PRÓLOGO

 

Al verse en el espejo, pudo darse cuenta de que los años no habían pasado en vano. Las líneas en su rostro evidenciaban una gran experiencia y algunas historias que contar. Quizás esto era lo que había atraído la atención de una chica 30 años menor que él.

Al menos eso era lo que prefería pensar Greg Noruega, un magnate de la ciudad de Nueva York al que la suerte parecía haberle sonreído. No había tiempo para dudas, después de quedar viudo 3 años atrás, nuevamente el amor había llegado a su puerta con un rostro y un cuerpo escultural.

Greg, un hombre rubio de 55 años, sabía perfectamente que el dinero era el principal elemento que le había proporcionado la posibilidad de conseguir llevar a la cama a Jossie Herrera. Esta chica de 25 años, había logrado conquistar el corazón de Greg con sin demasiado esfuerzo, era una chica agradable y con una figura envidiable que había conseguido cumplir su mayor sueño en la vida.

Al haber conseguido enamorar a un millonario, el futuro de Jossie estaba asegurado y, además, aun Greg contaba con cierto atractivo que no lo convertía en un hombre desagradable. Había mucho por explorar en él.

Mientras arreglaba su traje, Greg observaba fijamente su rostro en el espejo, tratando de convencerse de que la decisión que había tomado era la correcta. Un cabello perfecto, rostro perfectamente rasurado, ojos color café y facciones definidas, eran algunas de las características de este hombre. No tenía la menor idea de cómo había conseguido irse a la cama con una chica tan espectacular, y en menos de un año, finalmente caminaría con ella al altar.

El día decisivo había llegado y estaba dispuesto a no mirar hacia atrás. Greg había buscado desesperadamente unos brazos en los cuales refugiarse, luego de perder a su esposa.

Jossie Herrera se había topado con el hombre correcto en el momento indicado. No había manera de que Greg se le escapara de las manos. Luego de compartir un par de tequilas, ya el caballero estaba completamente perdido en los ojos verdes de Jossie.

No era la típica chica superficial, o al menos era lo que intentaba transmitir Jossie. Con solo observarla detenidamente, podía notarse la clase y la educación que poseía. Greg se sentía el hombre más afortunado en ese momento, aunque muy en el fondo sabía que el interés y la conveniencia eran dos elementos que venían integrados.

Pero esto no era algo que le robaría el momento de felicidad. Ya había acumulado suficiente dinero durante toda su vida, no había tenido hijos y no había manera de que pudiese gastar toda su fortuna en los años que le quedaban de vida.

Greg hacia su mejor esfuerzo por complacer a Jossie en la cama, ya que era una chica con gustos bastante extremos y buscaba mantenerse a la altura de la vitalidad de la chica. Pero era evidente que no había forma de que pudiese igualar el ritmo de una chica de 25 años.

Este era tan solo uno de los detalles que no terminaban de convencer a Greg de seguir adelante. Por lo general, son las mujeres las que dudan en dar ese último paso hacia el matrimonio, pero Greg estaba invadido por la confusión. Parecía tener un sexto sentido que no lo terminaba de convencer respecto a aquella decisión apresurada.

La ansiedad invadía cada partícula del cuerpo de Greg, quien tenía un presentimiento acerca del desarrollo de los eventos que se suscitarían aquel día. Aun no confiaba totalmente en Jossie, pero quería asegurar el hecho de tenerla durante el tiempo que fuese necesario, era muy buena en la cama como para dejarla ir.

Jossie no había dudado ni un segundo en aceptar la propuesta de Greg, era precisamente lo que había estado esperando durante los últimos meses. Para la chica, lo único importante era el estatus social y el buen sexo, pero Greg solo estaba proporcionándole una sola de estas condiciones, pero era evidente que el dinero pesaba mucho más que el sexo.

Una buena sesión de sexo podía conseguirla con una llamada, pero todo el dinero de Greg, no era fácil de hallar. El sexo por compasión se había convertido en el estilo de vida de Jossie y estaba completamente desesperada por liberar su necesidad de irse a la cama con un buen amante antes de contraer matrimonio con Greg.

