ACTO 1

Talento para complacer

 

Aunque para muchos, simplemente era la oveja negra de la familia, Ricardo siempre había conseguido lo que quería en la vida. Era un amante de las fiestas y adicto al sexo, por lo que, durante sus años de secundaria, había soñado con convertirse en un prestigioso actor de películas porno.

Era un hombre decidido y con una confianza increíble. No es del tipo de hombre que acepta una negativa y simplemente se aleja derrotado. Para complacer a Ricardo, simplemente había que aceptar sus demandas y seguir sus instrucciones.

A pesar de que los inicios de su carrera no fueron los mejores, y tuvo que afrontar una gran cantidad de humillaciones, Ricardo había logrado revolucionar la industria del porno.

Gracias a su increíble carisma y sus 24 centímetros de calibre, las casas productoras se peleaban por tener al nuevo chivo revelación que había conseguido acostarse con las mujeres más exuberantes de la industria del porno español.

Pero esta industria había se había convertido en una pequeña pecera para el talentoso Ricardo Noriega, quien decidió mudarse a los Estados Unidos, ya que su hermano mayor, Greg Noriega, ya residía allí.

Inicialmente, había coordinado con su hermano la posibilidad de hacer negocios juntos, pero la personalidad de Ricardo era un completo desastre. Para lo único que estaba realmente comprometido en la vida, era para irse a la cama con la mayor cantidad de chicas posible.

Ya una gran parte de la población femenina de Barcelona, España, había pasado por la cama de Ricardo, era la hora de darle la oportunidad a Nueva York de conocer las habilidades que guardaba este chico de 23 años, que recién llega a los Estados Unidos en busca de la mayor cantidad de sexo posible.

Al llegar a el nuevo país, Ricardo, se consiguió con una industria muy competitiva en la que una gran cantidad de chicos querían iniciarse en una vida llena de excesos y sexo. Ganarse la vida únicamente por irse a la cama con mujeres hermosas, parecía muy atractivo para cualquiera.

Pero a pesar de la vida desordenada que llevaba Ricardo durante sus años de residencia en España, este conocía perfectamente el negocio y sabía que era lo que debía hacer para poder ganarse el respeto de los productores americanos. No podía llegar a Nueva York y simplemente querer ser tratado como la realeza del porno.

Luego de una gran cantidad de rechazos, Ricardo se había dado por vencido. Sentía una frustración increíble de tener que terminar trabajando para la corporación de su hermano. La competitividad existente entre Greg y Ricardo siempre había sido evidente.

La diferencia de edad de 25 años hacía que Greg asumiera las responsabilidades de un padre y tratara a Ricardo como si no tuviese la menor idea de cuál era su propósito en la vida. Básicamente, Greg no estaba demasiado lejos de un acierto, porque la cantidad de frustración que experimentaba Ricardo, lo habían empujado a vivir una etapa en la que el alcohol se convirtió en su compañía favorita.

Greg había obligado a su hermano a iniciar desde abajo en su compañía de envíos internacionales, asignándole un empleo en el área de carga. Ricardo sentía que su vida se estaba consumiendo en un trabajo que no lo hacía feliz, así que luego de un par de meses, decidió darle la espalda a su hermano y abandonó el trabajo que este le había proporcionado.

Era el momento decisivo, tenía que demostrarle a Greg que podía valerse por sus propios medios, así que decidió intentarlo una vez más en algunas audiciones que se habían anunciado por parte de algunas productoras reconocidas en la industria.

— Muéstranos lo que tienes, chico. — Dijo uno de los encargados durante la audición.

Al ver las dimensiones de Ricardo, todos los presentes quedaron impresionados, pero no solo el tamaño es lo único que importaba en aquella audición. Ricardo vio entrar a una rubia de 1.80 metros de estatura y con un cuerpo que se la pondría dura a cualquiera en menos de dos segundos.

