ACTO 8

Insaciable

 

Al llegar a la casa de Cristina, Ricardo fue recibido por la chica, quien llevaba muy poca ropa. Cristina sabía que Ricardo estaba acostumbrado a estar con otro tipo de mujeres, y quería proporcionarle la posibilidad de poder disfrutar de un encuentro mucho más intenso, similar a lo que estaba acostumbrado.

Pero lo que no sabía Cristina, era que precisamente era esto lo que había llamado la atención de Ricardo, la diferencia con respecto a otras mujeres, la distinción le había generado una gran atención por parte de Ricardo.

La chica había decorado completamente el lugar con velas aromáticas, música romántica y una cama lista para proporcionarle la mejor noche que pudiesen haber vivido jamás. Era difícil que la chica pudiese proporcionarle algo que Ricardo no hubiese vivido, así que la tarea iba ser ardua.

Cristina no estaba acostumbrada a hacer ese tipo de cosas por ningún hombre, pero Ricardo había despertado en ella una nueva sensación que la hacía pensar en él en todo momento. Lo único que quería era complacer a su pareja y proporcionarle todo el placer sexual que este necesitara de su mujer.

La chica había iniciado un juego de seducción, y Ricardo estaba dispuesto a acceder a todas las demandas de la chica. Cristina había pasado todo el día recorriendo algunas tiendas en busca de lencería, juguetes, aceites, velas y algunos accesorios que le darían mucha más acción al encuentro. Mientras Ricardo entraba al departamento, la chica caminaba en dirección al cuarto de baño.

— Ponte cómodo. — Susurró la chica, mientras abandonaba la habitación.

Ricardo comenzó a desvestirse, siguiendo las instrucciones de la chica.  Se encontraba completamente desnudo, sentado en un sofá de la sala de espera del departamento de Cristina Paz.

El caballero tuvo la oportunidad de observar detalladamente el lugar. La chica tenía muy buen gusto para la decoración, las paredes completamente blancas, le daban un toque minimalista al lugar, lo que lo hacía sentir muy cómodo. La iluminación tenue y la música de fondo creaban un ambiente seductor, perfecto para una noche llena de pasión.

Mientras Ricardo esperaba a su acompañante, comenzó a masturbarse mientras se imaginaba a la chica. Haberla visto llegar a la puerta con tan poca ropa, lo había excitado mucho.

Ricardo acaricia su enorme miembro de 24 centímetros, orgulloso de sus dimensiones, preparándolo para la embestida contra Cristina, quien espera con ansias tener un encuentro con su enorme amigo. Puede sentir el calor de su miembro como emana la temperatura, que progresivamente comienza a aumentar.

Ricardo se encuentra acostado mientras cierra sus ojos y se relaja a la espera de la sorpresiva salida de su anfitriona. Es la primera vez que entra a este departamento y quiere recorrerlo completamente mientras le hace el amor a Cristina.

Ricardo no se ha percatado de que la chica cuenta con algunas cámaras de seguridad y está siendo grabado. Los minutos transcurren y Ricardo comienza a inquietarse, Cristina se ha tardado demasiado.

— ¿Estás bien? —Preguntó Ricardo.

— Si, ya estoy por salir. Dame un par de minutos más. — Respondió la chica.

Ricardo continúa manteniendo su erección, frotando suavemente su gran pene. Luego de unos minutos, los pasos de Cristina se escuchan salir de la habitación. Se encuentra vestida de una forma increíble.

Lleva puesta una lencería de látex de color negro, unos tacones de unos 10 centímetros de altura y en su cintura puede verse un gran látigo y unas esposas. La chica ha creado un ambiente muy intenso y está dispuesta a dar todo lo que tiene para sorprender a Ricardo.

Su cabello está suelto y sus labios están pintados con un color rojo intenso. Sus ojos delineados cuidadosamente, miran fijamente el miembro de Ricardo, quien se encuentra atento a cualquier instrucción que Cristina quiera darle. Ha ido hasta ese lugar para complacerla, y no está dispuesto a hacer algo que vayan en contra de los deseos de la chica.

— Hoy serás completamente mío. Me perteneces. — Dijo Cristina.

