8

    Estoy sentada frente a la pantalla del ordenador mirando las palabras que acabo de escribir y ordenando las ideas. Tengo bastante claro cuál va a ser el siguiente capítulo, pero por alguna razón estoy atascada. Tengo la sensación de necesitar escribirlo todo y enseguida, y por eso me sucede todo lo contrario.

    ―¿Puedo ayudarte?

    Esa voz en mi cabeza es inconfundible, además que es tal y como me la imaginaba.

    ―Hola, Leonor. Solo faltabas tú.

    ―Sí, bueno, antes de presentarme quería ver qué tal iba avanzando mi personaje.

    ―¿Y qué te parece? ¿Alguna queja? ―pregunto mentalmente con tono cínico.

    ―Pues mira, ya que lo dices… no es exactamente una queja, es más bien una pequeña observación: ¿no he dado la impresión de estar en celo? Ya sabes… “arráncame la ropa aquí mismo”…

    Se me escapa una sonrisa antes de responderle.

    ―Quizás, pero… ¿no te mueres por probarlo?

    Su silencio me da la razón. No sé por qué, pero con ella me entiendo sin tanta conversación mental. Supongo que debe ser porque en el fondo cuando escribo sobre un personaje femenino, irremediablemente dejo en él una parte de mi propia personalidad. ¿Quién sabe?

    ―Asia…

    ―Dime Leonor…

    ―¿Y yo cómo soy? Quiero decir, ¿qué aspecto tengo?

    La pregunta ha actuado en mi cerebro como un botón de puesta en marcha y las ideas para el siguiente capítulo han aparecido ordenadas como por arte de magia.

    ―Ahora mismo lo sabrás…

    Me siento como la aspirante a ganar los cien metros lisos de una maratón sinsentido, pero es la única manera que se me ocurre para describir ese momento en que todas las palabras aparecen en mi cabeza, en fila una detrás de otra, esperando a dar el disparo de salida para empezar a correr sobre la pantalla del ordenador.

    Preparados, listos, ¡YA!

Si no eres tú
titlepage.xhtml
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_000.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_001.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_002.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_003.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_004.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_005.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_006.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_007.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_008.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_009.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_010.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_011.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_012.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_013.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_014.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_015.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_016.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_017.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_018.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_019.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_020.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_021.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_022.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_023.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_024.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_025.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_026.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_027.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_028.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_029.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_030.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_031.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_032.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_033.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_034.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_035.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_036.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_037.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_038.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_039.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_040.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_041.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_042.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_043.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_044.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_045.html
CR!N3NE2ZWFE93MX5CZ5VT9XS00MFX6_split_046.html