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Mas no de hoy, no sin anunciación es él;

y uno que no ha temido ni el torrente ni la llama,

se sorprende, porque se ha hecho silencio, no en vano, ahora,

cuando por ninguna parte se ve dominación en los espíritus y en los hombres.

Porque oyen la obra,

preparando desde hace tiempo, desde la mañana hasta la tarde, tan sólo ahora,

pues ruge infinitamente, extinguiéndose en la profundidad,

el eco del trueno, la tempestad milenaria,

para dormir, acallada por sonidos de paz.

Mas vosotros, que os habéis vuelto caros, ¡oh, vosotros, días de la inocencia,

vosotros también traéis hoy la fiesta, oh amados!, y florece

en derredor por la tarde el espíritu en esta quietud;

y debo aconsejar, y sería gris plateado,

el rizo, ¡oh vosotros, amigos!,

para que procuréis coronas y alimento, ahora semejantes a eternos adolescentes.