ACTO 9
Vuelo libre
Habían sido unos meses difíciles de adaptación a la nueva vida a la que habían accedo Cristina y Ricardo. Pasaban gran parte del tiempo juntos, y Ricardo había dejado atrás las grabaciones en el cine porno. Una gran cantidad de eventos se habían desarrollado en favor de su fundación y tenía el éxito asegurado.
Los continuos sueños de Ricardo se habían hecho más frecuentes, sentía que algo lo asfixiaba por las noches. En ocasiones, se despertaba completamente bañado en sudor y tenía la sensación de que alguien colocaba una almohada sobre su rostro.
Muchos de estos episodios habían sido captados por las cámaras del show, pero evitaba darle importancia. Cristina se había convertido en una gran aliada en este nuevo proyecto y sus constantes apariciones en la casa de Ricardo Noriega aumentaban el rating entre los fanáticos del show de TV.
Esto era algo que ya tenía contemplado Whitney, sabía que los televidentes se encontraban muy identificados con la chica así que tarde o temprano, las personas demandarían una unión definitiva de la pareja para que Cristina tuviese una aparición constante durante las grabaciones. Esto complacería las exigencias del público, pero sobre todo a Ricardo.
Durante los últimos meses había sentido la necesidad de proponerle matrimonia a la chica. Solo había estado juntos 8 meses, pero sentía que era la mujer que siempre había esperado.
No tenía el valor para poder afrontar una situación como esa, prefería mantenerse en la situación en la que estaba, antes de afrontar una negativa de Cristina. Ricardo necesitaba la asesoría de Whitney en una situación como esta, pero la chica no se sorprendió al ver cómo se desarrollaban las cosas, ya que tenía la seguridad de que harían una pareja perfecta en todo momento.
— Necesito que Cristina se case conmigo. Amo sinceramente a Cristina y no quiero perder la oportunidad de estar con una mujer como ella. — Comentó Ricardo.
Whitney y él habían decidido salir por una unas cervezas a tratar algunos temas referentes a la carrera de Ricardo. Whitney había estado considerando un par de ofertas que le habían realizado para representar a dos ex jugadores de la NBA, y los contratos eran mucho más atractivos de lo que podía ofrecer Ricardo.
Había llevado la carrera de su cliente al punto máximo, ya era hora de que la chica tomara otro camino e intentara evolucionar por otros medios. Todo el apoyo de Ricardo le había servido para ganar una gran reputación, pero había llegado la hora de partir.
— Sé que tú y Cristina harían una excelente pareja. Mi intención siempre fue llevarte a un punto de equilibrio en tu vida. — Comentó la chica.
— Suenas como si te estuvieses despidiendo. Hay algo que no me estás diciendo y que puedo leer en tus ojos.
— Creo que ha llegado la hora de decirte adiós, Ricardo. Tengo mejores ofertas en puerta y no creo que pueda rechazarlas. — Dijo Whitney.
— No puedes abandonarme justo ahora. Te necesito. — Respondió Ricardo
— Ya has conseguido todo lo que deseabas. Una reputación limpia, dinero, una buena chica y tu propio show de televisión.
— Puedo pagarte todo lo que desees, pero no te vayas Whitney.
— Ya he tomado mi decisión. A partir de ahora podrás manejar las cosas por ti mismo. Eres un hombre increíble. Pide la mano de Cristina frente a las cámaras y verás como el dinero comenzará a llover.
Ambos habían llegado al final del camino. La tercera etapa del plan de Whitney se había cumplido efectivamente. Su intención era llevar a Ricardo hasta los brazos de una mujer exitosa y que realmente se interesara en él.
Desde el inicio pensó que esto es lo que hubiese querido Bruno, así, que tomó las mejores decisiones para Ricardo. Se había convertido en la mejor amiga del antiguo actor de películas porno y lo alejó completamente de las críticas y la censura, convirtiéndolo en un hombre respetado y un altruista de la sociedad de Nueva York.