Poseía unos senos perfectamente redondos y firmes, impresionantes, su rostro era un sinónimo de perfección. La chica entró a la habitación con un pequeño bikini de color negro, el cual, prácticamente se desaparecía entre sus enormes glúteos. Detrás de Ricardo, se encontraba una cama, algunos reflectores y un par de cámaras.

A diferencia de otras audiciones a las que había asistido anteriormente, Ricardo debía rodar una escena con la chica, así que tendría la posibilidad de demostrar su rendimiento en la cama.

— Veamos si sabes usar eso que tienes allí. — Dijo el productor.

Las cámaras se encendieron y ya todo estaba listo para Ricardo diera sus primeros pasos en el mundo del porno norteamericano. La chica se acercó lentamente a él, mientras Ricardo se masturbada para endurecer su pene para cuando la chica lo tomara entre sus manos.

— Acuéstate en la cama. No te pongas nervioso, te trataré bien. — Dijo la rubia.

El joven Ricardo accedió dócilmente ante las instrucciones de la chica, la cual contaba con una voz suave y seductora. La hermosa mujer comenzó a acariciar los muslos de Ricardo mientras sus uñas generaban en él, una sensación muy particular.

Sin tardar demasiado, la chica introdujo aquel enorme miembro de 25 centímetros hasta la base, tenía una capacidad bastante notable para practicar el sexo oral aquella chica. Ricardo no podía creer las sensaciones que estaba experimentando por primera vez, era toda una experta, y nunca antes se había sentido intimidado por una mujer.

La chica tomó una de las manos de Ricardo y la colocó detrás de su cuello, habilitándolo para que este pudiese manejarla a su gusto. Ricardo comenzó a empujar suavemente a la chica hacia su miembro, mientras penetraba su boca lentamente con suavidad. La chica se puso de pie lentamente, mientras se dirigía al oído de Ricardo.

— Será mejor que me trates con menos delicadeza si quieres conseguir el empleo. — Susurró la chica.

Esto le dio una idea a Ricardo de lo que tenía que hacer, la chica había sentido una afinidad por él y lo estaba ayudando a conseguir el trabajo. No podía defraudarla. Pero tenía que liberarse de toda la presión que estaba experimentando.

Si había una única forma de que pudiera conseguir el mejor resultado en aquella audición, era haciendo lo que mejor sabía hacer y disfrutarlo. La rubia era un estimulante muy efectivo, se movía con mucho erotismo, y si no tenía la posibilidad de conseguir el empleo, al menos tendría la posibilidad de acostarse con aquella obra de arte convertida en mujer.

Justo en ese momento, las manos de Ricardo se posaron sobre los glúteos de la chica, poniéndose de pie con ella en brazos, mientras la rubia toma con su mano el miembro erecto de su amante y se lo introduce violentamente. Comienza a sacudirse, recibiendo penetraciones profundas que nunca antes habían llegado a tal punto.

Ambos están muy compenetrados y las cámaras pueden captar eso. La chica permite que Ricardo la bese en los labios, a pesar de que esto no está incluido en la pauta de la grabación. Los cuerpos generan una fricción que sube la temperatura en el estudio, y los presentes no pueden creer el nivel de excitación de la rubia.

La actriz es una experta en el sexo, acostumbrada a acostarse con los actores porno más experimentados. Pero la diferencia que marca Ricardo es muy evidente. Este no tiene interés en demostrar nada, solo quiere disfrutar del sexo y complacer a su compañera, la cual está entregada completamente al éxtasis y la pasión.

Ricardo no puede soportar demasiado tiempo de pie debido al peso de la chica, así que la coloca en de nuevo en la cama y se abalanza sobre ella para penetrarla, esta vez con mucha más fuerza.

Lo que había iniciado con unos leves gemidos fingidos por la chica, se ha transformado en una sesión de gritos de placer que los presentes jamás habían escuchado en la chica. Observan atónitos, cómo un chico de 23 años complace a una experimentada actriz porno que podría darle clases a cualquiera sobre cómo complacer a una mujer.

