Durante las largas vacaciones del verano en el que Kubizek volvió a su casa en Linz, empezó a preocuparse por su amigo que vivía en un estado de malnutrición perpetuo en aquella habitación mal acondicionada, de modo que convenció a su madre de que le mandara enormes paquetes de comida:
Me preguntaba qué estaría haciendo tan solo en aquel cuarto, y pensaba en él a menudo. Tal vez se aprovechó de la circunstancia de que ahora tenía el cuarto para él solo, de modo que podría reanudar sus proyectos arquitectónicos. No hacía mucho que había decidido reconstruir el Hofburg de Viena. Muchas de las ideas ya habían sido formuladas y sólo tenían que ser plasmadas sobre el papel.
Le molestaba el hecho de que las caballerizas del Hofburg y de la Corte estuvieran construidas en ladrillo, porque no era un material lo suficientemente sólido para edificios de tales características. Así que esos edificios debían ser derribados y reconstruidos en piedra con un estilo similar. Adolf quería añadir al maravilloso semicírculo de columnas del nuevo Burg otro igual en el otro lado, de forma que la plaza Heldenplatz quedase rodeada de un modo espectacular. A través del anillo, tenía intención de construir dos arcos de triunfo que unieran la maravillosa plaza con el museo