Miles de asistentes apoyaban sus iniciativas y les daban la posibilidad a los enfermos de VIH de conseguir una esperanza a través de eventos y espectáculos en los cuales asistían estrellas deportivas, antiguos amigos de la industria del cine para adultos estrellas de rock y reconocidas celebridades que también eran amigos de Cristina.
De la noche a la mañana, Ricardo había dejado de ser el hombre de los 25 centímetros de pene, a convertirse en el principal contribuyente a la beneficencia local.
Su vida finalmente tenía un sentido, y tenía toda la intensión de continuar compartiéndola junto a la hermosa Cristina, quien cada día se encontraba más enamorada de Ricardo. Tenía que proponerle matrimonio de una forma especial e inolvidable. Evidentemente, seguiría el consejo de Whitney, y debería hacerlo durante la transmisión del show.
Ambos habían decidido salir esa noche a un concierto de una de las bandas de rock favoritas de Cristina. Estos mismos chicos habían participado en uno de los eventos de beneficencia organizados por la asociación de Ricardo.
Algunas llamadas lograron un arreglo para que los chicos fuesen cómplices de Ricardo durante el evento. Mientras sonaba la canción favorita de la pareja, el líder de la banda llamó al escenario a Ricardo, quien ya estaba al tanto de lo que sucedería. Ante la mirada de impresión de Cristina, este se dirigió directamente al escenario.
La voz de Ricardo era terrible, así que Cristina sabía que este no se atrevería a dedicarle una canción en frente de miles de personas. Ricardo tomó el micrófono entre sus manos y después de tomar una bocanada de aire, procedió a proponerle matrimonio a la chica.
— Cristina, desde que llegaste a mi vida, la has convertido en el mejor viaje que he podido hacer. Me harías el hombre más feliz del planeta si me permites compartir el resto de mi vida a tu lado.
Ricardo mostró un gran anillo de diamantes, mientras Cristina no podía creer lo que estaba ocurriendo. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se abría espacio para que la chica se dirigiera al escenario. Ricardo esperaba por ella para que aceptara delante de todos. Cristina tomó el micrófono entre sus manos y dirigió unas palabras a su pareja.
— Eres una cajita de sorpresas, Ricardo Noruega. Me siento alagada por lo que has hecho, así que no hay manera de que pueda negarme a convertirme en tu esposa. Te amo. — Dijo Cristina.
Ambos se unieron en un gran abrazo y un profundo beso, ante los aplausos de todo el público. El espectáculo estaba siendo grabado por el equipo de camarógrafos del show de televisión de Ricardo.
Al ser transmitido se convirtió en uno de los capítulos con más vistas en la historia de la televisión real. El éxito estaba tocando a la puerta de la familia de Ricardo, pero los continuos sueños que había estado teniendo durante los últimos días, tenían una razón de ser.
A pesar de que Ricardo había intentado olvidarse de la realidad por la que estaba atravesando su hermano, cada día pensaba en cuál sería el destino de este, ante la posibilidad de que Jossie muriera.
Esto no le permitía descansar, mucho menos con la amenaza de muerte que había recibido por parte de quien formaba parte de su propia familia. La chica no había podido resistir todo el daño que había generado Greg al golpear en repetidas oportunidades, su cabeza contra el suelo.
Los médicos habían hecho todo lo posible para salvar su vida y habían logrado estabilizarla, pero no habían podido hacer más por ella que mantenerla viva de manera artificial mientras daba algún signo de mejoría.
Los meses habían transcurrido sin dar señales positivas, y la familia se encontraba devastada. No querían saber nada acerca de los Noriega, pero, aun así, fue inevitable que Ricardo recibiera una llamada nefasta en la que Whitney le daban la lamentable noticia sobre la muerte de Jossie.
Ya su hermano estaba vinculado a una agresión, todo se había complicado y ahora sería acusado de asesinato. No tenía oportunidad de salir de aquella situación, sería condenado a la pena máxima y tendría que cumplir una larga condena.
Siendo condenado a cadena perpetua, no tendría la posibilidad de compartir nuevamente con su hermano sin un gran vidrio de seguridad de por medio. Era una noticia terrible la que había recibido. La cual opacaba uno de los momentos de felicidad más importantes de su vida.
