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Dos días después de que el hermano de Cindy Makey fuera secuestrado por e fantasma de los aullidos, Adam Freeman y Sally Wilcox estaban desayunando con su amigo Watch. El desayuno consistía en donuts y leche en la cafetería del pueblo.
Sally tomaba café en lugar de leche porque. Contra toda lógica, decía que la cafeína le ayudaba a tranquilizarse.
—¿Qué te pasa? —preguntó Adam, mordisqueando un donut relleno de mermelada.
—Si hubieses vivido en este pueblo tanto tiempo como yo no harías ésa pregunta-contestó Sally y al instante hizo un gesto hacia el donut de Adam. —Es mejor comer donuts que no lleven nada dentro.
—¿Por qué? —preguntó Adam.
—Nunca sabes con qué han hecho el relleno-dijo Sally.
—Sólo es un donut de mermelada-protestó Adam, aunque dejo de comerlo.
Sally habló con tono grave.
—Sí, ¿pero de dónde ha salido esa mermelada? ¿Has estado en la trastienda? ¿Has examinado las mercancías? Pueden haber utilizado frambuesas o fresas… o una imitación a base lograda con sesos triturados.
Adam apartó el donut.
—No es que piense que sea verdad…
—En este pueblo no conviene pensar demasiado —replicó Sally—. A veces tienes que confiar en la intuición. —Se inclino hacia delante y olisqueó el donut de Adam—. Para mí huele bien, Adam. Adelante puedes comértelo.
Adam bebió un sorbo de leche.
—Ya he comido suficiente.
—¿Puedo acabarlo yo? —preguntó Watch.
No tengo manías.
—Todo tuyo-dijo Adam, acercándole el pato con el donut. —¿De qué estábamos hablando?
Se me ha ido el santo al cielo.
—De las abducciones de los extraterrestres-continuó Watch con la boca llena antes de lamerse un churrete de mermelada de los dedos.
Cada día hay más. Llegan naves de otros planetas y secuestran gente para someterla a toda clase de experimentos. Me sorprende que aún no hayan secuestrado a uno de nosotros. Seríamos unos especímenes muy interesantes para esos tíos.
—No creo en los platillos volantes. —Dijo Adam.
Sally lanzó una risita despectiva.
—Tampoco creías en las brujas hace un mes.
—¿Habéis visto alguna vez un platillo volante? —preguntó Adam; sabía perfectamente cuál sería la respuesta de Sally.
—Claro-dijo ella. —Justo antes de que tú llegaras al pueblo, descubrí uno de esos platillos descendiendo sobre el pantano. El señor Farmer estaba pescando en su barca y…
—Espera un momento-interrumpió Adam. —Pensaba que habías dicho que en el pantano no había peces, que todos se lanzaban hacia la orilla y se dejaban morir.
—He dicho que el señor Farmer estaba pescando-explicó Sally. —No que le viera sacando ningún pez. Bueno, a lo que iba, de pronto apareció una nave y se detuvo justo encima de él y comenzó a emitir unas extrañas vibraciones. Un momento después la cara del señor Farmer parecía una calabaza y los ojos se le salían de las órbitas. A los diez segundos parecía un extraterrestre.
—¿Y qué pasó luego? —Preguntó Adam.
Sally se encogió de hombros.
—La nave se alejó y el señor Farmer continuó pescando. Creo que ese día consiguió atrapar algo. Pero no sé si era comestible.
—¿Pero el señor Farmer se quedó como un extraterrestre? —preguntó Adam.
—No, fue una transformación momentánea-dijo Sally.
—Pero sigue teniendo la barbilla puntiaguda-señaló Watch.
Adam sacudió la cabeza.
—No me creo nada.
—¿Por qué no hechas un vistazo en la trastienda? —dijo Sally—. El señor Farmer trabaja allí. A lo mejor ha preparado él ese donut que te estabas comiendo.
Siempre que Adam estaba con sus amigos tenía que hacer un verdadero esfuerzo para mantener la calma. Si no hubiese estado a punto de ser arrojado a un caldero con agua hirviendo durante la aventura de la Senda Secreta, no habría creído una sola palabra de todo aquello. Pero ahora siempre dejaba abierta la posibilidad de que todo lo que contaran pudiera ser verdad.
—Lo que me gustaría saber-dijo Adam, —es por qué este pueblo está plagado de fantasmas.
¿Qué tiene de especial?
—Ésa es la pregunta del millón-contestó Watch. —He estado tratando de dar con la respuesta desde que llegué a este pueblo. Pero he averiguado algo: Bum lo sabe. Y creó que Ann Templeton también.
—¿Pero Bum no te dio la respuesta? —preguntó Adam.
—No-dijo Watch. —Me dijo que tenía que encontrarla yo solito. Y que probablemente me iría de este mundo sin conocerla… Tal vez te gustaría hablar de ello con Ann Templeton. He oído decir que sois muy buenos amigos.
—¿Quién te ha dicho eso? —preguntó Adam.
Watch señaló a Sally.
—Ella.
—Lo que yo dije es que Adam estaba enamorado de la bruja-explicó Sally. —No que fueran amigos.