Un hermoso vestido blanco con incrustaciones de dimanante se encontraba aún en el maniquí, la joyería y los accesorios que vestiría la novia, eran espectaculares. Definitivamente, Jossie sería la envidia de todas sus amigas cuando la vieran caminar hacia el altar, vestida como una princesa, justo a punto de convertirse en la esposa de un multimillonario.

No había nada que pudiera interponerse entre su objetivo y ella. El amor de Greg estaba asegurado y su convicción acerca de lo que sentía este hombre por ella, era más que evidente.

A solo un par de horas de la gran celebración de la boda más polémica de los últimos meses, la chica aún se encuentra realizando algunos retoques a su maquillaje, se encuentra completamente sola en una de las habitaciones del hotel en el cual se llevará a cabo la ceremonia.

No quiere ser interrumpida por nadie, así que la chica se toma su tiempo para sumar belleza a su delicado rostro, el cual parece sacado de una revista de modas. Jossie no tiene nada que envidiarles a otras chicas, su cabello rubio hasta la cintura, era su arma más fuerte para captar la atención de los hombres.

Largas piernas y muslos dorados y definidos, una figura que se convirtió en la obsesión de Greg y que lo había llevado a tomar las decisiones más irreverentes y llenas de locura. La chica poseía un don que le había generado excelentes resultados, asegurando su futuro al lado de un hombre cariñoso, pero sobre todas las cosas, dispuesto a gastar cada centavo en ella. Jossie era una chica de gustos caros y refinados, y junto a Greg, no había nada que no pudiese obtener.

A pesar de solicitar que nadie se acercara a la habitación, de pronto alguien golpeó la puerta un par de veces. Jossie dudó si realmente habían tocado o si solo lo había imaginado. Continúo retocando su maquillaje sin prestar atención. Nuevamente la puerta sonó, pero esta vez un poco más fuerte.

— ¡No quiero ver a nadie! — Dijo la chica.

En contra de las instrucciones que dictó Jossie, la puerta volvió a sonar nuevamente.

— No abriré la puerta, no pierdas tu tiempo. — Gritó la chica, mientras interrumpía su proceso de maquillaje.

La puerta continuó sonando hasta que la molesta Jossie finalmente decidió dirigirse a la puerta para determinar quién era la persona que golpeaba la puerta con tanta insistencia. Un labial cae al suelo de las manos de Jossie, está completamente impactada al ver lo que encuentra en su puerta.

A pesar de que se encuentra completamente impresionada, no puede emitir una palabra o reacción ante lo que el destino ha decidido llevar directamente hasta su habitación. La duda y el miedo se apoderaron de ella, y la única acción que podía tomar era dejar que sus sentidos hablaran por ella.

— ¿No me dejarás entrar? — Pregunta el hombre que se encuentra en la puerta.

— ¿Qué haces aquí? ¿Acaso quieres arruinarlo todo? — Preguntó Jossie.

Aquel hombre se encontraba en el pasillo del hotel, justo en frente de la habitación de Jossie, intimidándola e interrumpiendo los preparativos de la chica para su boda con Greg Herrera.

Pero al ver que la chica no tenía ninguna intención de hacerlo pasar a la habitación, el hombre tomó su bata de baño y la abrió lentamente, para mostrar su absoluta desnudez ante la chica y los ojos de algún posible espectador aleatorio que pasara por el pasillo en ese momento.

— Puedes dejarme entrar, o te arriesgarías a que te descubran. — Dijo el sujeto.

Jossie se vio obligada a hacer pasar al atrevido sujeto, quien terminó de quitarse completamente la bata de baño, dejándola caer al suelo y mostrando un cuerpo espectacular, formado por horas de entrenamiento.

A pesar de que la chica estaba completamente avergonzada, no pudo evitar disfrutar de lo que sus ojos veían. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que había estado con un hombre de cuerpo joven y fuerte. A pesar de que Greg era un sujeto atractivo, los años habían dejado claras huellas en su cuerpo, y para Jossie ya no era excitante estar con un hombre como él.

