El MANIAC en 1952. Estructurado como un motor V40 con válvulas en cabeza, medía alrededor de dos metros y medio de largo, dos de alto y medio de ancho, consumía unos 19,5 kilovatios y funcionaba a unos 16 kilociclos a pleno rendimiento. Las coberturas de polimetilmetacrilato sobre los registros mejoraban el flujo de aire, expelido a un ritmo de 50 metros cúbicos por minuto por los conductos superiores. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Julian Bigelow, Herman Goldstine, J. Robert Oppenheimer y John von Neumann en la inauguración pública del ordenador del IAS, el 10 de junio de 1952. «Oppenheimer nunca estuvo en contra de la máquina, y se hizo fotografiar varias veces así delante de ella, pero esa fue su principal aportación», afirmó Bigelow. «En realidad ni siquiera recuerdo verle por allí», añadió Willis Ware. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Equipo de ingenieros del IAS, 1952. De izquierda a derecha: Gordon Kent, Ephraim Frei, Gerald Estrin, Lewis Strauss, Robert Oppenheimer, Richard Melville, Julian Bigelow, Norman Emslie, James Pomerene, Hewitt Crane, John von Neumann y Herman Goldstine (fuera del encuadre). (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Personal del Proyecto de Computador Electrónico, 1952. De izquierda a derecha, sentados: desconocido, Lambert Rockefellow, dos desconocidas, Elizabeth Wooden, Hedvig Selberg, Norma Gilbarg, desconocidas. De pie, en medio: Frank Fell, tres desconocidos, Richard Melville, desconocido, Ephraim Frei, Peter Panagos, Margaret Lambe. De pie, al fondo: desconocido, Norman Phillips, Gordon Kent, desconocido, Herman Goldstine, James Pomerene, Julian Bigelow, Gerald Estrin y desconocido. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Zona de viviendas del IAS, 1950. En 1946 se compraron en una subasta en Mineville (en el norte del estado de Nueva York) once edificios excedentes de guerra con estructura de madera, que luego se desmontaron, se transportaron a Princeton por ferrocarril y se volvieron a montar bajo la supervisión de Julian Bigelow, pese a las objeciones de los vecinos más cercanos «debido a sus efectos perjudiciales para el área residencial de moda que va a invadir». (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Unidad de cable de alta velocidad, 1946. Antes de que dispusiera de cinta magnética, el cable grabador de acero era la vía más inmediata de obtener una entrada y salida de datos de alta velocidad, siempre que se lograra hacerlo correr a velocidades mucho mayores que las del equipo de grabación de audio de la época. «Con este fin se utilizaron dos ruedas de bicicleta normales y corrientes —informaba Bigelow—, en cuyas llantas de madera se practicó un surco de casi un centímetro de fondo por cuatro de ancho.» (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Oscilograma de una palabra de 40 bits producida a partir de un cable de grabación magnético, 1947. La transición de lo analógico a lo digital ya estaba en marcha. Con este sistema se lograron velocidades de hasta 30 metros (o 90.000 bits) por segundo, antes de que se decidiera reemplazarlo por un tambor magnético de 40 pistas. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
«Estabilidad de la célula binaria de un tubo de electrones». Bosquejo elaborado por Julian Bigelow para el primer «Informe de progreso provisional sobre la realización física de un instrumento de computación electrónica», publicado el 1 de enero de 1947. Los tubos de vacío eran dispositivos analógicos, y lograr que actuaran digitalmente en grandes cantidades no era un problema fácil de resolver. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Prototipo de registro de desplazamiento de once fases, 1947, construido con tubos de vacío en miniatura de doble tríodo 6J6. Para todas las transferencias de información dentro de la máquina se adoptó un «bloqueo positivo». Las tres hileras de conmutadores de cambio de estado permiten que todos los bits sean reproducidos en un registro intermedio antes de que se borre el registro inicial. El desplazamiento hacia la derecha o la izquierda, o la transferencia podía completarse en 0,6 microsegundos. Las lámparas de neón sobre la hilera superior de conmutadores de cambio de estado muestran el estado de cada bit. