, y estaba segura que ya había asumido que ahora éramos mejores amigas, y eso era extrañamente magnético.

Enseguida empezó a hablar de vuelta. ‚¿Crees que entraremos todos en un sólo autobús? ¿o van a hacer dos viajes? No puedo creer que no te dejen manejar hasta la escuela, por ti mismo. Mi papá dice que es una buena medida de seguridad, pero yo creo que es demasiado, ¿tu no?‛

Asentí, pero no hablé. Estaba concentrada en arrastrar mi maleta y no dejarla golpearme en los talones con cada paso. Ella apenas pareció notarlo, hablando de cómo su madre era una abogada quién trabajó en la oficina del fiscal del distrito, y de cómo su padre la había llevado a orientación, lo cual fue en realidad un largo viaje porque ellos vivían en las afueras de Seattle, pero él dijo que la llevaría porque sería una experiencia increíble. Según Esther, seis personas que habían ido a Delcroix fueron Representantes de la Casa de EEUU y dos en el Senado, sin mencionar al hombre que recién se convirtió en juez de la Suprema Corte. Naturalmente, yo no sabía nada acerca de esto, pero Esther en realidad parecía saber e interesarse acerca de política.

Aparte de eso, a Esther claramente le gustaba hablar. Quiero decir realmente , realmente le gustaba hablar.

Decidí que estaba bien, porque si ella se mantenía hablando, yo no tendría que hacerlo.

Nos reunimos al grupo de chicos que andaban de acá para allá en frente del autobús. La puerta se abrió con un silbido, y dos muchachos saltaron fuera. Me detuve y miré fijamente. Eran Cam y otro chico que no conocía. Sólo mirando a Cam todas mis dudas y mis miedos desaparecieron, y volvió ese sentimiento esperanzador que había dejado en Bevœ.

Cam sacudió su enmarañado cabello de sus ojos y levantó sus brazos. Sus bíceps sobresalían impresionantemente por debajo de una remera verde oscura. Un dragón dorado flotaba sobre la palabra Delcroix al frente, y la palabra staff cruzaba la espalda en iguales letras doradas.

‚Hey, todo el mundo, ¿podría tener su atención por un minuto? Trevor y yo tenemos algunas cosas que decirles antes de que abordemos el autobús.‛

Las chicas empezaron a susurrar entre ellas tan pronto como lo vieron.

‚Puedes tener mi atención todas las veces que quieras, Sr. Maravilloso,‛ Esther dijo por debajo de su aliento.

‚Mi nombre es Cam Sanders. Soy un junior en Delcroix. Soy del Staff de orientación aquí en el campus primero para ayudarlos a establecerse. Conmigo se encuentra Trevor Anderly.‛

Él señaló al otro chico, quien también usaba una remera del staff. Trevor era un poco mas bajo que Cam, con cabello rubio corto y ojos celestes que parecían cautivar a cada persona en la multitud de una sola vez. Cuando él posó su mirada en mí, algo acerca de el me hizo estremecer.

‚Trevor también es parte del staff de orientación y uno de los líderes de equipo. Él les dará un tour sobre los edificios y terrenos. El resto de las clases superiores llegaran la próxima semana. Por ahora, tienen a Delcroix todo para ustedes mismos.‛

Había aplausos desparramados, a los que Cam agradeció con una sonrisa, aún cuando el levantó sus manos para callarlos. ‚Como probablemente saben por el paquete que recibieron por correo, los siguientes días serán dedicados a orientarlos en Delcroix y conseguir que se establezcan dentro del edificio de Residencia –o la Res, como nos gusta

llamarla. Hoy tenemos planeadas algunas actividades de bienvenida, y ustedes tendrán tiempo para desempacar y conocer a sus compañeros de cuarto. Mañana recibirán sus horarios de clases, se reunirán con sus consejeros, y conocerán a sus profesores. El miércoles entrarán a los equipos de novatos. Sus clases comienzan el jueves, pero no se preocupen, los mantendremos ocupados hasta entonces.‛

Un murmullo comenzó entre la multitud, y unas cuantas personas levantaron las manos.

Cam sacudió su cabeza. ‚Estoy seguro de que tienen un montón de preguntas, pero gu{rdenlas hasta que estemos arriba en la escuela.‛ Él se volvió hacia el autobús y golpeó suavemente la puerta. ‚Esta es la vieja Bala Plateada,‛ él dijo. ‚Ella los llevar{ ida y vuelta a la escuela, y hoy hará viajes extras para que ustedes se preparen en la Res. Si van a casa los fines de semanas, deben estar de regreso para tomar el autobús el lunes a las 7.30 a.m.‛

‚Las clases empiezan a las 7.45, y si pierden el autobús de las 7.30, llegar{n tarde,‛

dijo Trevor. Él metió una mano dentro de su bolsillo, pero la pose no coincidía con el tono de voz. ‚Yo no perdería el autobús si fuera ustedes. Ellos no aprecian las llegadas tarde.‛

‚Seee‛ dijo Esther. ‚¿Ese chico piensa que es la Parca o algo así?‛

Escondí una sonrisa. Tenía el presentimiento que Trevor no apreciaría que un novato se riera de él.

