Ultima Misión.
Martín se quedó en su lugar, quería decirle la verdad, quería contarle que el Don la estaba buscando, que ella era esa última misión que tanto había esperado desde que la conoció. Que irónica le parecía la vida en estos momentos, cuando lo que quería era ser mejor para ella era cuando tenía que convertirse en su verdugo, sería él quien la pondría cara a cara con el hombre que le había quitado todo en su pasado, no lo podía creer, tenía que entregarla, no era justo.
Buscó su teléfono en sus bolsillos, al encontrarlo marcó el número de su amigo, necesitaba idear un plan, no podía simplemente entregarla y ya, algo debía hacer y sabía que Juan lo ayudaría.
― Dime chamo ─ contestó como siempre su amigo de buen humor.
― Necesito decirte algo sumamente importante, ven a mi apartamento ahorita mismo, es una emergencia.
─ ¿Qué pasó? No me asustes ¿Estás bien?
─ Si, pero por favor, no te tardes.
Colgó sin esperar respuesta alguna, Laura ya había bajado y se fueron inmediatamente pues ya se hacía tarde, por todo el camino Laura no paraba de hablar de todo lo que quería hacer en el negocio, pensaba que una remodelación no le vendría mal pero sin duda este no era el momento. Martín la dejó en la panadería y sin esperar más se devolvió al apartamento.
Al llegar vio a Juan en la cocina caminando de un lugar a otro, pues desde que habían hablado minutos atrás estaba muy nervioso, sabía que algo realmente grave estaba pasando, Martín no se amedrentaba con cosas simples, estaba acostumbrado a ciertas situaciones fuertes debido al tipo de trabajo que desde algunos años desempeñaba con el Don, por eso cuando le dijo que lo que tenía que decirle era algo sumamente importante no dudo en que definitivamente debía serlo, así que inmediatamente se fue al apartamento de su amigo y haciendo uso de la llave que tenía desde hace varios años entró al apartamento para esperarlo como habían acordado.
― Fui a ver al Don anoche ― habló Martín al entrar en la cocina y notar a su mejor amigo igual o incluso más nervioso de lo que él mismo se sentía ― tengo una misión nueva, la ultima y la más difícil ─ continuó al ver que Juan esperaba detalles.
― ¿Cuántas veces te ha dicho eso? ― preguntó Juan alterado ─ no es la primera vez que te lo dice Martín y lo sabes ¿Qué te hace pensar que esta vez sí es la última?
─ No puedo hacer nada, sabes que de esas cosas no se sale tan fácilmente ─ intentó beber un poco de agua fracasando en el intento ─ esta vez me dio su palabra y me pidió algo que jamás pensé que debía hacer, me voy a volver loco.
─ ¿Qué debes hacer? ─ no le gustaba ver a su amigo agobiado, la última vez que lo vio así fue cuando sus padres se fueron y de eso ya habían pasado algunos años.
― Debo entregarle a Laura, ella es mi nueva misión.
― No estoy entendiendo nada.
― El Don tiene un nuevo socio que tiene mucho dinero, este socio es el tío de Laura que al parecer la anda buscando para que ella le firme unos documentos entregándole toda su fortuna, el Don quiere venderla porque este hombre del que te hablo no sabe aun donde se encuentra ella.
─ ¿Y cómo el Don dio con su paradero?
─ Porque el mejor amigo de Laura trabaja para él y un día al ver la foto de ella en su escritorio se alegró y preguntó por ella y el Don se dio cuenta que la conocía y… no sé más detalles, al enterarme de eso le di a ese tal Luis la golpiza de su vida.
─ Entonces Laura es...
─ Millonaria ― continuó Martín explicando ― su tío mató a los padres frente a ella y la quería matar también, pero logró escapar ─ trataba de no dejar pasar ningún detalle para que así pudiera ayudarle a idear algún plan ─ él pensaba que estaba muerta y por culpa del desgraciado de Luis el Don se enteró de todo y como este nuevo socio la esta buscando, pues quiere tenerla para luego vendérsela por 10 millones de dólares ¿Entiendes?
― ¿Cuando debes hacer eso?
― Tengo hasta el viernes… Y hay más; ese tal Luis será mi ayudante en esta misión, estaré vigilado y más ahora que consiguió que Laura lo contratara como su ayudante de cocina y ahora debe estar con ella ¿Sabes lo que eso significa? Si yo fallo el estará allí para hacerlo por mí.
― Que lío, pero tiene que haber una solución.
― No puedo hacerle esto a Laura, sé que si la entrego la van a matar y si no la entrego me mataran a mí. No puedo simplemente entregarla y ya, me enamoré de ella y ella confía en mí, no puedo hacerlo.
― Pero si no lo haces el Don vendrá por ti, sabes que así será.
