CAPÍTULO 86
Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige,
sino por lo que ofrece.
(Jacinto Benavente)
Liam contemplaba a Kristen con ojos embelesados mientras bajaba la majestuosa escalera de balaustrada dorada de la mansión Lancashire, donde vivían ahora.
—Ya podemos irnos —dijo Kristen.
—Estás preciosa —le susurró Liam al oído, ofreciéndole su mejor sonrisa.
—Muchas gracias —dijo Kristen, visiblemente halagada.
Liam le tendió su brazo y Kristen se cogió a él.
—Vas a ser la dama de honor más hermosa de todas —apuntó Liam sin disimular lo orgulloso que se sentía—. Vas a eclipsar a la mismísima novia.
Kristen se echó a reír.
—No creo que a Anabella le haga mucha gracia eso —comentó—. Ella tiene que ser hoy la protagonista absoluta. Al fin y al cabo, es su boda.
En esos momentos fue Liam quien rio.
—¡Dios mío, estás bellísima! —le dijo Kristen a Anabella después de la ceremonia—. Te ves radiante.
—Estoy feliz —respondió Anabella con ojos brillantes.
—Me alegro mucho por ti —apuntó Kristen, dándole un fuerte y afectuoso abrazo—. Bryan es muy afortunado.
—No más que Liam —dijo Anabella—. Es maravilloso que finalmente os reconciliarais. Estáis hechos el uno para el otro.
Kristen sonrió. De pronto, su rostro se llenó de sorpresa cuando vio a Kamelia muy acaramelada agarrada del brazo de Tommy.
—¿Qué hace Tommy con… Kamelia? —preguntó asombrada.
—Están juntos —respondió Anabella.
—¿Y por qué yo no me he enterado?
—Porque estabas muy ocupada pensando en Liam —dijo Anabella en tono mordaz—. Según me ha contado Tommy, se conocieron en la hacienda y bueno… el resto lo ha hecho el amor.
—¿El amor? —repitió Kristen—. Tommy no tiene dinero ni posición y a Kamelia es lo que le gusta.
—Pues ahora no está entre sus prioridades, te lo aseguro —aseveró Anabella—. He visto como se comporta con Tommy y realmente está enamorada de él. Lo mima, lo cuida y lo atiende como si le fuera la vida en ello, y él a ella igual.
—Si es así, entonces me alegro mucho por los dos. Se lo merecen
En esos momentos, las miradas de Tommy y de Kristen se encontraron por encima de hombro de Anabella. Kristen le sonrió. Tras unos segundos, él le devolvió la sonrisa.
Cuando vio que Tommy y Kamelia se dirigían hacia ella. Kristen se apartó unos pasos de Anabella y fue a su encuentro.
—Enhorabuena —les dijo—. Anabella ya me ha contado… Me alegro mucho.
—Gracias —respondió Tommy.
Kristen miró a Kamelia.
—Espero que seáis muy felices, de todo corazón.
—Gracias. —Fue la criada quien habló en esa ocasión y lo hizo entusiasmada.
Kristen se disponía a irse, pero Kamelia la llamó.
—Kristen…
—¿Sí? —dijo ella, dándose la vuelta de nuevo.
—Quiero… pedirte perdón —soltó de improviso delante de Tommy—. Sé que mi comportamiento no te facilitó la vida en la hacienda. Lo siento… Lo siento mucho. —Su voz sonaba sincera y algo avergonzada.
—Por mi parte está olvidado —dijo Kristen, ofreciéndole una sonrisa.
—Gracias. —Kamelia le devolvió el gesto.
Kristen miró a Tommy. También sonreía. Ver feliz a su amigo —y si lo era al lado de Kamelia—, para ella era más que suficiente.
—Felicidades —le dijo Liam a Bryan.
—Gracias, amigo.
Liam abrió los brazos y estrechó a Bryan en un afectuoso abrazo.
—¿Cómo estás? —preguntó cuando se soltaron.
—Feliz —dijo Bryan. La expresión de su rostro se veía radiante—. Anabella es absolutamente todo lo que quiero. No hay otra mujer como ella. Aunque, que te voy a decir a ti… Sabes de lo que hablo, ¿verdad?
—Perfectamente —respondió Liam, sonriente—. Estoy enamorado de Kristen como un loco.
Bryan rio.
—Me alegro de que por fin hayas encontrado la felicidad, Liam —dijo. Su voz se había tornado seria—. Te lo mereces más que nadie, por todo lo que has sufrido.
—Gracias, Bryan. —Liam le dio una palmadita en la espalda—. Cuida de Anabella y no la dejes escapar —le aconsejó.
—Lo haré. —Bryan hizo una pequeña pausa—. Cuando tú te separaste de Kristen me pregunté que haría yo sin Anabella… Entonces me di cuenta de cuánto la quiero y de que por nada del mundo desearía perderla.
—Escarmentaste en cabeza ajena —dijo Liam esbozando una ligera sonrisa.
—Se podría decir que sí —respondió Bryan—. Aunque el refrán dice todo lo contrario.
—Tenemos que cuidar de nuestras pequeñas —afirmó Liam—. Hay que reconocer que son mejores que nosotros.
—Tienes toda la razón —concluyó Bryan.
Kristen se giró y advirtió que Liam la estaba mirando apoyado en la pared del fondo. Cuando lo alcanzó, buscó su mano y se la cogió.
—Ven —le dijo con voz suave—. Tengo que contarte una cosa.
Liam la siguió hasta el jardín con expresión de intriga.
—¿Sucede algo, pequeña? —preguntó.
Kristen lo miró fijamente a los ojos y respiró hondo.
—Puede… —comenzó a decir—. Creo que estoy embarazada —dijo.
El rostro de Liam se iluminó súbitamente.
—¡Pero es maravilloso! —exclamó—. ¡Maravilloso!
—Llevo unos días de retraso en el periodo y soy muy regular, por eso creo que…
Liam la cogió por la cintura sin apenas dejarle terminar y empezó a darle vueltas, embriagado por la emoción y la dicha que le había producido la noticia.
—Perdona —dijo de pronto, deteniéndose en seco—. Tanta vuelta no debe de ser bueno… Lo siento. —En esos momentos miró a Kristen como si estuviera a punto de romperse. Le parecía más frágil y vulnerable que nunca—. ¿Quieres sentarte? —preguntó impaciente. De pronto no sabía qué hacer—. ¿Estás cansada? ¿Quieres que nos vayamos a casa?
—Liam, estoy bien —dijo Kristen sin poder contener la risa.
—Pero… ¿bien de bien? —quiso asegurarse Liam.
—Bien de bien —afirmó Kristen con voz tranquila.
—Dios mío… Un hijo… —dijo Liam, pasándose la mano por la cabeza—. Un hijo. —Levantó la vista, se acercó a Kristen y la estrechó entre sus brazos—. Soy el hombre más feliz del mundo —susurró—, y todo es gracias a ti.