¿Luis?
No pudo terminar la frase porque ya Martín había llegado, Laura al verlo se levantó de su asiento y caminó apresuradamente a su encuentro.
― Dime que te fue bien por favor ― pidió Laura a Martín.
Martín estaba algo serio y se quedó en silencio por un momento, al ver como la cara de Laura iba cambiando de alegría a esperanza y luego a tristeza decidió terminar con la incertidumbre de su castaña ― Sí, me fue muy bien ― y sin esperar más la abrazó.
― ¡Felicidades, lo lograste! ― Le dijo Laura aun abrazada a él ― ven, quiero presentarte a alguien ― le tomó la mano y lo guió tras ella hacia su amigo que esperaba algo nervioso.
― Martín el es Luis, es como mi hermano y Luís el es Martin.
Ninguno de los dos escuchó las presentaciones que Laura hacía, se miraban llenos de muchas dudas, fue Luis el primero en extenderle la mano a Martín que le respondió el saludo algo serio -¿Que estaba haciendo Louis aquí? ¿Ya le había contado todo a Laura?- pensó al tiempo que desviaba su mirada a Laura y se dio cuenta que ella seguía hablando, al parecer le estaba contando algo muy importante, pero todo lo que él quería era sacarla de allí, tenía que alejarla de Luis.
― Debemos irnos Laura, es tarde ― habló Martín en un tono duro, casi como dando una orden
― Si, tienes razón, iré por mis cosas ― respondió acostumbrada a sus repentinos cambios de humor y se retiró de allí dejándolos solos.
― ¿Qué estas haciendo aquí? ― preguntó por fin Martín
― Solo cumplo una misión del Don, que por cierto, quiere verte esta noche.
― No te quiero cerca de ella, así que sal de aquí y nunca más regreses.
― Eso no será posible ─ no le gustaba actuar así pero era lo que debía hacer ─ me iré, pero regresaré porque ahora trabajo aquí, Laura me acaba de contratar, así que deberás acostumbrarte a verme más seguido.
― No aceptarás ese trabajo, debes irte si no quieres que...
― ¿Qué? ¿Qué me harás? dime... sabes que no puedes hacerme nada ─ contestó desafiándolo ─ ya debo irme, mañana tengo que trabajar.
― Espera ¿De qué misión hablas?
― Sabes que no te diré nada, ya sabes que el Don te espera hoy, allí te vas a enterar de muchas cosas Martín Fuentes y por tu bien y el de todos, trata de no molestarlo esta vez.
Luis salió del lugar dejando a Martín lleno de mil preguntas, Laura salió a su encuentro y se fueron al apartamento, ella no paraba de hablar de su amigo y de lo feliz y afortunada que se sentía al tenerlo como ayudante, hablaba sin parar, sin embargo él estaba ausente, pensativo, distante.
Llegaron al apartamento y como de costumbre prepararon la cena, los dos en total silencio, ella preguntándose qué le pasaba, había llegado tan feliz a buscarla y de un momento a otro ya no era el mismo.
― ¿No me dirás qué te pasa? siento que estoy hablando sola ¿Qué tienes? ― quiso saber preocupada.
― Nada, mejor ve a dormir, tengo que salir y no me esperes despierta, no sé a que hora llegue ― le contestó levantándose de la mesa.
― No tienes que ser tan grosero, si te molesto solo debes decírmelo.
― ¿Sabes qué? sí, si me molestas, ahora deja de pelear y déjame en paz ¿Sabes cuantas cosas tengo en mi cabeza? no lo sabes, así que deja de preguntarme idioteces como si te importara lo que me pasa.
― ¿Preguntar idioteces? no me hables así, solo me preocupo por ti ─ no entendía nada de lo que estaba pasando, por qué se estaba comportando de esa manera si todo entre ellos estaba bien. Decidió tranquilizarse un poco, atacarlo no era la manera de llegar a él ─ mira... No quiero molestarte ¿si? si no quieres hablar esta bien, no hay problemas, pero debes saber que yo no tengo la culpa de lo que sea que te este pasando.
― Eso no lo se, no sé si eres culpable de eso y la verdad, no me interesa, ahora si no te importa tengo cosas importantes que hacer, buenas noches ― y así sin decir nada más tomó las llaves de la moto y salió del apartamento dejándola allí, nuevamente sola.