Tener que aceptar la posible condena de su hermano y el odio tan intenso que este le había demostrado, no le permitía disfrutar plenamente la idea de que había conseguido, finalmente, la mujer perfecta con la que deseaba compartir el resto de su vida. Cristina se había convertido en un gran apoyo, y las cámaras se habían encargado de cubrir las constantes visitas de Ricardo Noriega a su hermano, quien fue condenado y trasladado a la prisión estatal.
Ricardo sabía que su hermano no soportaría demasiado tiempo en aquel lugar, que buscaría la manera de escapar o quitarse la vida. Después de ser un hombre exitoso y adinerado, había quedado reducido a un criminal que habitaba en una celda de 2x2 en la cual pasaría el resto de sus días.
A pesar de las continuas apelaciones, la sentencia era inminente, inclusive el mismo Greg se había declarado culpable finalmente y sus huellas están por todo el lugar. Ricardo no podía hacer nada por su hermano mayor, así que en su última visita decidió exponer sus disculpas.
— ¿A qué has venido? ¿A burlarte de mí? Has destruido mi vida, Ricardo. Todo esto es tu culpa, lárgate de aquí. — Dijo Greg, entre lágrimas de ira.
— Cometí un grave error, hermano. Nunca me imaginé que las cosas llegarían a este nivel. Era inmaduro y egocéntrico, solo pensaba en mí. — Respondió Ricardo.
— No puedes venir aquí, simplemente pedir disculpas y pensar que todo quedará en el pasado.
— No pretendo que me disculpes, solo quiero que sepas que estoy realmente arrepentido de lo que pasó. Sé que no durarás mucho aquí, te conozco.
— Tendrás que cargar con dos muertes el resto de tu vida, Ricardo. Jossie estuviese viva si no la hubieses tocado con tus sucias manos.
— Lo sé. Y sé que estás buscando la forma de liberarte de esto, y te entiendo perfectamente porque yo haría exactamente lo mismo. — Dijo Ricardo entre lágrimas.
— No te perdonaré. Y me iré al infierno maldiciéndote, maldiciendo el día en que naciste y el día en que te di la posibilidad de venir a los Estados Unidos.
Ricardo abandonó el lugar completamente devastado. Las fuertes palabras de su hermano habían acabado con la poca fortaleza que le quedaba. Fue muy emotivo para el público tener que presenciar esto, ya que las cámaras constantemente seguían a Ricardo a todas partes.
Al salir de aquel lugar, Cristina esperaba en el coche. Tuvo que ser testigo de cómo Ricardo se caía a pedazos por primera vez, luego de que posiblemente había visto a su hermano por última vez.
Greg le había asegurado que tomaría su vida en sus manos, y tal como lo había indicado, lo hizo. Una mañana los guardias se dirigían a la celda de este, pero encontraron a Greg colgado de uno de los barrotes.
Había tomado algunas de las fibras de las sábanas que le asignaban y con estas elaboró una soga que sería el instrumento para escapar de aquella oscura realidad en la que trágicamente había caído por la frustración que había experimentado al saberse engañado por su esposa con su propio hermano.
Al recibir la noticia, Ricardo no se inmutó. Sabía perfectamente que esto pasaría tarde o temprano. Luego de un funeral sencillo en el que solo algunos amigos cercanos estuvieron presentes, Ricardo se vio obligado a dejar en el pasado una de las etapas más terribles de su existencia.
Pero era momento de darle un nuevo sentido a sus días. La boda con Cristina debía realizarse cuanto antes, ya que los productores del show estaban cansados de tanto drama.
Fue una ceremonia increíble en la que la pareja más cotizada del año, finalmente contraía nupcias ante la vista de millones de televidentes, quienes fueron testigos del más puro amor que existía entre Ricardo y Cristina Paz.
El éxito se había alojado en el hogar de la pareja, y a pesar de tener que afrontar duras pruebas, ambos se encontraban más unidos que nunca. En raras ocasiones el destino se equivoca al hacer sus elecciones, a pesar de que estas no parezcan las mejores.