—Yo no estoy enamorado de ella-dijo Adam visiblemente irritado.
—Bueno, pues desde luego que a mí tampoco me quieres-replicó Sally.
Adam se rascó la cabeza.
—¿Cómo hemos pasado de hablar de Fantasville a mi vida privada?
—¿Qué vida privada? —objetó Sally—. Tú no tienes vida privada. No tienes novia…
—Sólo tengo doce años-argumento Adam.
No me hace falta ninguna novia.
—Es verdad-suspiró Sally. —Espera a tener dieciocho. Deja que la vida pase de largo. Desperdicia tus mejores años. Total a mí no me importa. Pero yo vivo e presente es la única manera de vivir en este pueblo. Porque mañana podrías estar muerto. O algo peor.
Watch dio unas palmaditas a Sally en la espalda.
—Creo que necesitas un donut.
Sally refunfuñó.
—Los donuts no son a solución. —Sin embargo, le dio un mordisco a uno de chocolate que Watch había colocado delante de ella. Una sonrisa se dibujó en sus labios—. Azúcar… chocolate… Es mejor que tener novio. Siempre están a mano cuando los necesitas.
Adam miro al techo y murmuró entre dientes:
—Deberías llevar siempre encima unas chocolatinas.
—Ya me lo han dicho-contestó Sally sin dejar de masticar su donut de chocolate, relleno de mermelada. Extendió un brazo y cogió un periódico que había en la mesa de al lado. Leyó los titulares. —¡Anda!— exclamó.
—¿Qué ocurre? —preguntó Adam.
—Un niño de cinco años ha desaparecido en el espigón-dijo Sally.
—¿No lo sabías? —preguntó Watch—. Ya salió en el periódico de ayer. Una ola enorme se lo levó mar adentro. La policía dice que ha debido de ahogarse.
—¿Ahogarse? —repitió Sally, señalando el artículo—. Su hermana estaba con él y dice que un fantasma salió del faro y se lo llevó.
Watch se encogió de hombros.
—En cualquier caso el niño ha desaparecido.
—¿Han encontrado el cuerpo? —preguntó Adam horrorizado. No sabía cómo sería ahogarse, quizás algo así como asfixiarse.
—No-dijo Sally, leyendo el artículo. —La policía supone que la marea habrá arrastrado el cuerpo. Hace falta ser tonto…
—Pero es bastante lógico-afirmó Adam, aunque estaba seguro de que Sally le pegaría cuatro gritos por haber dicho eso. Sally resopló y apartó el periódico.
—Mira que eres ignorante-dijo. —No han encontrado el cuerpo porque ese niño no se ahogó. Su hermana está diciendo a verdad. Un fantasma se llevo a su hermano. Watch ¿por qué no le explicas a Adam que estas cosas pasan?
Pero Watch no parecía muy interesado.
—No importa si fue una ola o un fantasma. El niño está muerto.
Sally estaba furiosa.
—Así que para ti sólo es otro número en las estadísticas de Fantasville. ¿Cómo puedes ser tan frío? ¿Y si el niño aún está vivo?
—Entonces, ¿qué problema hay?
—¡No! —gritó-Sally—. Quiero decir, ¿y si está vivo esperando que lo rescaten? Nosotros somos os únicos que podemos hacerlo.
—Ah, ¿sí? —preguntó Watch.
—Por supuesto-dijo Sally. —Creo lo que dice esta chica. Y creo en los fantasmas.
—Pues yo no-replicó Adam.
Sally lo fulminó con la mirada.
—Lo que pasa es que tienes miedo. Por eso quieres condenar a ese pobre niño a una vida de tormentos. Adam me has decepcionado.
Adam sintió que comenzaba a dolerle la cabeza.
—No tengo nada contra ese niño. Pero si a policía no ha podido encontrarlo no creo que nosotros podamos hacerlo.
Sally se puso de pie.
—Genial. Ríndete antes de intentarlo. La próxima vez que una bruja o un extraterrestre te secuestren, me limitaré a pedir una taza de café y un donut relleno de mermelada y decirle a todo el que pregunte que Adam era un tío muy majo, que me caía muy bien; pero que si se ha ido, pues se ha ido y en paz. Y que no me molesten.-Hizo una pausa para recobrar el aliento. —¿Y bien?
—¿Y bien, que? —preguntó Adam.
Sally puso los brazos en jarras.
—¿Piensas ayudarme o no?
Adam miró a Watch, quién había cogido el periódico y estaba leyendo el artículo.
—¿La ayudamos? —preguntó Adam a su amigo.
Watch echó un vistazo a sus relojes, a los cuatro dos en cada brazo.
—No tenemos nada que hacer esta tarde.-Y añadió: —Conozco a Cindy Makey esta como un tren.
Adam se volvió hacia Sally.
—Te ayudaremos.
Sally se alejó furiosa.
—Vosotros, los tíos, sois tan altruistas…
Adam miró a Watch mientras se levantaba para seguir a Sally.
—¿Qué significa altruista?
—Digamos simplemente que esa palabra no se aplica a nosotros-respondió Watch.