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Fabricación de modelos de producción de registros de desplazamiento, verano de 1948. Los diversos componentes tenían que reproducirse muchas veces, y se contrató a estudiantes locales para hacer la mayor parte del trabajo. Según Julian Bigelow, «muchas de nuestras máquinas eran manejadas por chicas de secundaria». (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Montaje de registros de desplazamiento de 40 fases, 1948. Los voltajes que alimentaban el filamento calentador y el cátodo de los tubos de vacío eran suministrados por el bastidor mediante conductores de chapa de cobre intercalados entre dos piezas de aislante, reduciendo así el ruido electrónico y eliminando todo el cableado visible salvo el relacionado con la arquitectura lógica de la máquina. La estructura física era tridimensional, así se optimizaba el enfriamiento del aire y se minimizaban los trayectos de conexión para mayor velocidad. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Diagrama funcional de un registro de desplazamiento, marzo de 1948. Sin precedentes en los que basarse, se exploró toda una serie de posibles formas de interconectar los diversos elementos del ordenador. «En esa época manteníamos interesantes discusiones especulativas con Von Neumann sobre la propagación de la información y la conmutación entre hipotéticas matrices de células —recuerda Bigelow—, y creo que el germen de sus posteriores estudios sobre autómatas celulares pudo haberse originado aquí.» (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
De izquierda a derecha: James Pomerene, Julian Bigelow y Herman Goldstine inspeccionando la unidad aritmética, 1952. Del total definitivo de 3.474 tubos de vacío del ordenador, 1.979 eran tubos en miniatura de doble tríodo 6J6. Se utilizaban rutinas de autodiagnóstico para identificar los tubos sospechosos antes de que fallaran. «El ordenador puede verse como un gran banco de pruebas de tubos», observó Bigelow. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Willis Ware explicando la arquitectura del ordenador en la Corporación RAND, en Santa Mónica, California, en abril de 1962. Ware, que en marzo de 1946 se convirtió en la cuarta persona contratada para el proyecto del ordenador del IAS, se marchó a California después de que se completara el MANIAC en 1951. (Cortesía de los Archivos de RAND)
Organigrama del 9 de diciembre de 1947 de un problema de Montecarlo que estaba codificando Klári, con la ayuda de Von Neumann, en el marco de un ensayo de computación manual realizado en Los Álamos previamente a la ejecución del problema en el ENIAC, ahora trasladado de la Escuela Moore, en Filadelfia, al Campo de Pruebas de Aberdeen. (Papeles de Von Newmann, Library of Congress)
Stan Ulam gana una partida de póquer en la División T de Los Álamos (s. f.). Desde la izquierda, y en el sentido de las agujas del reloj: desconocido, Carson Mark, Bernd Matthias, Stan Ulam, Foster Evans, George Cowan y Nicholas Metropolis. (Claire y Françoise Ulam; fotógrafo y fecha desconocidos)
Klára (Klári) von Neumann, tal como aparecía en su permiso de conducir francés, emitido el 15 de julio de 1939. (Marina von Neumann Whitman)
John von Neumann con un Cadillac V8 cupé, camino de Florida, en enero de 1939. (Marina von Neumann Whitman)
Klári von Neumann, Florida, enero de 1939. Johnny y ella se casaron en Budapest en noviembre de 1938, y, tras abandonar una Europa que Klári describiría como «un barril de pólvora con una mecha peligrosamente corta encendida y ardiendo rápidamente», zarparon de inmediato rumbo a Estados Unidos. Tras asistir a una reunión de la Sociedad Matemática Estadounidense en Virginia, se dirigieron a Cayo Hueso a través de los Everglades de Florida. (Marina von Neumann Whitman)
