ACTO 9
El encuentro
Un coche lujoso pasa a recoger a Candela directamente en su casa, este será el encargado de trasladar a la chica hasta el sitio acordado. No ha podido conciliar el sueño durante las últimas noches, por lo que se encuentra seriamente desmejorada de salud y su situación emocional no es la mejor.
Está sumamente nerviosa, ya la situación se ha salido de su control y debe mostrar una serenidad ficticia que no posee Siente deseos incontenibles de saltar del coche, aunque este esté en movimiento, pero como buena investigadora, debe llegar hasta el final de la situación.
Las ventanas del vehículo se encuentran completamente cubiertas, no hay forma de que la chica pueda ver hacia el exterior del coche. La intención de esto, es cuidar que la chica no pueda saber cuál es la ruta que han tomado para llegar al lugar acordado.
Solo se le permitirá observar su entorno una vez que se encuentre en la habitación donde estará esperándola Bruno. Las lágrimas corren por las mejillas de la chica quien se encuentra en estado de desesperación.
Poner su virginidad en venta había sido lo más estúpido que podía habérsele ocurrido a Candela, y repetía una y otra vez esta idea en su cabeza. Sin demasiadas opciones, la resignación era por lo único que podía optar. Se le habían ocurrido mil estrategias para evadir el momento, pero inevitablemente, todo iba a concluir de la misma manera.
Si seguía comportándose como una niña, lo único que conseguiría era despertar la furia de las mismas personas que la había estado siguiendo, y sabía que no estaban jugando.
Candela puede percibir una disminución de la velocidad, el coche se prepara para entrar al lugar. A pesar de que sabe que se trata de algo serio, aún tiene la esperanza de que todo se trate de una broma y encontrarse de nuevo en casa contando una historia bastante interesante.
Por su mente pasaban una y otra vez las palabras de advertencia de Bryan, pero ya era tarde para arrepentimientos. Candela toma una toalla y seca sus lágrimas, puede percibir que se acerca el momento que tanto ha temido.
Un hombre abre la puerta del coche y extiende su mano para que Candela baje del vehículo. Esta intenta detallar el rostro del caballero, pero solo puede ver unos lentes oscuros y un mentón fuerte que no representa una descripción significativa a la hora de rendir una declaración.
En todo momento pasaba por su mente la posibilidad de no volver a ver a sus padres, imaginaba que sería trasladada fuera del país para convertirse en una prostituta barata, mientras satisfacía a hombres desagradables durante todo el día.
Todos estos mitos se habían generado entorno a este tipo de compañías, pero Candela siempre pensó que lo que narraban en las noticias y veía en las películas, jamás le pasaría a ella. Todos los recuerdos de su niñez pasaban por su cabeza mientras era guiada a la habitación, sus ojos permanecían vendados.
Era como si estuviese caminando por el corredor de la muerte antes de ser ejecutada, pero las cosas no eran tan graves como ella imaginaba. Esperaba encontrarse en una habitación decadente con un hombre completamente diferente al que se había mostrado en la imagen.
Luego de ser escoltada hasta la habitación, la puerta fue abierta por el mismo caballero que la había llevado hasta allí. La hace pasar y libera la venda que delicadamente cubre sus ojos, posteriormente la puerta se cerró suavemente a sus espaldas.
Aparentemente, se encontraba completamente sola en la habitación, no podía percibir la presencia de nadie. La habitación estaba completamente llena de rosas y estaba muy iluminada, nada parecido a lo que había imaginado. Sobre la cama se encontraban dos bolsas de regalo con números sobre ellas.
La bolsa identificada con el número 1, contenía un perfume, la fragancia favorita de Bruno, un detalle que era fundamental para poder disfrutar de una buena sesión de sexo. Era un perfume muy costoso.
La chica puso un poco de perfume en sus manos y disfrutó del aroma suave pero cautivador de la fragancia tan intensa que le había regalado el misterioso hombre. Después de revisar completamente el contenido de la primera bolsa y confirmar que no había más nada dentro de ella, procedió a revisar la segunda bolsa.
Esta era un poco más grande, era de un color rojo intenso, y al introducir su mano, pudo sentir la textura suave de la tela. Un vestido negro que fácilmente habría costado miles de dólares, acompañado de una combinación de ropa interior que lucirá increíble en Candela.
