44. ¡Como si esa unidad de punto de vista no fuera notoria en Berceo, y más aún en el juglar del Cid! Yo diría que lo característico (lo graciosamente característico) del Libro de buen amor es más bien lo contrario de lo que dice el padre Andrade: el Arcipreste es unas veces un alma piadosa, otras un cínico, otras un moralista, otras un regocijado bon vivant..., pero, en casos como éste, lo mejor que uno puede hacer con las ganas de polemizar es sofocarlas.<<