Regreso

 

 

─ ¿Cómo está? ─ preguntó al llegar, había dejado a Meli con ella mientras él iba a la universidad, ya había terminado su último semestre, solo había pasado dos semanas de lo sucedido.

─ A estado mejor, creo ─ contestó casi en un susurro, no quería despertarla ─ se levantó ella sola de la cama y se dio un baño.

─ ¿De verdad? ─ inquirió esperanzado ─ hablé con el psicólogo de la universidad, me dijo que todo esto era por el trauma de todo lo que vivió, él dice que así como entró en este estado también saldrá de él.

─ Yo creo que ya está saliendo entonces, hoy la vi distinta, como si su alma estuviera de nuevo dentro de ella.

─ Eso espero Melissa, siento que ya no puedo más ─ confesó dejando al fin salir las lágrimas que por días se había guardado.

─ Siempre fuiste fuerte Martín, solo un poco más y verás que esto pasa ─ intentó darle ánimo a el que consideraba su hijo.

─ Eso me dicen siempre, pero la realidad es otra ─ tenía que desahogarse con alguien, se había reprimido por mucho tiempo intentando ser fuerte pero ya no aguantaba más, ya no ─ yo lo intento, créeme. Pero al verla así no sabes la impotencia que siento, solo quiero verla feliz, sonreír, extraño verla preparar sus dulces ─ sonrió melancólico al recordarla en la pequeña cocina de su apartamento preparando cualquier invento como ella le decía a sus exquisitas preparaciones improvisadas ─ solo quiero tener la oportunidad de ser feliz sin sentir que me dejarán o se apartarán de mí, solo quiero mi segunda oportunidad para ser feliz con ella, solo eso.

Meli lo recibió en sus brazos para tratar de consolar a su niño ¿Cómo la vida podía ser tan cruel? Arrullándolo en sus brazos por largo rato notó que se había quedado dormido, colocándolo en la cama al lado de Laura decidió dejarlo descansar.

Despertó y sintió un peso en su cadera, girándose lentamente vio el rostro más hermoso que existía en la tierra, los recuerdos de los últimos días llegaron a su mente como un remolino logrando por un momento aturdir sus pensamientos una vez más -¡Basta!- gritó en su mente, ya no más, ya era suficiente.

Sintió unas suaves caricias por todo su rostro, esos delicados dedos pasaban de su cabello a sus mejillas y luego a sus labios en una constante caricia que parecía no tener fin, definitivamente se estaba volviendo loco. Abrió los ojos con la intención de poner fin a tan lastimoso sueño y fue cuando se dio cuenta que esta vez era real, ella estaba mirándolo como si fuera la cosa más bella que existía en el planeta.

─ Hola ─ dijo casi en un susurro, se veía confundido y no quería asustarlo.

─ Hola ─ decidió seguirle la corriente a su imaginación.

─ Te extrañé ─ confesó mientras lagrimas brotaban de sus ojos.

Levantó su mano y enjugo sus lágrimas notando su piel y dándose cuenta que no era una fantasía, era real, ella estaba allí. Había vuelto.

─ ¿Esto es real? ─ se aventuró a preguntar.

Con una sonrisa tierna dibujada en su rostro Laura se permitió seguir el extraño dialogo que mantenía con el hombre del que estaba profundamente enamorada.

─ ¿Quieres que te lo demuestre?

Un leve movimiento de cabeza por parte de Martín fue todo lo que Laura necesito para acercarse un poco a su rostro y unir sus labios en un tierno beso.

La respuesta de Martín no se hizo esperar y comprendiendo al fin que la mujer de su vida había regresado la envolvió en sus brazos siguiendo el beso más hermoso que jamás le habían dado.

 

 

Destino
titlepage.xhtml
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_000.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_001.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_004.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_005.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_006.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_008.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_010.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_012.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_014.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_016.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_018.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_020.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_022.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_024.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_026.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_028.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_030.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_032.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_034.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_036.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_038.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_040.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_042.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_044.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_046.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_048.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_050.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_052.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_054.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_055.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_057.html
CR!W6YB5TB9F972SEFV0P0X5VPT4TDM_split_058.html