Apéndice A
LA DETERMINACIÓN DE TU ENEATIPO

Descubrir cuál es tu eneatipo puede resultar complicado. Algunas personas reconocen su tipo inmediatamente al leer o escuchar las descripciones; el tipo de algunas personas resulta obvio, para alguien que conoce el eneagrama, sólo con mirarlas; mientras que con otras personas les resulta más difícil asignar un tipo. La razón por la cual el tipo es claro para algunas personas e indistinguible para otras parece ser uno de los misterios del eneagrama y del alma. Hay muchas maneras diferentes de determinar el tipo de alguien: en el Entrenamiento Arica de Ichazo se utilizan las características faciales, pues hay zonas características en la cara que parecen corresponder a cada tipo. He encontrado útiles inventarios y cuestionarios, y probablemente existen una gran cantidad de encuestas y métodos que yo no conozco. Como estamos tratando con una «gestalt» —una interacción compleja de creencias, estados emocionales, patrones de comportamiento y otros factores—, determinar el tipo de una persona no es tan sencillo como señalar una característica concreta o un atributo físico. Asignar el tipo es un arte que requiere que nos apartemos de nuestra perspectiva subjetiva y contactemos con el sentimiento del alma de otra persona. Requiere ver al otro con claridad, no como quisiéramos que fuese sino como es realmente. Esto puede ser especialmente difícil para aquellas personas que nos son próximas. La experiencia con personas cuyo tipo es muy claro puede agudizar nuestra capacidad para sintonizar con el tipo de alguien rápidamente.
Mi preferencia personal es ofrecer orientación a las personas para que determinen su propio tipo, en vez de imponerles mi opinión, y creo que siempre será necesario estar abierto a la posibilidad de equivocarse sobre el tipo de alguien. Estamos tratando con una información muy poderosa sobre cómo funciona alguien, y es importante ser muy sensible a los efectos que puede tener sobre alguien, tanto si estamos asignando el tipo adecuadamente como si no. He visto muchos casos de personas que han sido clasificadas en tipos incorrectos —ya sea por ellas mismas o por otros— y, como tenemos los nueve eneatipos dentro de nosotros, han acabado centrándose en lo que se les había asignado como tipo y pasando por alto lo que era más fundamental en su estructura. También he visto casos de personas a las que se las había clasificado mal y se han decepcionado del eneagrama al hallarlo impreciso.
Con esta advertencia, lo que sigue son unas pautas que he encontrado útiles para asignar el tipo a otros y para ayudar a los estudiantes a que determinen su propio tipo, y también algunas confusiones frecuentes que he observado se producen al asignar los tipos.
¿Qué esquina es dominante?
Una manera de empezar el proceso de determinar un eneatipo es averiguar a qué esquina del eneagrama pertenece la persona. ¿Pertenece a la esquina del miedo, a los tipos a cada lado del eneatipo Seis, incluido a éste, que están principalmente motivados y orientados por el miedo? ¿O es un tipo de la imagen, el eneatipo Tres o alguna de sus alas, a quienes preocupa principalmente la manera en que se muestran y el efecto que producen en los otros? ¿O es el autoolvido y la orientación hacia el exterior la tendencia central de la persona, lo cual la situaría en el eneatipo Nueve o en alguna de sus alas?
Hay dos maneras de comenzar contestando esta pregunta, y las dos provienen de las enseñanzas originales de Naranjo. La primera es mirar el tipo corporal de la persona, utilizando la clasificación del «somatotipo» del psicólogo americano de mediados del siglo veinte W. H. Sheldon.[103] Hablando de forma muy general, los que pertenecen a la esquina de la indolencia en la parte superior del eneagrama —los Ocho, Nueve y Uno— tienden a tener un tipo de cuerpo mesomórfico: firme, musculoso y con tendencia a la robustez. Los tipos del miedo —Cinco, Seis y Siete— tienden a ser ectomórficos: delgados, larguiruchos y nervudos. Los tipos de la imagen —Dos, Tres y Cuatro— tienden a ser endomórficos: con formas curvadas en sus cuerpos y tobillos, muñecas y cinturas delgadas. La correlación entre las esquinas y estos cuerpos parece ser cierta en general, o como promedio, pero existen excepciones a estos amplios rasgos. Por ello, sería erróneo determinar la esquina de una persona basándose sólo en la forma de su cuerpo.
La otra manera de determinar a qué esquina pertenece alguien tiene que ver con si el autoolvido, el miedo o la imagen dominan los problemas y el estilo de comportamiento de la persona. La manera en que Naranjo nos ayudó a identificarnos en esta orientación central fue a través de un ejercicio en el cual hicimos un monólogo del flujo continuo de la conciencia en presencia de otras dos personas, expresando cualquier cosa que surgiera en nosotros. Después, los tres intentábamos valorar si la tendencia más fuerte del que había hablado era tener miedo —hablar y refrenarse, tener miedo de no hacer lo que se le pedía, bloquear sus impulsos y dudar de lo que estaba diciendo, con sospechas y sentimientos de persecución en su contenido—, o si era la indolencia —perderse en la historia, irse por las ramas y olvidar el aspecto principal de lo que hablaba, centrarse en detalles insignificantes del contenido y poner la atención en los demás y no en su experiencia interna—, o si era la conciencia de la imagen —ser pretencioso, preocuparse por la impresión que produce o por lo que piensan los demás de él, dar una imagen o exhibirse, con una sensación de falsedad—. Hacer un ejercicio como éste puede no ser conclusivo, pero puede dar una orientación general de la predisposición hacia una de las esquinas. Una variación de este ejercicio sería escribir durante unos veinte minutos sin parar, y después mirar el contenido y el tono emocional, para ver si domina una de estas tres tendencias.