― No me importa morir porque si la entrego igual estaré muerto, prefiero morir una sola vez de un balazo a hacerlo lentamente recordando cada día lo que le hice a la mujer que amo.
En la panadería todo marchaba muy bien, Luis llegó a la hora acordada, trabajaron todo el día, fue agradable tener a su amigo allí con ella sin embargo no dejaba de pensar en la conversación que había tenido con Martin esa mañana. -La vida es cruel Laura, nos une con las personas menos indicadas- esas palabras retumbaban por su mente ¿Se refería a él o a lo que tenían? Porque sin duda tenían algo ¿O no? Sabía que algo le pasaba pues estaba muy extraño, se había peleado con alguien eso era seguro ¿Pero con quien? Y ¿Por qué?
Además estaba el hecho de que en todo el día no supo nada de él, no le había enviado ni un mensaje de texto ni la había llamado, eso era realmente extraño en él que se había mostrado muy detallista en esos últimos días.
Ya habían llegado a buscar los postres y estaba ordenando todo para la jornada laboral del siguiente día cuando lo vio llegar, se veía algo cansado, pasó en total silencio hasta donde estaba ella, depositó un beso delicado en su frente y siguió su camino a la oficina donde se reuniría con Meli como todas las semanas. Laura notó que había algo en él que no había visto antes, se veía preocupado o asustado.
― Meli debo pedirte un favor, no me preguntes nada ahora ─ pidió a Meli una vez que se encontraban en la oficina ─ llévate a Laura contigo esta noche, debo hacer algunas cosas y no puedo dejarla sola, por favor, dile algo… no sé, inventa cualquier cosa.
Meli solo asintió y salió de la pequeña oficina, Martín se quedó allí, esperando que Meli hiciera lo que le había pedido, unos suaves golpes lo sacaron de sus pensamientos.
― Martín ― era Laura con su dulce voz ― Meli me pidió que la ayudara a preparar un pastel de chocolate, voy a quedarme con ella esta noche, no hay problema ¿verdad?
― Esta bien Laura, puedes quedarte donde tu quieras.
Se levantó y se acercó a ella, la rodeó con sus brazos envolviéndola con ellos de una manera fuerte, protectora y tan llena de amor que provocó en Laura una sonrisa boba y un latir acelerado de su corazón, se separó de ella y se quedó observándola detenidamente, era tan perfecta y tan frágil como una copa de cristal fino, se acercó a sus labios y la beso, sus labios tan dulces como siempre siguieron el beso ― te quiero, Laura ― logró susurrar en medio del beso, se separó de ella y regalándole una mirada que solo estaba reservada para ella, salió de la oficina a encontrarse nuevamente con su amigo para a idear un plan que sea lo suficientemente eficaz como para salvarlos de tan maquiavélico destino que la vida les había preparado.
La noche pasó y Laura apenas lo notó, nada más entrar en la casa de Meli comenzó a preparar un pastel de chocolate, le agradaba la idea de sentirse útil, le gustaba pensar que de alguna manera estaba retribuyendo todo lo que esa mujer había hecho por ella.
Melissa no paraba de pensar en Martín, estaba realmente preocupada por él, intentó llamarlo al celular pero estaba apagado así que decidió dedicar ese tiempo a disfrutar de la compañía de esa hermosa jovencita que ya se había ganado su corazón.
Martín reunido en su apartamento con Juan pasó la noche entera tratando de idear un plan para librarse de tan difícil misión, tenían muchas ideas pero en casi todas ellas debían hacer participe a Laura y esto suponía para él una gran preocupación.
― Tienes que decirle, Martín – le aconsejó Juan a su amigo ─ ya no puedes seguir ocultándote más, es inevitable.
― No sé… yo no sé cómo reaccionará ante todo esto.
― Si de verdad te quiere, confiará en ti.
― Lo que más me aterra es tener que contarle toda mi verdad, tendré que decirle quien soy y todo lo que he hecho, si después de contarle todo no me cree o decide no querer verme más, me voy a morir.
―No te vas a morir y ella te va a creer, ella te quiere, no te preocupes ─ sabía que su amigo estaba desesperado y quería animarlo, Martín tenía que enfrentarse a esto de una vez ─ Mira, ya a esta hora ella debe estar esperando a ese tal Luis, creo que es momento de ir a buscarla.
― Si, tal vez tengas razón ─ aceptó tomando el último sorbo de café ─ nos vemos en tu apartamento más tarde y gracias por todo.
― No me agradezcas, esto a penas comienza─ dijo para sí mismo, sentía un gran peso en su espalda, sin duda alguna tenía que ayudar Martín que más que un amigo era su hermano, había compartido con él la mitad de su vida y no existía cosa alguna desconocida entre ellos pues eran muy unidos.