Stanislaw y Françoise Ulam, década de 1940. El matemático polaco Stan Ulam llegó a Princeton invitado por Von Neumann en diciembre de 1935, con una plaza de profesor en el Instituto de Estudios Avanzados por 300 dólares anuales, lo suficiente para dar el salto a Estados Unidos. Luego obtuvo una beca en Harvard, se trajo de Polonia a su hermano pequeño Adam y conoció a Françoise, que era estudiante de posgrado en Holyoke, Massachusetts, en el otoño de 1939. (Claire y Françoise Ulam)
Nicholas Metropolis, foto de su tarjeta de identificación en Los Álamos, c. 1943. El laboratorio de Los Álamos necesitaba su propia copia del ordenador del IAS lo antes posible, y en julio de 1948 Von Neumann recomendó a Nick Metropolis para la tarea de construirlo. «Parece que aquí poco a poco vamos organizando [el] programa de construcción —le escribía Metropolis a Klári von Neumann el 15 de febrero de 1949—. Hasta a usted le gustará Los Álamos, con una máquina con la que juguetear.» (Archivos del Laboratorio Nacional de Los Álamos)
Paul Stein (izquierda) y Nicholas Metropolis (derecha) observando una partida de ajedrez, que jugaba (en un tablero de 6 × 6, sin alfiles) el MANIAC-1 en Los Álamos, en 1956. A su izquierda puede verse la cinta perforada de entrada y salida de datos, y en el estante superior la memoria modular de tubos Williams de la máquina. (Archivos del Laboratorio Nacional de Los Álamos)
John von Neumann (arriba, con traje y colocado al revés que los demás) y Klári von Neumann (la cuarta por abajo) visitan el Gran Cañón a finales de la década de 1940. (Cortesía de Marina von Neumann Whitman)
Françoise, Claire y Stanislaw Ulam con John von Neumann, que acuñó la expresión «Los Ulamos» en referencia a la hospitalidad de la familia Ulam, primero en Los Álamos y luego en Santa Fe. (Papeles de Stanislaw Ulam, Sociedad Filosófica Estadounidense; cortesía de Françoise Ulam)
Los actores en el drama de la bomba de hidrógeno, c. 1950: Iósif Stalin (con la bomba «made in USSR»), J. Robert Oppenheimer (como un ángel); Stanislaw Ulam (con la escupidera), Edward Teller (en el centro) y George Gamow (con un gato). (Montaje de George Gamow, cortesía de Claire y Françoise Ulam)
Von Neumann (izquierda) en el Arsenal de Redstone, 1955, antes de observar una prueba de misiles con: (de izquierda a derecha) el general de brigada Holger N. Toftoy (comandante del Arsenal de Redstone), el pionero de los cohetes germano-estadounidense Werner von Braun, el general de brigada J. P. Daley, y el coronel Miles B. Chatfield. (Papeles de Von Neumann, Library of Congress)
Rejilla computacional sobre el norte de Europa, utilizada por Lewis Fry Richardson en su modelo numérico desarrollado durante la Primera Guerra Mundial y publicado en 1922, en «Predicción del tiempo mediante proceso numérico». (Lewis Fry Richardson, 1922)
«Modelo eléctrico que ilustra una mente dotada de voluntad, pero capaz de solo dos ideas», propuesto por Lewis Fry Richardson en un estadio de 1930 que planteaba la posibilidad, más tarde recuperada por Alan Turing, de que la indeterminación electrónica aleatoria se pudiera amplificar de modo que se tradujera en pensamiento creador e incluso en libre albedrío. (Lewis Fry Richardson, «The Analogy Between Mental Images and Sparks», Psychological Review, vol. 37, n.º 3, mayo de 1930, p. 222)
La expedición meteorológica del ENIAC, Campo de Pruebas de Aberdeen, marzo de 1950. De izquierda a derecha: Harry Wexler, John von Neumann, M. H. Frankel, Jerome Namias, John Freeman, Ragnar Fjørtoft, Francis Reichelderfer y Jule Charney. (Museo del MIT)
Cinco grandes problemas (izquierda) abordados por el Proyecto de Computador Electrónico del IAS, 1946-1958, con la escala de tiempo en segundos (en el centro) y una serie de fenómenos representativos (a la derecha) a efectos de comparación. La capacidad de atención humana se sitúa exactamente en medio de este espectro temporal de 26 órdenes de magnitud. (Cortesía del autor)
John von Neumann en Florida, enero de 1939. Von Neumann empezó a formular la teoría de los autómatas autorreproductores, lo bastante general como para abarcar tanto los organismos vivos como las máquinas. (Marina von Neumann Whitman)
