8
MENTALIDAD POSITIVA

Respóndeme a esta pregunta: «¿Crees que el trabajo mental es importante?». Imagino que tu respuesta habrá sido que sí. La mía también lo es. No solo es importante, sino que es fundamental. El trabajo mental es clave para el entrenamiento y para ayudarnos a alcanzar todos nuestros objetivos.

Con dieciocho años empecé a aplicar este aspecto con una psicóloga. Reconozco que el primer día me sentí un poquito incómodo en algún momento. Nada más empezar a hablar con ella me planteó la misma pregunta que yo te acabo de hacer a ti antes. Me dio mucho que pensar.

Hago las veces de mi psicóloga y te planteo estas preguntas: ¿qué importancia das a la mente?, ¿y al entrenamiento físico? Quizá pienses que un 50 por 100 es mente y el otro 50 por 100 es físico. O tal vez, si eres más osado, opines que el trabajo mental en un 70 por 100, mientras que el físico engloba un 30 por 100. O, vamos a ponernos más en el límite. ¿Valoramos la mente y le damos un 90 por 100, dejando tan solo un 10 por 100 al trabajo físico? Cada uno de nosotros debe dar prioridad a lo que considere y entrenar lo que crea que es más importante.

Tal vez te preguntarás qué contesté yo a Rosa Gisasola, la que ha sido, es y será mi psicóloga. La primera respuesta que me vino a la cabeza fue de un 50 por 100 para el físico y lo mismo para el trabajo mental. Pero según iba conversando con ella fui cambiando de opinión. Al final, llegué a la conclusión de que el 90 por 100, nada menos, era mental. Rosa me dijo:

—Chema, me estás reconociendo que para ti lo más importante es la mente. Así que vamos a entrenarla para que llegues a alcanzar todo lo que te propongas.

También es cierto que con los años he ido aproximando ambas cifras. La experiencia y los kilómetros recorridos han variado ese baremo, y si ahora tuviera que responder a esa pregunta, diría que una de las cosas más importantes para mí es entrenar el cuerpo. Es decir, estar físicamente bien.

Como ves, todo depende de nosotros. Hay corredores que tienen la mente muy entrenada y son capaces de hacer muchas cosas, y otros que necesitan más preparación física. Lo que está claro es que todo es entrenable. Siempre podemos mejorar, nunca es tarde. Cada día tenemos que intentar aprender algo nuevo que nos ayude a trabajar —de la mejor manera posible— la mente y la parte física. Esto nos ayudará, primero, a ser más felices y, después, a cumplir aquello que nos hemos propuesto. Haz trabajar tu mente todos los días de tu vida. Hay que aprender a ejercitarla porque al final puede ser, o bien un limitante, o bien todo lo contrario, pues será capaz de hacer que mejoremos y consigamos aquello que en un principio nos parecía imposible.

Imagen 50

PENSAMIENTOS NEGATIVOS

A la hora del trabajo mental existen diversos ejercicios y estrategias que debemos seguir. Pensemos por un momento en una circunstancia que nos ha ocurrido a todos los corredores, algo tan sencillo como es detenernos en una carrera. ¿Por qué lo hacemos? Porque el pensamiento que nos viene a la cabeza es «No puedo más». Si nuestra mente no está acostumbrada, el cuerpo responde a esos pensamientos de manera rápida. En ese momento creemos que no podemos correr y nos paramos directamente. ¿Qué nos ha ocurrido? Que la musculatura y el cuerpo han obedecido esas órdenes de manera automática.

Lo fácil es pararse, así que lo que debemos hacer es combatir esa orden e intentar frenar esa dinámica negativa. Para ello es importante saber qué estrategias nos permitirán engañar a nuestra mente para que no nos pare. Es decir, estamos ante un proceso que requiere de un entrenamiento tan específico como puede ser el físico.

Reconozco que muchas veces he tenido esa sensación de querer parar. Pero llegó un momento en el que decidí ser fuerte y no hacerlo. Corría el Campeonato de España Promesaen la modalidad de diez kilómetros con la segunda mejor marca, por lo que partía como uno de los favoritos. En la carrera fui todo el tiempo en segunda posición, hasta que, quedando tan solo cinco o seis vueltas para el final, empecé a flaquear. Miré hacia atrás y vi que mis rivales se iban aproximando, que el tercero estaba muy cerca. Cuando el tercero me alcanzó y el cuarto se acercaba, mentalmente me vine abajo y pensé que no iba a lograr ninguna medalla—, directamente me paré. Quedaban solo tres vueltas, pero —todavía no sé el motivo— no pude continuar. Imagino que fue por mi juventud, por mi inexperiencia, porque no estaba preparado y porque mi mente en ese momento ganó la partida a mi cuerpo.

Pero no me ha ocurrido solo en esa ocasión. Recuerdo también el Campeonato de España de Media Maratón en Palma de Mallorca, cuando en el kilómetro catorce me puse a tirar, escapándome y marcando distancia a todos mis rivales. Quedaba un kilómetro y seguía siendo el primero, a cien metros del segundo. A quinientos metros de la meta seguía sin ver a nadie por detrás. Cuando, de repente, me pasó un corredor en los últimos veinte metros, no supe responder. Este ejemplo es otro error que tiene que ver con la mente. No puedes dejar que nadie te gane cuando llevas seis kilómetros escapado y tienes la meta a cincuenta metros. Nadie debería ganarte, tienes que ser capaz de vencer esto.

Para que la mente no te juegue malas pasadas hay que entrenar y romper las dinámicas negativas. Esas que te llevan a decir «No puedo». ¿Cómo que no puedes? Esas dos palabras no existen. Lo vamos a combatir. ¿Y cómo? Entrenando. Para cambiar ese pensamiento negativo hay que ir paso a paso.

Si haces eso ya estás ganando la partida a esos malos momentos, estás mejorando, estás entrenando. Y poco a poco romperás esa dinámica negativa que te ponía trabas y tu cuerpo será capaz de intuir cuándo vienen esos pensamientos malos para darles la vuelta y utilizarlos de la manera más conveniente.

Imagen 51