Pero Ricardo parece no tener descanso, no se detiene ni un segundo a tomar aire, a pesar de que se encuentra exhausto. Debe tener el mejor rendimiento para poder conseguir el empleo, y hasta el momento, está seguro que no hay un candidato mejor que él. Las piernas de la chica se entrelazan a la cintura de Ricardo, mientras sus largas uñas se incrustan en su espalda.

Ricardo ha seguido la recomendación de la chica, no puede tratarla con delicadeza si quiere sorprender a los productores. No está allí para hacer el amor, está allí para demostrar que puede proveer de placer a cualquier mujer y transmitirlo a través de las cámaras.

No tiene miedo escénico ni se cohíbe en ningún momento, en la mente de Ricardo, el lugar está completamente vacío, y la misión es proporcionarle un orgasmo descomunal a la rubia exuberante. La chica lo observa directamente a los ojos implorando que no se detenga, pero es momento de demostrar que sus habilidades pueden ir más allá de lo que los presentes esperan de Ricardo.

El chico extrae el enorme y húmedo miembro desde las profundidades de la chica, y comienza a masturbarse justo en su rostro, listo para eyacular. La rubia lo ve con asombro, la sesión no ha alcanzado ni la mitad del tiempo promedio y el chico está listo para terminarla.

Todos se miran a las caras, confundidos ante la decisión de Ricardo de terminar la sesión. Pero los presentes desconocen la potencia sexual del chico, quien puede eyacular hasta tres veces un mismo encuentro sin perder la solidez en su erección.

Mientras sacude su enorme trozo de carne a solo centímetros de la boca de su amante, finalmente la chica recibe una descarga de semen en su boca. La rubia saborea el delicioso fluido que comienza a correr por su cuello y se dirige hacia sus pechos.

Asume que la sesión ha terminado, pero rápidamente, Ricardo actúa, la coloca boca abajo, las penetraciones esta vez vendrán con una intensidad mayor y la obligarán a contenerse ante la necesidad de llegar al orgasmo frente a las cámaras. Uno de los principales requisitos para poder obtener el papel, es poder hacer que la chica llegue al orgasmo antes de los 45 minutos, la duración máxima del encuentro.

Apenas han pasado 25 minutos y ya la chica no puede soportar más. Tiene la reputación de no haber permitido que ningún hombre le proporcione un orgasmo frente a las cámaras, pero Ricardo está a punto de acabar con este récord peculiar. Ricardo sostiene las muñecas de la chica mientras se sacude contra ella, rebotando contra sus enormes glúteos.

Los gritos y espasmos se combinan para que la chica finalmente logre desvanecerse ante un orgasmo intenso e increíble. Ricardo continua sin detenerse, y al cabo de unos minutos, deja salir una segunda descarga igual de potente sobre los glúteos de la chica. Sabe que ha tenido un desempeño espectacular.

— Muy bien chico, un maravilloso espectáculo el que nos has brindado. — Dijo el encargado.

— Aun puedo dar un poco más si lo desean. — Respondió el chico.

— Por el momento será suficiente, recibirás nuestra llamada si decidimos contratarte. Vístete, puedes irte.

Ricardo ya estaba agotado de escuchar el mismo argumento durante todas las audiciones. Pero aquella vez había sido diferente. Tenía la posibilidad de entrar por la puerta grande con esta productora que pondría su nombre junto a los más famosos de la industria. Era hora de ir a casa y esperar esa ansiada llamada que le proporcionaría la oportunidad de su vida.

Eran aproximadamente las 9:00 PM cuando el móvil de Ricardo comenzó a sonar.

— Buenas noches, ¿hablo con Ricardo Noriega? — Dijo una voz femenina.

— Si, ¿en qué puedo ayudarte?

— Felicidades, has sido seleccionado junto a 4 chicos más para formar parte de la nueva producción de DX Films. Deberás estar aquí mañana a las 10:00 AM para la primera grabación.

Ricardo no podía creer lo que sus oídos escuchaban, lo que tanto había soñado, finalmente se convertía en realidad. El inicio de la hegemonía de Ricardo en el mundo del porno, había iniciado.