Nils Aall Barricelli, tal como aparece el 8 de diciembre de 1951 en su solicitud a la Fundación Docente de Estados Unidos en Noruega de una beca de viaje Fulbright que le permitiera visitar el Instituto de Estudios Avanzados, «para realizar experimentos numéricos mediante el uso de grandes máquinas de calcular, a fin de clarificar las primeras etapas de la evolución de las especies». (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Diario Operativo de Aritmética General, 23 de noviembre de 1954. Tras las palabras «Barricelli enciende» a las 00.45, el ordenador «no duplica» el experimento de evolución numérica, y a la 1.58 se anota en el diario: «Barricelli apaga». La mayoría de los códigos se representaban en notación hexadecimal; Barricelli trabajaba directamente en el nivel binario, tal como se ve aquí. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
El universo de Barricelli, 1953. Se tomó una muestra de cinco de cada cien generaciones de simbioorganismos numéricos y los datos fueron transferidos a tarjetas perforadas, ensamblados en una matriz y copiados por contacto en papel de cianotipo fotosensible, dejando la impronta visible que aquí se aprecia. Las reglas que gobernaban este universo concreto eran la «Norma Azul Modificada», que proscribía los parásitos, pero permitía las mutaciones. Los resultados favorecían «unos números más pequeños y probablemente una uniformidad más rápida» que la «Norma Azul» (que proscribía las mutaciones), donde «una flora inicialmente grande de nuevos organismos, más tarde probablemente una especie, se extiende a todo el universo genético», informaba Barricelli en agosto de 1953. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Alan Turing (de pie) con Brian Pollard (a la izquierda) y Keith Lonsdale (a la derecha), sentados en la consola del ordenador Ferranti Mark 1 en la Universidad de Manchester, en 1951. El Ferranti Mark 1, con 256 palabras de 40 bits (1 kilobyte) de memoria de tubo de rayos catódicos y un tambor magnético de 16.000 palabras, fue la primera materialización comercialmente disponible de la máquina universal de Turing. A instancias de este se incluyó un generador de números aleatorios, a fin de que el ordenador pudiera aprender por el método de ensayo y error o realizar una búsqueda mediante un recorrido aleatorio. (Departamento de Informática, Universidad de Manchester)
James Pomerene, Julian Bigelow, John von Neumann y Herman Goldstine en el Instituto de Estudios Avanzados; Von Neumann, que sucumbió al cáncer en 1957, «murió muy joven, tras ver la tierra prometida, pero sin apenas entrar en ella», recordaría Stan Ulam en 1976. (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Última entrada del diario de funcionamiento del MANIAC, correspondiente a las 00.00 horas del 15 de julio de 1958, firmada por Julian H. Bigelow («JHB»). (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
Reliquias descubiertas en el sótano del Edificio Oeste del Instituto de Estudios Avanzados en noviembre de 2000. Debajo: código fuente del «código de tambor de Barricelli». En el centro: tarjeta de salida de una de las muestras periódicas realizadas a los «simbioorganismos numéricos» durante su evolución. Arriba: nota a Barricelli, que concluía: «Debe de haber algo acerca de este código que usted no ha explicado todavía». (Centro de Documentación Shelby White y Leon Levy, Instituto de Estudios Avanzados)
El universo digital de Leibniz. Diseño para un medallón de plata, presentado por Gottfried Wilhelm Leibniz a Rudolph August, duque de Brunswick, el 2 de enero de 1697, muestra «la creación de todas las cosas de la nada por la omnipotencia de Dios» mediante aritmética binaria. El cómputo digital, creía Leibniz, era fundamental para la propia existencia del universo, y no un mero instrumento en beneficio de «quienes venden aceite o sardinas.» (De una reproducción incluida en Erich Hochstetter y Hermann-Josef Greve (eds.), Herrn von Leibniz’ Rechnung mit Null und Einz, Siemens Aktiengesellschaft, Berlín, 1966)
El autor en el Instituto de Estudios Avanzados, el 31 de octubre de 1954. De izquierda a derecha: Verena Huber-Dyson, Esther Dyson, George Dyson y Katarina Haefeli. (Cortesía del autor)