La chica se encontraba realmente sorprendida por los regalos que había recibido, sus expectativas apuntaban a algo completamente diferente y traumático.
El lugar había sido completamente desalojado. El personal que se encontraba en todo el edificio había sido contratado especialmente por Bruno, no quería que nadie filtrara información acerca de lo que hacía en sus tiempos libres.
Con el edificio completamente cerrado, este podía disponer de todas las instalaciones del mismo, por lo que dio instrucciones precisas para el acondicionamiento del salón, donde se serviría una cena romántica iluminada por las tenues luces de una gran cantidad de velas distribuidas por todo el lugar.
Una pequeña nota de papel, escrita a mano con una letra evidentemente refinada, indicaba a la chica que esperaría por ella a las 8:00 PM en el salón. La nota estaba firmada por Bruno, finalmente la chica tenía una prueba física, así que guardó la nota en su bolso y comenzó a desvestirse para hacer el cambio de ropa. Una vez terminado el cambio, la chica lucía impresionante. Era como si aquel sujeto la conociera desde siempre, todo le había quedado a la medida.
Mientras se veía en el espejo, Candela respira profundamente y se prepara para su primer encuentro con Bruno Andersen, el millonario que ha pagado por su virginidad. Ha dejado de sentir miedo, el cual se ha transformado en una gran expectativa.
La chica ingresa al salón a la hora acordada, Bruno la espera de pie al lado de la mesa. Ha dado en el clavo, la chica cuenta con todo lo que desea de una mujer. Aunque su edad aun lo perturba un poco, el cuerpo de Candela en ese vestido, la hace aparentar una edad mayor.
La chica se acerca con lentitud y puede apreciar detalladamente desde la distancia el aspecto de Bruno. Se da cuenta de que efectivamente es como se ha retratado en el perfil de MeetMe y puede experimentar algo de alivio.
— Es un placer conocerte. Te ves muy hermosa. — Dijo Bruno.
— Gracias, el vestido es precioso. Me ha quedado perfecto. — Respondió la chica.
— Espero que la fragancia haya sido de tu agrado. Despierta en mí sensaciones incomparables. Pero en ti, tiene un aroma diferente e intenso. Me encanta.
— Sí, por supuesto que me encanta. Nunca podría haber pagado ese perfume con mi dinero.
— Debes tener hambre. Toma asiento. — Sugirió Bruno.
La chica accedió y luego de un par de minutos de silencio, entraron algunos empleados con la cena en sus manos. Bruno había hecho una selección de mariscos y alimentos afrodisíacos, quería que la primera vez de la chica fuese inolvidable.
Durante toda la noche se había comportado como un caballero, y le había demostrado gentileza a Candela. La chica se sentía constantemente seducida por el caballero, y los mariscos habían comenzado a surtir efecto.
Luego de un par de copas de Vino, la chica ya se encontraba en un estado bastante desinhibido como para iniciar una conversación referente a la razón verdadera por la que se encontraban en aquel lugar.
Candela había demostrado una inteligencia evidente durante su conversación con Bruno, y este se sintió satisfecho por clase de chica que era. En ningún momento, Candela debía revelar que solo se trataba de un experimento investigativo, debía sacar el mayor provecho a la situación.
Bruno ya comenzaba a impacientarse y quería ir al grano, su cuerpo ardía en llamas de deseos por la chica, así que repentinamente la interrumpió durante su intervención y la invitó a ir nuevamente a la habitación.
Esta vez no irían a la misma habitación a la que habían conducido inicialmente a Candela, en esta oportunidad debían ir a una de las más lujosas instalaciones que tenían en aquel lugar, en el que adicionalmente, Bruno había ordenado que agregaran algunos detalles.
Al entrar, el aroma era cautivador, mientras que la música podría transportarlos hacia otra dimensión. La cama se encontraba cubierta de pétalos de rosas, mientras que una botella de champagne se encontraba a un lado de la cama.
Candela supo que había llegado el momento que tanto había esperado, Bruno cerró la puerta con llave y se dirigió hacia la chica, quien había comenzado temblar. Sus piernas no podían soportar más, estaba realmente asustada, pero luego de sentir como era abrazada por Bruno, repentinamente todo comenzó a calmarse.
Las manos rodearon el cuerpo de la chica, y presionándola contra su pecho, Bruno pronunció unas palabras que devolvieron la vida a Candela.
