———— Sagyth ————
La imagen de esa chica atada a la farola, con las muñecas abiertas y a punto de morir desangrada… todo por obra y gracia de su propio padre. Esa imagen quedó grabada en mí… y nunca más podría deshacerme de ella.
Aquella experiencia nunca podría olvidarla. Y no era que la muchacha me importara, no podía importarme. Era solo una niña de sangre de horrible sabor; era plana, bajita,… sí, adorable, pero yo no era ningún pederasta. Además, era de carácter agrio.
Aunque, todo sea dicho, ese carácter tenía un algo…
De todas formas, como me recordaba a menudo, en esos momentos durante el día en que tenía que quedarme escondido con mi hermano en algún lugar oscuro, seguramente húmedo y sucio… Entonces me recordaba que no volvería a verla.
Y no sabía si eso era bueno… o malo.
Al fin y al cabo, hacía mucho que no me divertía tanto con una mujer. O que reaccionaba de forma tan iracunda al verla herida.
No pensaba en ella a menudo, claro que no. Solo era un paso más en mi vida, otro nombre en la lista de chicas a las que había tocado o besado.
Tenía otras cosas en la cabeza además de esa niña, Samer. Tenía que pensar en mi hermano, Vaylon, y en darle un lugar dónde asentarse. Él no estaba hecho para aquella vida nómada. Necesitaba un hogar. Una familia. Una seguridad.
Puede que, aunque me costara admitirlo, yo también lo necesitara. Más de lo que quería aceptar.
Vaylon y yo nacimos en la nobleza humana hace más tiempo del que puedo contar. No recuerdo mucho de aquello; lo que más llena mi memoria son muchos, muchos viajes que hemos hecho en busca de algo que cada vez más parece una quimera: un rincón pacífico donde poder vivir sin ocultarnos en la oscuridad.
Puede que seamos hijos de la noche y nuestro alimento sea la sangre caliente extraída de las venas de humanos indefensos, pero eso no significa que gocemos de la emoción de la caza.
Bueno, hay un tipo de caza que tal vez sí gozo. En especial cuando la presa se resiste… mucho.
Pero no se trata de eso, ¿verdad? Se trata de los viajes, del tiempo que llevábamos buscando una familia de vampiros sedentarios que quisieran extraños en su familia… y que reunieran las condiciones que queríamos.
Como, por ejemplo, no matar humanos.
Finalmente, nuestros pasos sin rumbo nos llevaron a un pueblo del país de Enuc, llamado Pueblo B.
Un nombre muy original, ¿verdad?