10
Aires levemente respirando
ya os anuncian,
os anuncian el valle humeante
y el suelo que aún se estremece de la tempestad,
mas esperanza enrojece las mejillas,
y ante la puerta de la casa
está sentada la madre con el niño,
y contempla la paz
y pocos parecen morir;
un presentimiento sostiene el alma,
enviado por dorada luz,
una promesa detiene a los más ancianos.