En enero de 1945, en su viaje inaugural, el I-21 partió de Kure, Japón, en dirección a la Francia ocupada desde 1940 por los alemanes, con un cargamento de 50 toneladas de materiales estratégicos,  o como estaba en el reporte, material secreto los cuales eran en realidad cincuenta toneladas de oro en lingotes, carga que solo muy pocos conocían a bordo del I-21, todo había sido embarcado en Singapur bajo un estricto secreto, luego el I-21 se dirigió a través del Océano Índico hasta el Atlántico. En medio del océano, el I-21 se reunió con el submarino alemán U-530, que le proporcionó el combustible necesario para continuar el viaje e instaló el detector del radar tipo Naxos FuMB7 el cual desde un principio comenzó a fallar, este radar había dado amplios resultados en los submarinos alemanes pero en los japoneses había sido un error fatal.

Un operador y un navegador alemanes ambos familiarizados con la navegación se unieron a la tripulación japonesa para ayudar al submarino a sobrevivir a la última etapa del viaje a Lorient, Francia, donde el cargamento de oro seria descargado y transportado por tierra a un lugar desconocido. Sin embargo, sin saberlo para cualquiera de los japoneses o alemanes, sus códigos secretos habían sido rotos y habían revelado sus planes a los aliados, al I-21 lo estaban siguiendo de cerca desde Singapur, este había logrado evadir a sus perseguidores, infinidad de veces, así que por el momento no se veía perseguido. Pero la buena suerte del I-21 iba a acabar pronto de manera que el submarino fue atacado varias veces y este respondió a los ataques hundiendo un destructor ingles y un submarino norteamericano así como algunos torpederos PT.

Su ruta fue desviada varias veces en el transcurso  de su misión así que debido a las constantes perdidas japonesas y a la rendición de Alemania aquel Mayo de 1945, su misión se vio comprometida, los dos operadores alemanes al enterarse de la rendición de Alemania se suicidaron. Y de ahí en adelante vino el declive para el submarino japonés comandado por el capitán Akito Itsuki junto a su tripulación la cual lo había acompañado en muchas misiones.

Los constantes ataques de barcos y torpederos aliados acosaron durante meses al submarino que no tenía forma de zafarse de sus agresores de modo que terminó por deteriorarse obligando a sus tripulantes a vivir en caos constante, desterrados al inclemente océano, y encerrados en aquel armatoste de metal, para los marineros de I-21 esta parecía ser su tumba unida su destino final. La claustrofobia fue uno de los primeros síntomas que comenzaron a sufrir los marineros del I-21, además hubo casos de algunos marinos que intentaron abrir las escotillas para poder salir de la nave desesperados por el encierro de días en esta.

La tripulación real de un submarino del tipo I-21 era de ciento un marineros y ofíciales, tenía la capacidad de sumergirse hasta 100 metros, desarrollando entonces una velocidad máxima de 8 nudos, con una autonomía de 96 millas náuticas a una velocidad reducida de 3 nudos. En la superficie  una velocidad de crucero de 16 nudos, desarrollando una velocidad máxima de 23,6 nudos. Algo que poseían los submarino de este tipo y que era una gran novedad en su tiempo, fue que trasportaba un hidroavión biplaza de reconocimiento el Yokosuka E14Y conocido por los Aliados como Glen, almacenado en un hangar hidrodinámico en la base de la torre de la vela, en particular el I-21 había sido adaptado a no tener este hidroavión ya que había que disminuir el peso al máximo debido a la secreta carga que transportaba el I-21 comandado por el capitán Akito, pero su gran joroba era evidente desde lejos y fácil de detectar por los aliados que se encontraban en la zona en donde estaba el submarino japonés. De este tipo de embarcación  sólo llegaron a construirse 5, de los que sólo 3 se botaron y únicamente 2 se llegaron a armar permaneciendo en puerto y destruidos por los B17 estadounidenses durante los bombardeos a las costas japonesas.

