Capítulo 5
A la mañana siguiente, me desperté temprano tras una noche de dormir muy poco, para tropezar en el cuarto de baño. A través de los ojos hinchados y mi usual atractivo mañanero—mitad frizz, mitad rizos—
pude visualizar una arruga causada por mi abultada almohada, en mi mejilla.
Removí con poco de entusiasmo algunos puntos negros. Todo mi cuerpo se sentía inusual. Y pasé la noche fantaseando con Cam, imaginándonos como novio y novia, caminando por la sala tomados de la mano. Eso fue dolorosamente delicioso, incluso en mi mente, y definitivamente no era nada favorable para una noche de sueño reparador.
Pero sabia, que él solo había sido amable, y tuve que recordarme a mí misma, que él solo estaba haciendo su trabajo.
Como si eso podría evitar el desarrollo del enamoramiento del siglo. Decidí ir a trotar. Correr por lo general me ayudaba a despejar mi cabeza. Y ahora que conocía a Cam, yo tenía una figura que mantener. Saqueé mi cesto y encontré un viejo par de pantalones cortos y una relativamente limpia camiseta con una foto de Danville Hospital Central en él.
La abuela no es de lavar la ropa, y por desgracia, yo tampoco lo soy.
La puerta de la abuela estaba cerrada, lo que fue un alivio porque tenía la sospecha de que ella quería hablarme cobre Delcroix tan pronto como se despertará. De puntillas pase delante de su dormitorio y atravesé la sala, cerré la puerta detrás de mí, y comencé con un ritmo decente por la calle.
De acuerdo con la abuela, la gente en Danville hacia mucho dinero trabajando en el molino o la tala en los bosques. Pero detuvieron la tala antes que yo naciera y por ende cerraron la fábrica, así que ahora sólo hay una gran cantidad de casas en ruinas y gente sin trabajo. Gente como la abuela y yo, que apenas lo están consiguiendo.
El lado positivo es que los bosques cercanos son pequeños y gruesos, y hay senderos a pocos kilómetros de mi casa. Cuando yo era una niña, la abuela me llevaba de picnic y paseos por la naturaleza, y siempre me encantaron, aunque yo fingía que no era así. Me siento mejor en el bosque como si mis problemas no fueran tan abrumadores.
Vivimos cerca de Mount Rainier, que siempre me ha preocupado un poco, porque dicen que es sólo cuestión de tiempo antes de que haga erupción de nuevo, y sería sólo gracias a mi suerte quedar atrapada en un flujo de lava loca. Pero esta mañana todo lo que pude ver fue el pico en la distancia, cubierta de nieve. Parecía tranquilo, y el aire era húmedo y quieto. El golpe de mis zapatillas de deporte contra el camino era el único sonido que podía oír, y me calmé un poco mientras corría.
Tal vez las cosas serían diferentes en Delcroix, como me dijo Cam. Tal vez no iba a sentirme amenazada. Quizás no iba a intentar tan difícilmente ser invisible. La Escuela de Danville no era precisamente un buen lugar para destacar, pero con todos los niños increíbles en Delcroix, nadie tendría que prestarme demasiada atención, ¿verdad?
A pesar de que odiaba la idea de dejar a la abuela sola, tenia que admitir que vivir en Delcroix sonaba bastante sorprendente. No había citas con el médico, ni cocinar o limpiar, y tendría una computadora, una biblioteca que podría utilizar cada vez que yo quisiera...Y también, ahí estaba Cam. Vivir en Delcroix significaba que podría llegar a ver a Cam todos los días.
Las imágenes de Cam parecían bloquear todo mi pensamiento racional, y por eso, no vi al chico que corría hacia mí hasta que estuvimos a punto de chocar. El estaba mirando por encima de su hombro mientras fruncía el ceño hacia el camino detrás de él, su ceño fruncido era, como una mancha oscura en su frente. Tenía largas piernas y brazos, pelo negro, y piel pálida. Y me pareció ver el garabato de un tatuaje en sus bíceps.
"¡Hey!" grité, esquivándolo justo a tiempo para evitar ser aplastada.
El se detuvo y se dio la vuelta. Su mirada se precipitó violentamente de mi cara hacia la carretera y atrás. El sudor perlaba su frente. La cual el limpio con una impaciente mano temblorosa. Vi el pánico en sus ojos, y el miedo en la forma rígida y desigual que mantenía sus movimientos, como si no pudiera permitirse estar tranquilo.
"¿Estás bien?" le pregunté.