— Haré lo que me pidas. Tus deseos serán mis órdenes. — Respondió Ricardo.

La chica extendió su mano, la cual tenía un guante de látex negro y Ricardo la tomó. Juntos caminaron en dirección a la habitación, donde Ricardo fue esposado a la cama. La chica subió e volumen de la música y comenzó la sesión de satisfacción para Ricardo.

En sus encuentros anteriores, Cristina no se había sentido cómoda practicándole sexo oral a Ricardo debido a sus grandes dimensiones, pero esta vez era diferente. Había tomado la determinación de complacerlo como lo hacían en las películas de Ricardo.

Lentamente comenzó a introducir el miembro hasta el fondo de su garganta. Después de algunos intentos, había conseguido introducirlo completamente, mientras Ricardo disfrutaba del esfuerzo que estaba imprimiendo la chica para poder complacerlo.

Cristina había conseguido meter completamente los 25 centímetros en su boca y comenzó a mover su cabeza lentamente. Masturbaba con sus labios el erecto pene de su amante, quien emitía leves gemidos.

Cristina decidió amordazarlo y cubrir sus ojos con una venda. Era momento de sorprenderlo aún más. Era la primera vez que Ricardo se encontraba en una situación tan vulnerable que no involucrara una grabación.

La chica comenzó a verter un poco de aceite por todo el cuerpo de su compañero, este generaba una sensación de calor muy agradable. Mientras disfrutaba de esta sensación de calidez, su miembro parecía estar creciendo cada vez más. Era la primera vez que Cristina veía la máxima capacidad en la erección de su amante.

La salivación aumentó y comenzó a succionar nuevamente el gran pedazo de carne de Ricardo. Era una sensación adictiva, el poder devorar con tanto placer un pene que se encontraba en ese estado de excitación únicamente por ella.

No tenía la resistencia suficiente para poder retardar las ganas de introducirlo completamente dentro de sí, pero tomó un respiro y continuó con el juego de seducción que estaba generando un enorme placer en Ricardo, quien no podía hablar ni ver, pero sí podía sentir.

Luego de unos minutos de provocación, la chica decidió liberar la venda de los ojos de Ricardo, pero no la mordaza. Quería escuchar sus suaves gemidos al momento de introducir su miembro en su vagina.

Un proceso lento pero constante llevó la totalidad del miembro de Ricardo hasta las profundidades de la chica, mientras podía mostrar un enorme placer en su rostro. Cristina parecía tener un volcán en erupción dentro de ella, la temperatura que experimentó Ricardo era ardiente, así que la chica comenzó a moverse suavemente sobre su amante.

Besos intensos que se convertían en mordidas comenzaron a recorrer la totalidad del cuerpo de Ricardo mientras Cristina no dejaba de moverse sobre él. Tenía toda la intención de hacerlo eyacular en tiempo record.

Su estrategia estaba funcionando perfectamente, ya que el caballero no pudo aguantar tanta estimulación y al cabo de unos minutos, dejó salir toda su descarga dentro de la vagina de Cristina. La chica gemía de placer como nunca antes mientras sentía los fluidos dentro de ella.

Rápidamente se dirigió a la zona genital de su compañero y comenzó a succionar intensamente los fluidos de Ricardo. La zona quedó completamente limpia, sin un rastro de semen, todo lo había ingerido la chica y estaba lista para buscar una segunda descarga de Ricardo. Esta vez decidió liberar la mordaza y permitió que se expresará con más libertad.

— Eres increíble, Cristina. No te detengas, aún tengo mucho más para ti. — Dijo Ricardo.

La chica puso un poco de lubricante en su región anal, era la primera vez que intentaría este tipo de penetración y estaba muy nerviosa. No sabía si experimentaría un gran dolor o tendría la valentía de soportar las penetraciones de un pene gigante es esta zona tan sensible y estrecha.

Pero luego de estimularse por un par de minutos con sus dedos, finalmente estaba lista para ser penetrada por Ricardo. Lentamente su miembro fue desapareciendo entre los glúteos de la chica, Ricardo estaba experimentando una presión que lo excitaba enormemente.