— No tienes que quedarte si no lo deseas. Solo quería que esta noche fuese especial para ti. Aquí tienes la llave de la puerta. — Dijo el caballero.
Por un segundo, Candela sintió la necesidad increíble de abandonar la habitación y salir huyendo del edificio, pero, por otra parte, valoraba las atenciones que aquel atractivo sujeto había tenido con ella. Devolvió la llave a las manos de Bruno y decidió darle un beso en los labios que el caballero había esperado durante toda la noche.
— Seré tuya esta noche. — Dijo Candela, quien dejó caer su vestido.
Colocando su cabeza de forma delicada sobre la almohada, por la mente de Candela comienzan a transitar una gran cantidad ideas confusas acerca de lo que debe hacer y lo que no. Está frente a un hombre que emana una sensualidad increíble y no quiere cometer un error que decepcione a Bruno.
— Sé que estás muy nerviosa. No te preocupes, no haré nada que pueda lastimarte.
— Gracias. — Dijo la chica.
— ¿Por qué me agradeces? — Preguntó Bruno.
— Por tratarme como a una dama.
Bruno besa los labios de la chica de una forma tierna y suave. Por el cuerpo de Candela comienza a correr una sensación que se aloja en el pecho y acelera su ritmo cardiaco. La temperatura comienza a subir en la habitación, que parece derretirse con cada beso que une a la pareja.
Los dedos de la chica se entrelazan con los de Bruno, puede sentir sus manos fuertes, pero a la vez su textura es suave. La chica cierra sus ojos y deja que el caballero actúe de forma libre, besando su cuello y acariciando sus muslos, mientras comienza a sentir como los dientes de Bruno muerden sus labios.
La mano de Bruno se posa sobre uno de sus muslos e invita a abrir levemente las piernas. Candela accede de manera instantánea, mientras Bruno se dirige a satisfacer a la chica con las habilidades de su lengua. Lentamente libera a la chica de su ropa interior, Candela sabe perfectamente que todo ha llegado a un punto desconocido por ella.
Es la primera vez que un hombre la verá desnuda y se encuentra aterrada. Pero ha tomado las previsiones necesarias, mostrando una zona genital perfectamente depilada, lista para ser degustada por el millonario Bruno Andersen.
— Eres todo un espectáculo para la vista, Candela. — Comentó Bruno, antes de comenzar a degustar su delicioso postre.
La chica comienza a experimentar esa sensación inigualable que todas sus compañeras comentaban en la universidad. Durante esas conversaciones, solía fingir acerca de sus conocimientos sobre el sexo, pero las chicas no se equivocaban, era lo mejor que había experimentado jamás.
La lengua de Bruno se pasea delicadamente por el borde de la vagina de la chica, disfrutando de un sabor dulce y una textura suave. Con movimientos circulares, comienza a estimular el clítoris e la chica, nada comparado con las horas de masturbación que empleaba la chica para satisfacerse.
— ¿Te gusta? ¿Estás bien? — Preguntó Bruno.
— Eres magnifico en esto. No te detengas, continua. — Dijo Candela.
El caballero comienza a introducir su lengua tan profundo como puede, humedeciendo completamente la vagina de la chica y saboreando los fluidos que emanan descontroladamente de la excitada Candela.
Bruno acaricia las piernas de la chica y dirige sus manos periódicamente hacia sus senos. Puede sentir la firmeza de los pechos de la chica, pero quiere conseguir la desnudez total de la hermosa Candela, así que interrumpe su demostración de maestría en el sexo oral y procede a quitarle el vestido a la chica.
Candela se encuentra completamente desnuda y Bruno se halla de pie a un lado de la cama. Se desviste con lentitud, haciendo alarde sus perfectos abdominales y su fuerte pecho.
Candela observa con deseo combinado con algo de timidez, es el primer hombre que ve desnudo en persona y aunque siente un fuerte deseo por él, aún siente vergüenza al observarlo. Bruno puede leer la inseguridad en la mirada de la chica, así que toma la mano de la chica y la lleva hasta su miembro, indicándole lo que debe hacer.
— Hazlo con suavidad hasta que se endurezca… Así. — Comentó el caballero.
La chica comenzó a frotar el miembro de su amante, el cual tenía unas dimensiones intimidantes, mientras aún se encontraba flácido.
