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María

 

Sin fecha, sin destinatario

Las cuatro compartimos una habitación. Por las mañanas nos distraemos estudiando historia, idiomas... Paseamos dos veces por el patio y por el jardincito. Hemos hecho una montaña de nieve en el patio y nos deslizamos por ella. Para pasar el tiempo ensayamos obritas de teatro en inglés y francés que estrenamos los fines de semana.

Antes nos dejaban ir a la iglesia los domingos, pero han decidido que ya no, salvo las fiestas mayores. Aun así, nos dejan celebrar las vigilias y la liturgia en casa, en la entrada. Hay espacio de sobra y lo hemos montado como en la iglesia, con los iconos, pero obviamente no es la iglesia. Nos acordamos de la catedral Fedorovsky con muchísima nostalgia. ¿Te acuerdas de cómo preparábamos la comunión en la gruta? Ese lugar siempre me ponía de buen humor. No sabemos si podremos ayunar ni cómo. Pronto llegará la Cuaresma.

El tiempo huye. Pronto hará un año que no vemos a nuestros amigos. En fin, no pasa nada. Dios nos promete que en algún momento todos nos reuniremos.

Justo ahora mamá y mis hermanas están cantando. No sé qué tal quedará... Hoy hemos estado ensayando la obra de teatro en inglés que representaremos mañana. Alguna vez he hecho de hombre. Ahora es muy fácil, como tengo el cabello corto...

 

 

A mis hermanos

 

11 de mayo de 1918. Ekaterimburgo

Esta mañana hemos dado un paseo porque hacía bueno. Lamento tanto no haber podido despedirme... Tenéis que estar muy tristes por dejar Tobolsk, una casa tan bonita... Recuerdo esas habitaciones tan acogedoras y el jardín. ¿Seguís jugando en el columpio o se ha roto ya? Papá y yo os besamos de todo corazón. Que Dios os guarde. Mando cariños a todos en la casa. Mis mejores deseos y buen viaje, si todavía no habéis salido. Vuestra María.

 

 

A la tía Ella

 

17 de mayo de 1918. Ekaterimburgo

¡En verdad ha resucitado!

Te beso, querida mía, tres veces. Muchas gracias por los huevos, por el chocolate, el café... Mamá se bebió la primera taza de café con todo el deleite; estaba riquísimo. Le viene muy bien para sus jaquecas y no pudimos traernos ni un poquito.

Hemos sabido por los periódicos que te han expulsado de tu convento y estamos muy tristes por ti. Curioso que acabemos todos arrestados en la misma provincia. Confiamos en que te dejarán pasar el verano fuera de la ciudad, en algún monasterio. Echamos muchísimo de menos ir a la iglesia. Te dejo mi dirección, Ekaterimburgo, comité ejecutivo regional, al director, pero la pones a mi nombre. Que Dios te guarde, tu amante ahijada.