De hecho, el concepto de usar los aviones en el submarino se mostró tan inútil, que el tercero fue transformado en el astillero para reconvertirlo al menos pomposo fin de submarino-gasolinera, para realizar misiones de reabastecimiento de combustible a las posiciones japonesas en Indochina. Una misión bastante menos glamorosa de la prevista. Su enorme eslora y desplazamiento le daban una no muy eficaz maniobrabilidad, lo cual podía ser simplemente letal si navegando por superficie lo descubría un avión aliado, este submarino gasolinera japonés estallo misteriosamente en las costas australianas, se decía que su capitán para no dejarse capturar lo había volado con explosivos adheridos a los torpedos matando a todos casi instantáneamente.

Para este tipo de submarinos sumergirse no era una opción ya que precisamente esa enorme masa tardaba bastante en hacerlo y encima sin poder usar los cañones antiaéreos durante la maniobra, por aquello de que meterse bajo el agua con un submarino con escotillas abiertas suele ser bastante contraproducente para la flotabilidad del mismo, y su regreso a superficie no está del todo garantizado... por lo menos no con los de adentro vivos, el cuarto submarino fue hundido en las costas de Guadalcanal y el ultimo era el I-21 modificado del capitán Akito, que se encontraba vagando por las aguas infestadas de naves aliadas.

Una de las ultimas ordenes que el capitán Akito recibió fue la de no rendir la nave bajo ningún motivo, solo él, su primer oficial y el jefe de maquinas estaban al tanto del cargamento tan preciado que transportaba la nave. Ahora para el capitán Akito era más importante su tripulación que el preciado metal que transportaban para continuar aquella horrible contienda, ya sus aliados alemanes no existían como tal la rendición de la Alemania nazi había sido el 8 de mayo, así que ese oro serviría para compensar los malos momentos sufridos por sus hombres tratando de sobrevivir en esta guerra tan absurda.

Después de comunicarse con su superior inmediato el comandante el almirante Furo Hiromu, antiguo jefe supremo de las fuerzas navales imperiales, este le había dado órdenes de rendirse, pero no dejar que el submarino cayera en manos de los aliados, ya los heridos estaban siendo transportados al Cutty Sark, las armas habían sido entregadas al el primer oficial del Cutty señor Willianson, de parte del jefe de maquinas Jiro Itou  y la entrega del submarino seria a los estado unidenses que estaban próximos a llegar a donde se realizaba la rendición pacifica del I-21, pero las intenciones de el capitán Akito eran otras, no entregar la nave a sus captores, ya el primer oficial el teniente  Tomoya Shiro y el maestro del cuarto de maquinas Jiro Itou, estaban colocando varios explosivos de poca potencia con la intención de hundir la nave sin que esta se viera destruida por completo, la reserva de combustible en los tanques del I-21 era mínima quizás muy poca pero esta no crearía suficiente combustión para destruir aquel inmenso tabaco jorobado de metal, solo debía hacerse dos aberturas en el casco del submarino así se hundiría y la nave estaría intacta para cuando la consiguieran con su preciada carga en un futuro no muy lejano, la nave debía estallar pronto ya que los estadounidenses estaban por llegar al sitio en cualquier momento.

El capitán Akito y el primer oficial Tomoya ya habían tomado la determinación de hundirse con la nave, el oficial maestro del cuarto de maquinas había recibido órdenes del capitán que este no moriría, si no que más bien con las coordenadas que se determinaran a último momento, regresaría a buscar el oro en un futuro y lo repartiría entre los hombres que tan fielmente se habían comportado.

-Ya todo está dispuesto capitán los heridos están a bordo del velero.

Informo el teniente Tomoya al capitán Akito.

-Y los explosivos ¿ya están colocados?

-Si mi capitán están por detonarse.

-Recuerde que esta nave no debe caer en manos de los aliados.

-Sí, mi capitán eso esta sobreentendido por el maestro de maquinas está muy consternado dice que él quiere acompañarnos en nuestro destino.

El capitán con el rostro severo y sin ningún rasgo de miedo dijo.