Progresivamente, con cada movimiento de las suaves manos de la chica sobre el miembro de su compañero, el enorme pene de Bruno mostró su máxima expresión, con una erección increíble que causó una gran excitación en Candela, su cuerpo comenzaba a pedir a gritos que aquel magnífico ejemplar se introdujera dentro de ella.
— Ven aquí y dale una probada. — Dijo Bruno.
— No sé cómo hacerlo. — Respondió la tímida chica.
— Sé que lo harás bien. Solo tienes que disfrutarlo y hacerlo con deseo.
La chica dirigió lentamente su boca hacia el gran miembro erecto de Bruno y lo introdujo con precaución. Podía recordar cómo lo hacían las chicas en las películas, así que intentó emular sus movimientos.
Bruno disfrutada del esfuerzo de la inexperta chica por satisfacerlo, mientras extraía e introducía nuevamente su miembro en la húmeda boca de su joven compañera.
Mientras la lengua de Candela recorre la totalidad del miembro de Bruno, este acaricia sus senos con la punta de sus dedos, disfrutando de unos pezones erectos que dan una clara señal de excitación.
Candela ha conseguido un ritmo bastante agradable para Bruno, este no quiere interrumpir el gran placer que le está proporcionando la chica y esta no tiene intenciones de dejar de disfrutar de su nuevo juguete.
Mientras masturba a Bruno, juega con la punta de su lengua acariciando con delicadeza el glande de Bruno, quien se sorprende de la calidad en el sexo oral que le está proporcionando la chica. Cada vez las penetraciones son más profundas e intensas, Candela quiere devorarlo completamente e intenta introducirlo hasta su garganta, tal como podía ver que lo hacían las estrellas porno.
Su primer intento de llevar el pene hasta su garganta resultó en un fracaso, pero un segundo intento sorprendió completamente a Bruno, quien estaba experimentando un placer bastante considerable. Los minutos continúan transcurriendo y la pareja parece haber perdido la noción del tiempo.
Se han desconectado completamente de la realidad que los rodea, siendo partícipes de una sesión de sexo formidable en la que cada uno se toma su tiempo de disfrutar del encuentro. Para Candela, existe la posibilidad de que aquella cita no vuelva a repetirse, así que saca el mayor provecho de esta oportunidad.
Luego de un largo intercambio de placer por parte de Candela y Bruno, había llegado el momento decisivo para la chica, Bruno estaba a punto de penetrarla y sentía miedo del posible dolor que sentiría. La vagina de la chica estaba inundada en fluidos y perfectamente lubricada, lo que permitió el fácil acceso a Bruno.
— ¿Te duele? — Preguntó Bruno.
— Un poco, pero no te detengas. — Respondió la chica.
Los dedos de Candela se aferraban con fuerza a la espalda de su compañero mientras este realizaba penetraciones suaves y lentas. Candela disfruta de la sensación de dolor que comienza a ser sustituida por placer y satisfacción.
Coloma sus manos sobre la contra de Bruno e invita a penetrarla con mucha más intensidad. El caballero introduce completamente su pene dentro de la chica, quien gime con timidez, pero no puede evitar sentirse estimulada por semejante ejemplar.
Con cada penetración, Bruno se aseguraba de estar proporcionándole el mayor placer a su amante. La chica no podía creer que un hombre como él le hubiese dado la oportunidad de conocer el maravilloso mundo del sexo.
Siempre imaginó que su primera vez estaría llena de torpeza, pero en cambio había sido una experiencia inigualable. Bruno no se detiene en su objetivo de guiar a la chica hacia un orgasmo majestuoso, y no será una tarea demasiado difícil, ya que Candela se encuentra en el punto más alto del placer.
Una gran cantidad de espasmo comienzan a generarse en todo su cuerpo y un impulso eléctrico viaja desde su cerebro hasta su zona genital, mientras experimenta un orgasmo descomunal, el cual va acompañado de gemidos ensordecedores.
La chica se aferra con sus dedos a la fuerte espalda de Bruno, quien continúa penetrando a la chica para darle hasta la última gota de placer que le pueda proporcionar.
— ¿Lo disfrutaste? — Preguntó Bruno.
— ¿Cómo se te ocurre preguntarme eso? Me ha fascinado.