‚Ahora,‛ Cam continuó, ‚pueden dejar sus maletas sobre el césped, y todos formen una fila hacia la Bala Plateada. Tenemos un montón para cubrir hoy, así que empecemos.‛

La multitud se amontonó en una fila bruta y empezó a subir los escalones. Nadie dijo mucho. Imaginé que todos estábamos un poco nerviosos. Incluso la Chica Perfecta, a quién vi unos pasos más adelante, tirando nerviosamente del cinturón de sus shorts.

Cam se mantuvo de pie junto a la puerta, sonriendo a todos los que iban subiendo.

Trevor nos miraba con el ceño fruncido desde atrás de la fila. Cuando pasé al lado de Cam, dejé caer mis ojos, pero el agitó su mano y puso su brazo alrededor de mis hombros como si fuéramos viejos amigos.

‚Dancia, que alegría verte,‛ él me dijo, dándome un apretón. ‚Hazme saber si necesitas algo, ¿okay?‛

Pensé que podía haber asentido, pero para ser honesta, en ese momento todo se volvió un poco borroso. Una vez que él puso su brazo a mí alrededor, el mundo entero se volvió oscuro y silencioso, y todo lo que podía ver o escuchar era Cam. Él era cálido y olía un poco a madera, como un pino bajo el sol caliente. Cerca, sus ojos me cautivaron, suaves y atractivos.

Luego su brazo se había ido y estaba señalando a alguien más en la multitud. Pero el mensaje había sido enviado, y los chicos que estaban cerca me miraron con una clase de respeto.

‚¿Lo conoces?‛ Esther bufó tan pronto est{bamos en el autobús, su frente arrugándose con asombro.

‚Él fue mi reclutador,‛ dije, tratando de sonar indiferente.

‚¿Tu reclutador?‛Esther repitió. ‚¿Qué quieres decir?‛

‚Él vino a mi casa con el Sr. Judan para obtener que venga a Delcroix. ¿No fueron a tu casa?‛

Ella sacudió su cabeza. ‚No, sólo recibí una carta en el correo. Puede que alguien haya llamado a mi mamá. ¿Pero porqué necesitarían reclutar a alguien? Todo el mundo sabe cu{n increíble es esta escuela.‛

‚Oh, si, verdad.‛ Un pequeño sonido de disconformidad tiñó mi voz mientras trataba de imaginar porque ellos habían enviado alguien a mi casa y no a la de ella.

‚Bueno, es probable que hayan ido porque yo vivo en Danville. Ellos deben visitar a las personas que est{n cerca.‛ No mencioné el salir a almorzar, lo cual ahora parecía completamente extraño.

‚Sí,‛ ella hizo eco. ‚Bueno, como sea. No puedo creer que él te haya tocado.‛ Su sonrisa me dijo que no estaba preocupada acerca del tema del reclutamiento, y yo exhalé en señal de alivio.

‚¡Esther!‛ Llamó una chica desde el fondo del autobús.

Esther chilló en respuesta, ‚¿Hennie?‛

La chica tenía un largo cabello oscuro y piel olivácea. Sus ojos eran marrones oscuros, y un pequeño hoyuelo destacaba en su mejilla. India, adiviné. Aunque era más bonita que la Chica Perfecta, algo en su nerviosa expresión que me hizo imposible odiarla. Su mirada se mantuvo mirando de un lado a otro en el autobús, y cuando le hizo señas a Esther, ella lucía vacilante, como poco segura de ser bienvenida.

Esther me arrastró por el pasillo hasta que nos paramos en frente de Hennie.

‚Dancia, ella es Hennie. Ella y yo fuimos juntas de campamento por años. Éramos mejores amigas hasta que se mudó a Los Ángeles.‛ Ella se inclinó y le dio a Hennie un enorme abrazo. ‚¿Qué est{s haciendo ac{?‛

La cara de Hennie brilló, y se rió tontamente. Su risa era delicada, un sonido musical, del tipo que yo soñaba hacer cada vez que abría mi boca y un resoplido salía.‛¿Tu que piensas? Nos mudamos de vuelta a Seattle. Mi papá consiguió un nuevo trabajo cuando recibí la invitación de venir a Delcroix. ¿Te sientas conmigo?‛ Ella palmeó el asiento al su lado, luego se congeló, y su mano cubrió su boca en shock. ‚Oh, lo siento,

¡qué grosera! Probablemente te sentar{s con tu amiga. No fue mi intención…‛

‚No, no.‛ Sacudí mi mano hacia ellas. ‚No se preocupen por eso.‛

‚Sí, no se preocupen por eso. Dancia se sentar{ conmigo.‛

Me di la vuelta, sin reconocer la voz detrás de mí. Luego mi boca cayó abierta. Era el chico de cabello oscuro, aquel al que protegí al chocar aquel auto. Con la excepción, que ahora él parecía todo menos asustado.