-De ninguna manera el jefe Jiro Itou tiene aun una misión que concretar, y es inaceptable que él nos acompañe, se requieren dos hombres para detonar los explosivos así que esos dos hombres somos nosotros, ya el señor Jiro Itou ¿tiene las coordenadas? los aviones de reconocimiento americanos deben tener las coordenadas, dé nuestra ubicación actual debemos avanzar algunas millas, solo informe a la capitana del velero que queremos avanzar un poco con el submarino luego rectificaremos coordenadas y lo hundimos.

Durante casi una hora ambas embarcaciones navegaron una detrás de la otra, esto dio tiempo a que los aviones de reconocimiento aliados se alejaran para recargar combustible.

Tomoya informo al capitán que ya era hora.

-Mi capitán ya todo está dispuesto, los aviones se han retirado.

El cielo se encontraba despejado, los aviones estadounidenses se habían retirado a cargar combustible, pero pronto regresarían.

-Bueno abandone la nave diga a nuestros captores que pronto estaremos con ellos pronto dese prisa, ah otra cosa,  Jiro Itou ¿tiene las coordenadas?

-Si mi capitán ya las tengo.

Contesto Jiro Itou algo turbado, por no poder acompañar a sus camaradas en su destino final.

-Bueno, buena suerte, usted ha sido un fiel oficial espero que recuerde este día con orgullo, no se entristezca que ahora tiene una misión muy difícil que cumplir.

Jiro Itou  saludo con firmeza a su capitán y se retiro cabizbajo.

Después de que el submarino se desplazara algunas millas detrás del velero, los cinco hombres que se utilizaron para mover el gigante metálico se trasladaron al velero, sobre la cubierta del submarino no se encontraba ya ningún marinero japonés, las ataduras que estaban dispuestas entre el submarino y el velero fueron desatadas algo que mantenía el submarino a una distancia prudencial del velero, Jiro Itou  subió a un pequeño bote de hule inflable y comenzó a remar hacia el Cutty Sark, de su rostro brotaban lagrimas, este fue el último en subir al velero ayudado por Willianson.

De pronto un sonido seco y sordo de una explosión seguido luego otro similar se sintieron estruendosamente y del I-21 comenzó a salir humo de la torre así como de la joroba que alguna vez almaceno un pequeño hidroavión, los tripulantes del Cutty salieron todos a observar que sucedía, los marineros japoneses se amontonaron en la barandilla de la proa estos lloraban amargamente, Jiro Itou  también lloraba copiosamente, el submarino se empezó a inclinar muy rápidamente hundiéndose en segundos sobre el agua apareció una gran cantidad de espumantes burbujas al final solo una gran mancha de aceite quedo en el sitio en que antes estuvo el moribundo de metal. Este fue el final del capitán Akito su primer oficial Tomoya y el I-21 con su valioso cargamento.

La restauración del Cutty Sark continuaría por espacio de cuatro años mas ya  era cosa del pasado lo sucedido con la espectacular nave, los esfuerzos por devolverle su esplendor de antaño habían sido casi sobrehumanos, En cuanto a Richard Doughty y Chris Livett ejecutivos de Cutty Sark Enterprises, pudieron renovar las obras de restauración del velero en tiempo record, además la compañía de seguros International Insurance Company of England ,les reintegro el pago para que pudieran ayudarse en la restauración del Cutty Sark. Los ejecutivos contrataron a una de las mejores compañías de seguridad para que no sucediera ningún otro percance con la nave. Pero aun el Cutty guardaba viejos recuerdos y ocultaba un secreto desconocido por todos.

Volver a armar una nave como el Cutty Sark era toda una proeza, existían muy pocos planos de la nave, los constructores de antaño no habían dejado ningún registro de la fabricación del velero y de sus constantes modificaciones que sucedieron durante años, pero esto se solucionaría muy pronto ya que un descendiente de de uno de los famosos carpinteros que trabajaron en la construcción del Cutty Sark ayudaría a la restauración del viejo Velero.