De: William Jeffers
A: A.Baldi@questura-veneto.it
Asunto: El tesoro de los Misioneros del León
Querido inspector:
Hacía mucho tiempo que mi biblioteca personal no acababa en tal desorden: he pasado las últimas veinticuatro horas entre mis viejos libros de los estantes dedicados al siglo XVI italiano.
El primer resultado de mis investigaciones ha sido que me he llevado un duro sermón de miss Harris, de la que ya le he hablado en alguna ocasión; por lo visto, esa joven está decidida a que yo sea el primer centenario de su clientela, pero debo confesar que algunas veces se lo pongo francamente difícil. En cualquier caso, mis esfuerzos no han sido en vano, pues por fin he encontrado el rastro, en una obra firmada por Alessandro Caravia, impresa por primera vez en Venecia en 1541, de una sociedad secreta bautizada como orden de los Misioneros del León, integrada por fanáticos religiosos que poseían una gran fortuna y se habían camuflado entre los miembros de la Scuola di San Rocco. La única prueba material de la existencia de esta orden secreta eran unos estatutos en los que, además de enunciar los compromisos solemnes de sus miembros, se mencionaba la ubicación exacta de un misterioso tesoro.
No obstante, a pesar de mis investigaciones, no podría decirle más sobre este enigmático documento, pues ni siquiera los archivos históricos hacen alusión a él. En cuanto a Alessandro Caravia, el autor de la única obra que habla de la existencia de esos estatutos, nunca pudo proseguir su investigación, pues fue denunciado y condenado por la Santa Inquisición por haber publicado libros prohibidos. Nadie más, por lo tanto, hasta ahora parece haber oído hablar de la orden de los Misioneros del León ni de sus misteriosos estatutos.
Espero, pese a todo, haberle sido útil.
Cordialmente,
W. J.