El bronceado perfecto y el gran tatuaje en uno de sus brazos, resultaban muy eróticos y atractivos para la chica. No era la primera vez que veía a este caballero, pero este si sería el primer encuentro de este tipo que existiría entre en ellos.

Dicen que los ojos son la ventana del alma, y si esto era cierto, aquel sujeto debió percibir las llamas que consumían a la chica en ese preciso momento. Jossie ardía en deseo, al ver como aquel sujeto se encontraba completamente desnudo en su habitación, mientras acariciaba su enorme pene, invitándola con la mirada a disfrutar de él.

— Debe ser muy aburrido estar con un hombre de 55 años, Jossie. — Dijo el hombre.

— Hoy es mi matrimonio, por favor no me hagas esto. Creo que lo mejor es que te vayas. — Dijo Jossie.

La chica luchaba en contra de sus impulsos por ir directamente hacia el escultural caballero y comenzar a disfrutar de su cuerpo, aunque fuese por última vez.

Pero ya no había demasiadas fuerzas que contuvieran la necesidad de satisfacer las demandas que su cuerpo pedía a gritos. La chica también se encontraba en bata de baño, así que no haría mucho esfuerzo en quedar completamente desnuda para entregarse a aquel sujeto.

Jossie no era una chica que se iba a la cama con cualquiera, realmente solo había estado con un solo hombre antes de conocer a Greg, una relación sentimental que fracasó rotundamente. La fuerte depresión al perder al presunto amor de su vida, la llevó a tomar la decisión de vivir la vida de una manera diferente.

Vivía en busca del dinero de un hombre que le proporcionará la posibilidad de conocer el mundo y llenarse de riquezas el resto de su vida. Luego de conocer a Greg, la chica había caído en un vacío en el cual el sexo ya no era divertido, y al ver esta oportunidad que se presentaba en bandeja de plata, sentía que no podía desperdiciar el momento.

— Ven aquí, te prometo que lo disfrutarás. Tómalo como mi regalo de bodas. — Dijo el escultural hombre.

La chica no pudo resistirse ante el impulso de entregarse finalmente y dejó que sus cuerpos se fusionaran en uno solo, mientras los besos y las caricias recorrían por ambos cuerpos.

Jossie disfrutaba por última vez en mucho tiempo de la fortaleza de los músculos de aquel hombre. Mientras la poseía, el sujeto sentía que había ganado un trofeo más, había llevado a la cama a una chica que solo estaba a un par de horas de convertirse en la esposa de uno de los millonarios más cotizados de la ciudad.

Completamente desnudos, tendidos en el suelo, la pareja se desinhibe mientras el hombre le proporciona a la chica la satisfacción más intensa y desenfrenada que jamás había experimentado.

Pero la sesión no puede extenderse demasiado, Jossie se hace presa del placer y obtiene el orgasmo tan deseado que Greg nunca le pudo proporcionar. El caballero toma su bata del suelo, se viste y camina hacia la puerta.

— Nos vemos en una hora. Buen sexo. — Dijo el hombre antes de irse.

Jossie no puede creer no le que ha hecho, pero la sonrisa en su rostro es una evidencia de que no se arrepiente de lo que ha vivido.

Un par de horas después, la ceremonia concluye exitosamente. Oficialmente, Jossie se ha convertido en la esposa de Greg Noruega. Todos se acercan a felicitarlos, pero la chica no pudo evitar los nervios al ver como su acompañante de hacía unas horas atrás, se acercaba directamente a ellos, vistiendo un esmoquin de color blanco.

— ¡Felicidades hermano! Te deseo todo el éxito del mundo junto a tu nueva esposa. Eres muy afortunado. — Dijo Ricardo Noruega, mientras abrazaba a Greg.

Jossie no pudo controlar la situación y evadió la felicitación del hombre que la había poseído con tal pasión justo antes de su boda con su hermano. Este era el estilo de vida de Ricardo, siempre al límite.