Miró por encima del hombro de nuevo, y luego dio un paso más cerca de mí.
Agarrando mis hombros, miró a la derecha de mi cara. "Si un hombre te pregunta si me has visto, di que no ¿de acuerdo?"
Hermosos ojos, de color gris plateado se asomaban entre las puntas de sus negras pestañas. Me quedé inmóvil, incapaz de alejar mi mirada de la de él.
"¿Está bien?", repitió, sacudiendo mis hombros. Su voz se quebró.
Tragué saliva, mi corazón latía fuertemente en mi pecho. Entonces, de pronto tuve una idea de porque el temor parecía consumirlo. "¿Debo llamar a la policía?"
"¡No!", dijo en voz desesperada. ‚No‛, repitió. "Sólo di que no me has visto."
Me dejó ir y comenzó a correr por la cuadra. Cuando llegó a la esquina, tomó la derecha y en la dirección del espacio abierto en el afueras de la ciudad.
Mientras el chico desaparecía de mi vista, un sedán de color beige apareció encabezando la calle, a varias cuadras de distancia. Se movía lentamente, deliberadamente.
Cuando el coche se acerco, pude ver al conductor mirando cuidadosamente de lado a lado. Era rubio, rasurado y limpio, y tenia gafas de espejo cubriendo la mitad de su cara. Cuando me vio, se detuvo y bajó la ventanilla del lado del pasajero, el cinturón de seguridad tirando firmemente contra su hombro mientras se inclinaba para mi lado.
Empujó las gafas de sol y su rostro tenía una apariencia de preocupación. "Disculpe, señorita, ¿ha visto a un niño corriendo por aquí? Él podría ser de su edad, alto, con un tatuaje en el brazo."
Mi corazón latía fuertemente, y se detuvo para volver a latir de nuevo. El zumbido de una tormenta de viento llenó mis oídos. ‚No‛, dije, tratando de parecer tranquila. ‚No he visto a nadie‛.
El tenía la boca apretada, que luego se convirtió en una mueca preocupada. ‚¿Está segura? Mire, mi hijo y yo tuvimos una pelea, entonces él salió corriendo. Estoy realmente preocupado por él. ¿Está absolutamente segura de que no lo vio?‛
Ahora sabía que algo malo estaba pasando. A menos que este hombre-padre de ese chico creyera que yo estaba en la escuela primaria, ya que pude percibir directamente que él estaba mintiendo. Y el chico tenía una mirada aterradora, ¿Por qué?
‚Mire, ya le dije que no. Ahora mismo estoy en medio de un entrenamiento, entonces si no le importa...‛ Con una mirada de fastidio, me aparté y comencé a correr de nuevo. Tomó toda mi fuerza de voluntad establecer un ritmo constante y mantener mis hombros sueltos, como si no tuviera idea de que algo inusual estaba sucediendo.
Detrás de mí, oí el motor del coche y un chirrido de neumáticos. Lancé una mirada por encima de mi hombro, justo a tiempo para ver el coche girar en la dirección del espacio abierto.
La misma dirección en la que el niño había corrido, tan sólo un minuto, antes. Él estaba en peligro. Yo no podía ignorar eso. Y yo era la única persona que podía ayudarle.
Sin poder hacer nada, fije la imagen del coche y esta apareció en mi cabeza. Un segundo después, los dos neumáticos delanteros reventaron como un sonido de escopeta.
El coche comenzó a colear salvajemente. Se oyó un ruido escalofriante y un chirrido de los neumáticos después, para luego, el sedán chocar contra una camioneta enorme roja que estaba estacionada al lado de la carretera.
Respiré profundamente, y me gire, para luego correr hacia el coche, mi corazón latía tan rápido que no pude oír cuando el latido del corazón se detuvo y luego comenzó de nuevo.
Una masa enorme se atascó en mi garganta. Yo no había creído que él iba a estrellarse de esa manera.
Por favor, que esté bien. Por favor, no permitas que le haya herido.
Una mujer con una bata salió corriendo de la casa detrás de la camioneta con un teléfono en la mano. Yo me acerqué lo suficiente como para mirar por encima de su hombro mientras se asomaba a la ventana del coche . ¡Gracias!, ¡oh gracias!
Al parecer, se había golpeado la cabeza con el volante, ya que había una grieta que bajaba por uno de sus lentes-gafas de sol, y una delgada línea de sangre conectaba sus cejas. Pero él estaba vivo. Él maldijo en voz alta y alejó las gafas de su rostro. Pero el
cinturón de seguridad lo mantuvo clavado en la asiento, entonces él tiró de él para soltarlo.