Al llegar al fondo de la capacidad, la chica comenzó a mover sus caderas en forma circular, llevando a Ricardo una vez más hasta el límite de la excitación.

Nuevamente experimentaba una sensación totalmente diferente a lo que estaba acostumbrado, no tenía que demostrar frente a las cámaras sus habilidades como amante. Estaba siendo controlado completamente por su compañera, quien no tardó demasiado en llevar nuevamente al orgasmo a Ricardo.

En las profundidades de la cavidad anal de la chica, su miembro estalló nuevamente. Una descarga aún mayor que la primera, dejó toda la cavidad repleta del espeso fluido, mientras la chica lo extraía lentamente. Una gran sonrisa en el rostro de Ricardo, evidencia la gran satisfacción que ha experimentado.

Pero la chica no quiere dejar descansar a su amante y comienza a frotar sus pechos contra el miembro aun erecto de Ricardo. Esta vez quiere recibir una descarga directamente en sus senos y Ricardo está listo para proporcionársela en cualquier minuto.

La chica frota sus senos con locura contra el enorme pene, mientras le proporciona algunas lamidas. Ricardo quiere ser liberado y proporcionarle placer a la chica, pero el control es absoluto, no tiene oportunidad de liberarse.

Cristina ha tomado la determinación de dedicar completamente aquella noche a Ricardo, de esta forma este se sentirá comprometido a devolverle el favor en otra oportunidad. La sensibilidad en la zona genital de Ricardo ha aumentado, y se retuerce de placer mientras la chica frota su miembro con una intensidad casi salvaje.

Cristina está decidida a obtener lo que quiere, así que Ricardo se encuentra completamente a merced de la voluntad de la chica. La única oportunidad de que tiene de salir de aquella situación, es llegando nuevamente al orgasmo, así que no tiene problema en concentrarse en eyacular nuevamente sobre los pechos de la chica.

El ritmo cardiaco de Ricardo está al límite, pero se entrega completamente a la estimulación y deja que todo llegue con naturalidad. La chica finalmente obtiene su premio. Tres orgasmos en una noche y se encuentra llena completamente de los fluidos de Ricardo.

Ha concluido con éxito la jornada de satisfacción de su amante. Toma las llaves de las esposas y librera a Ricardo, quien se encuentra exhausto. La chica se dirige al cuarto de baño, y luego de quitar sus guantes de látex y los tacones, se introduce en el jacuzzi para conseguir relajarse después de una experiencia tan intensa y lujuriosa como la que acaba de protagonizar.

Al cabo de unos minutos, Ricardo se une a su compañera y le proporciona un masaje reconfortante. Es momento de relajarse y dejar que los sentidos sean estimulados mutuamente.

— Has estado fabulosa, Cristina. — Dijo Ricardo mientras acariciaba la espalda de la chica.

— Me alegro de que lo hayas disfrutado. Tendrás mucho más de esto cuando quieras. — Respondió.

Ambos pasaron la noche juntos. Ricardo tuvo múltiples sueños extraños durante la noche. Tenía una sensación desagradable en el cuerpo, era como si una especie de presentimiento lo estuviese alertando acerca de una situación irregular que se aproximaba. La idea del Reality Show aun no lo convencía del todo, y tenía la impresión de que las cosas comenzarían a desplomarse en su carrera muy pronto.

Pero a pesar de todas estas sensaciones desagradables, confiaba plenamente en Whitney y contaba con una compañera increíble como Cristina, nada podía salir mal si confiaba en que las cosas irían bien.

Una noche sin descanso se traduciría en un día terrible, en el que tendría su primer encuentro con el equipo de producción. La instalación de las cámaras se realizó en toda la casa, mientras que un grupo de 4 chicos debía seguirlo a todas partes para realizar las tomas para el show.

Al comienzo, Cristina no se sintió demasiado cómoda con este nuevo estilo de vida, pero efectivamente, como lo había comentado Whitney, los números en sus cuentas comenzaron a ascender al recibir múltiples ofertas de anunciantes para su programa de televisión. Su nueva relación con Ricardo les había dado muy buenos resultados a sus finanzas.