Presentación doblemente superflua a una antología doblemente válida

Al contrario de mis otras presentaciones, que suelen ser sencillamente superfluas, ésta lo es doblemente. Primero, porque el extenso y muy interesante prólogo (¡sobre todo, no se lo salten ni lo dejen para el final!) de la propia recopiladora, Pamela Sargent, es más que suficiente, entre otras cosas, como introducción a los relatos seleccionados. Segundo, porque éste es un libro en el que, a nivel intelectual, no ha intervenido ningún hombre, lo cual vere dignum et justum est; no sólo las autoras y la antologista son mujeres, sino incluso la traductora, y es probable que más de una lectora feminista se pregunte, no sin razón: «Y a este tío, ¿quién le ha llamado?».

Por eso quisiera aclarar (al contrario que en otras ocasiones, en que no lo aclaro por si cuela) que no pretendo aportar interpretación, puntualización ni sugerencia alguna con respecto a un libro que habla por sí solo. Por una vez, admitiré abiertamente que mi presencia aquí es puramente rutinaria y se debe en gran medida a la necesidad de justificar unos honorarios como asesor de la colección.

Únicamente querría comentar que, así como me parece sumamente positivo que en un país cerrado al cambio durante tantos años se esté produciendo un cierto boom de la ciencia ficción (que es, por excelencia, la narrativa del cambio), encuentro doblemente interesante que en la lengua a la que corresponde el deshonor de haber cedido a las demás —y por muy buenas razones— el término machismo, empiece a publicarse una ciencia ficción escrita y protagonizada por mujeres.

Una ciencia ficción escrita y protagonizada por mujeres que es doblemente revulsiva: primero, en la medida en que lo es toda la buena ciencia ficción, y segundo, en la medida en que lo es el feminismo, probablemente la fuerza revolucionaria más rica y prometedora de nuestro tiempo.

CARLO FRABETTI