El aspecto idealizado
Una forma de empezar a concretar tu tipo es identificar cuál de los Aspectos idealizados es el que más intentas imitar, así como el que parece la respuesta a tus problemas. A continuación se da una breve descripción de cada uno de los Aspectos y algunas maneras en las que cada eneatipo intenta encarnarlos.
- Eneatipo 9 - VIVIR A LA LUZ DEL DÍA
- Vivir a la Luz del Día es la experiencia de que todo en el universo está hecho de amor. Es el reconocimiento del Ser que sostiene y apoya toda manifestación y de que nuestra naturaleza es inseparable de Él. Nos da la sensación de ser sostenidos por una presencia cálida y benévola y nos conecta con la bondad de la vida y de nosotros mismos. Los Nueve creen que estas cualidades se han perdido y que ellos las necesitan. Desean ser incluidos, advertidos, amados y apreciados por los demás, y contactar con la bondad de la vida y sentir que están englobados en su prodigalidad. Ellos imitan esta cualidad dando apoyo, siendo generosos y amando a los demás. Se confunden con el fondo para que no se les vea, armonizando con lo demás y raramente afirmándose a sí mismos. Evitan el conflicto e intentan que las cosas sean agradables y cómodas para ellos y para los demás. Su foco de atención está en el exterior, en los otros, y en los acontecimiento de sus vidas. Son sensibles y abiertos a las opiniones y puntos de vista de los demás, y por ello, son buenos mediadores. A la vez, tienen dificultad para saber qué piensan, qué sienten y creen. Tienden a tener una sensación confusa, amorfa o ligeramente desenfocada de ellos mismos.
- Eneatipo 1 - BRILLANTEZ
- El estado de Brillantez es el ser completo, la totalidad, la perfección y la pureza. Los Uno intentan encarnar estas cualidades e imponerlas a los demás y al mundo que los rodea. Tienen un sentido muy claro de lo que consideran correcto e incorrecto, y creen que si los demás se comportar adecuadamente de acuerdo con estas normas, todo irá bien. De modo que la cualidad dominante de los Uno es detectar la imperfección, frecuentemente acompañada por la crítica y la búsqueda de defectos, e intentar que las cosas se adapten a lo que consideran correcto e incorrecto. Como los Nueve, su atención se dirige hacia fuera, pero aquí es con el resentimiento de que las cosas no sean perfectas y con la pretensión de enmendarlas. Los Uno están fuertemente identificados con sus superegos y tienen dificultades en comprender que sea lo que sea lo que esté ocurriendo es correcto. Para los Uno, el caos y el desorden son difíciles de tolerar, y por ello a menudo son quisquillosos y escrupulosos en lo que respecta a su aspecto personal y a la forma en que mantienen sus diversos espacios. Intentan ser lo que consideran bueno, y apartan de su conciencia lo que no lo es. Energéticamente dan la sensación de ser cortantes y bruscos, y a menudo presentan una cualidad de pureza y pulcritud.
- Eneatipo 2 - ORO FUNDIDO
- El estado de Oro Fundido es la dicha, la unión extática. Es la disolución de los límites que separan la personalidad, dando como resultado una sensación de unidad con el otro o con el Ser. Es el estado del enamoramiento, de fundirse y fusionarse en la unidad con el ser amado. Los Dos anhelan este tipo de unión, creyendo que el contacto íntimo, ya sea físico o emocional, es lo que más necesitan. Ser amado y estar conectado con otro ser especial es el deseo más profundo de un Dos. Los Dos emulan las características del Oro Fundido intentando ser alguien a quien los demás amarán y considerarán especial. Son sensibles a los estados emocionales y necesidades de los demás e intentan ayudarles para que les devuelvan el amor. Los dos son enormemente sensibles a cualquier sensación de rechazo por parte de los demás y llegarán a exagerados extremos para ser amados y aceptados. Aunque es difícil para ellos pedir la atención directamente, pueden llegar a ser exigentes y orgullosos si sienten que son ignorados u olvidados. A menudo los otros tienen la sensación de que los Dos son pegajosos, empalagosos y necesitados, además de convencidos, de su importancia personal.
