17. Una de las comunicaciones me hace saber que este concepto de «desconstrucción» (déconstruction en francés), desdeñado primero en Europa, prendió exuberantemente en los Estados Unidos, sobre todo en la Universidad de Yale, con Paul de Man, Harold Bloom y otros, y ahora se está reaclimatando felizmente en Europa gracias en particular a Christopher Norris.
En tiempos más recientes, algo parecido ha ocurrido con Jean Baudrillard. En Francia es uno de tantos pensadores «interesantes», pero los norteamericanos lo han elevado a la categoría de filósofo por excelencia del «post-modernismo». «As such, he has the badge of distinctive jargon. Jargon, native or imported, is always with us; and in America, both academe and the art world prefer the French kind, an impenetrable prophylactic against understanding. We are now surfeited with mini-Lacans and mock-Foucaults. To write straightforward prose, lucid and open lo comprehension, using common Ion-guage, is to lose face [las cursivas son mías). You do not make your mark unless you add something to the lake of jargon whose waters (bottled for export to the States) well up between Nanterre and the Sorbonne and to whose marshy verge the bleating flocks of poststructuralists go each night to drink. Language does not clarify; it inti-midates...», etcétera (Robert Hughes, «The Patrón Saint of Neo-Pop», en The New York Keview ofBooks, 1 de junio de 1989, pp. 29-32). No me extrañaría que esta moda Baudrillard esté pasando ya de los Estados Unidos a México. (Nota de 1993.)<<