La mujer con el teléfono en mano comenzó a hacerle preguntas. "¿Está bien? ¿Puede oírme? ¿Sabe qué día es hoy?‛
El hombre le gritó algo a ella, pero yo no pude oír nada de lo que decía. La prisa había obstruido mis oídos, a pesar de que ahora sonaba en silencio, como el lejano rugido del mar. Él agarró un teléfono celular y lo sostuvo en alto, mirando a la mujer hasta que ella se alejó del coche. Tan pronto como ella le dio su espacio, se inclinó sobre su celda como si quisiera privacidad, y comenzó a hablar en voz baja. Unos segundos más tarde volteó su teléfono y lo cerró para luego empujar la puerta del coche. Pero la puerta no se movía, entonces él maldijo de nuevo.
Eso me facilitó el camino hacia la acera cuando vi a un par de personas salir de sus casas. Era evidente que la situación estaba bajo control. La señora de la bata de baño empezó a llamar a la policía o a un hospital, mientras que el hombre con las gafas de sol se salió por la ventana del coche, al estilo The Dukes of Hazzard. El comenzó a pasearse de un lado hacia el otro, murmurando frases desagradables y luciendo furioso. Una vez más empecé a correr, agradable y lentamente como si no pareciera que estuviera huyendo.
Alivio salió de mis hombros, junto con una sensación extraña, y desconocida de triunfo. Por lo general, después de que algo provocara mi poder, me sentía horrible. Me había dicho a mi misma no involucrarme, y que debería luchar contra el instinto de lanzar mi poder hacia alguien como un camión de diez toneladas. Invariablemente, me pareció no haber perjudicando a alguien, aunque me preocupada el hecho de que este herido, si hice lo correcto o no, ya no estaba en discusión. Esta vez me había librado de lastimar seriamente al tipo. Pero si no hubiera tenido el cinturón de seguridad... Bueno, el solo pensamiento de eso, me hizo temblar.
A pesar de eso, tenia la extraña sensación de querer reírme en la cara del ‘Señor Gafas de Sol’. Todo porque él había estado siguiendo a un chico, de aspecto rudo, y con un tatuaje que yo ni siquiera sabía.
Esa, precisamente, era la razón por la que tenía que mantenerme separada de los seres humanos normales. Era evidente que estaba desquiciada. Y que debería de sentirme culpable, pero ahí estaba yo disfrutando del recuerdo de ese hombre tirando de sí mismo a través de la ventana de su coche.
Gire en la esquina y me dirigí hacia el espacio abierto, siguiendo el camino del chico sin pensar. Por supuesto que él se había ido. Cuando llegué cerca de las tres cuartas partes de la cuadra, el ruido del accidente comenzó a desvanecerse, y la quietud de la mañana se reanudó. Miré mi reloj: apenas las 6 a.m. Siempre me asombraba la cantidad de cosas que podían ocurrir en un período tan corto de tiempo.
Fue entonces cuando oí el sonido de las pisadas.
Disminuí el paso. Tratando de no respirar entrecortadamente para poder oír mejor, pero mi corazón latía demasiado rápido. A pocas cuadras, la pradera estaba abierta, vacía y silenciosa.
¿El señor Gafas de Sol venia por mi? Los pasos continuaron, y lancé una mirada por sobre mi hombro.
Nada.
Disminuí el paso aún más, y el sonido creció mucho más, pero era suave y apenas audible. Demasiado miedo me dio para no mirar, entonces me detuve y me di la vuelta.
La calle estaba vacía.
Me sequé el sudor de mi frente y me obligué a sonreír. El Chico Tatuaje debía de haberme conmocionado realmente. Ahora estaba imaginando que estaba siendo seguida.
¿Qué tan ridículo eso era?
Empecé a caminar, mientras mi mirada volaba hacia atrás y sucesivamente a través de la calle. Cuando oí un nuevo ruido, grité, ‚¿Quién está ahí?‛
Una mujer abrió la puerta de una pequeña casita pintada de amarillo. Miró hacia arriba y hacia abajo, por el bloque y luego se me quedó mirando, obviamente, pensando que yo debía de estar loca, gritándome a mí misma de esa manera. Me reí nerviosamente y empecé a correr.
Algunas casas más abajo, un gato gordo de color naranja-atigrado y blanco estaba sentado en medio de la acera. Se quedó ahí, lamiéndose una pata y mirándome. Le saqué la lengua y aceleré el ritmo. Esta vez no me detuve hasta llegar a casa