- Eneatipo 3 - LA PERLA
- La Perla, o Esencia Personal, es el estado de ser una persona cuya conciencia, vida e interacciones están inspiradas por el Ser. Es el estado de ser verdaderamente autónomo, libre de todas las relaciones objetales y de las construcciones mentales que definen quién eres, y por tanto es el estado de la persona real: una encarnación en un individuo de la Naturaleza Verdadera. Los Tres quieren satisfacer su potencial y realizarse totalmente, pero esto es interpretado por la personalidad como éxito cultural, material, y a veces espiritual, más que por un desarrollo verdadero. Imitan las características de la Esencia Personal creyendo que ellos actúan de forman independiente, mientras que en realidad, están condicionados por las imágenes culturales imperantes. Se transforman en la imagen que los otros quieren ver, y se centran en sus actividades y logros. Su sentido del valor está determinado por él éxito que obtienen sus actos, y por ello les resulta difícil no estar activos. Terminar el trabajo es lo más importante para ellos, y por tanto se exceden y subordinan sus necesidades físicas, sentimientos y experiencia interior a este propósito. Al poner la atención en cómo se muestran, se engañan a ellos mismos y a los demás para adaptarse a la imagen que intentan ofrecer. Los Tres a menudo tienen un aspecto acicalado y pulido, dando al mismo tiempo la impresión de ser evasivos, no sinceros y a veces simplemente falsos.
- Eneatipo 4 - EL PUNTO
- La experiencia del Punto es la autorrealización: el reconocimiento de que eres la Esencia. La experiencia real es a veces la de ser una estrella resplandeciente que surge en la inmensa negrura del espacio, luminosa y radiante, aportando sentido, valor, importancia y apreciación de la singularidad individual. Los Cuatro quieren ser vistos como únicos, originales y auténticos, pues les falta el sentido de identidad con el Ser. Debido a su distanciamiento del Ser, muchas veces se sienten solos y desconectados, y anhelan la sensación de conexión con los demás. Son agudamente sensibles a ser abandonados o desatendidos, y tienden a dramatizar sus emociones y con frecuencia se sienten insatisfechos y melancólicos. Les parece que los demás tienen lo que a ellos les falta, y lo que tienen y lo que son nunca les parece suficiente. Tienden a sufrir más que los demás, y su anhelo de autenticidad les lleva a controlarse a ellos mismos y a los demás. Los Cuatro pueden parecer tristes o deprimidos, pero no siempre es cierto. Algunos parecen bastante felices, aunque de alguna manera insatisfechos, con un aire ausente a pesar de la aparente fuerza de sus emociones.
- Eneatipo 5 - LA GUÍA DEL DIAMANTE
- La experiencia de la Guía del Diamante es entender y saber de una manera profundamente encarnada y experimental. Es la capacidad de analizar y sintetizar información al instante, del presente y del pasado, y de comprender algo de una manera global. Los Cinco sienten que lo que necesitan es conocimiento, e imitan esta comprensión intuitiva intentando dar sentido a la vida mediante la observación a distancia. Sustituyen la objetividad por el desapego, la implicación activa en la vida por el conocimiento mental, y tienden a ser solitarios que pasan mucho tiempo con ellos mismos, ofendidos por las intrusiones de otros en su soledad. Viven en su propia burbuja, experimentando y manteniendo una sensación de aislamiento que les protege de las intromisiones y de las exigencias que temen. Acosados por una sensación interna de empobrecimiento e insustancialidad, los Cinco parecen vacíos, secos y débiles. Con frecuencia dan la sensación de ser reservados, estar encerrados en ellos mismos y negar su vitalidad y su implicación con los demás y con la vida en general. Tienden a vivir de manera sencilla y frugal y raramente desperdician energías o recursos.
- Eneatipo 6 – VOLUNTAD
- La Voluntad esencial es la experiencia del apoyo interior, que nos ofrece la confianza en nuestra capacidad para perseverar y reaccionar cuando nos enfrentamos a dificultades. La Voluntad nos infunde una sensación de tenacidad, determinación, anclaje, solidez, compromiso, persistencia e indestructibilidad. Al no estar en contacto con la Voluntad, los Seis carecen de la fe en su capacidad para defenderse y protegerse, por lo cual están asustados e inconscientemente siempre temen por su supervivencia. Atormentados por las dudas, la incertidumbre, la indecisión y la inseguridad, los Seis piensan que su miedo se resolverá si pueden encontrar algo o alguien que les dé confianza y que pueda despejar sus dudas. Para resolver su miedo, los Seis fóbicos desean una persona o una causa en la que creer y hacia la cual poder ser ciegamente fieles, y los Seis contrafóbicos intentan convertirse en esto de cara a los demás. Subordinando su voluntad o, por el contrario, imponiéndola a otros, su personalidad imita la Voluntad real. A vez, sospechan de la autoridad y, ya sea de forma encubierta o abierta, la desafían como una manera de descubrir su propia voluntad. Energéticamente los Seis son percibidos por los demás como personas asustadas y suspicaces.
- Eneatipo 7 - EL AMARILLO
- El Aspecto Esencial del Amarillo es la experiencia de la alegría, el deleite, la gratitud, la sencilla felicidad. Es el calor del corazón, que puede ser exuberante y efervescente o sereno y profundo. Los Siete prefieren sentir esta dulce felicidad que su vacío interior seco y árido. Por eso, buscan ideas y cosas estimulantes que los exciten, y se caracterizan por parecer optimistas, animados, entusiastas y, sobre todo, por «sentirse bien». