De: William Jeffers

A: A.Baldi@questura-veneto.it

Asunto: ¿Y si la orden siguiera existiendo?

¿1203? Me cuenta que los ducados de oro están fechados en el año 1203. Debe saber, inspector, que a un viejo historiador como yo, algunas fechas le dicen mucho más que un largo discurso. En ese mismo año, Constantinopla cayó en manos de los combatientes venecianos de la Cuarta Cruzada, anunciando así la hegemonía comercial y religiosa de la República de Venecia. Y fue justamente en 1203, según cuentan los viejos libros de los que le he hablado, cuando tras la toma de Constantinopla se creó la orden de los Misioneros del León. Una orden integrada por soldados, gente acaudalada y fanáticos religiosos que deseaban velar por el tesoro de los cruzados y, fortalecidos por esta riqueza, preservar la autoridad religiosa y política de la Serenísima.

En lo que se refiere al ducado de oro que se dejaba en un cuerpo sin vida, hay una explicación histórica que se remonta a la aparición de la peste en Venecia y que sin duda puede interesarle. Fieles a los preceptos de la Iglesia, los miembros de esta sociedad secreta tenían al parecer la obligación de dejar una moneda en el cuerpo de los apestados, dinero con el que se les podría dar cristiana sepultura y decir una misa en su nombre. Numerosos testimonios de la época confirman también que en el momento de mayor rivalidad con el gobierno oficial de la República, los miembros de la orden de los Misioneros del León, para mofarse de los dogos y demostrar que su fortuna no tenía límites, ponían en los cadáveres que atestaban los hospicios, e incluso a los de sus enemigos políticos asesinados, una moneda de oro acuñada en la fecha en que se fundó la orden.

Ahora, inspector, si se han encontrado monedas similares en cadáveres de 1934, 1962 e incluso el mes pasado, habrá que considerar la hipótesis de que algunos nostálgicos de la orden de los Misioneros del León han resucitado esta sociedad secreta. O, incluso, que la orden no ha dejado de existir desde su creación y protege aún hoy su misterioso tesoro.

Cordialmente,

W. J.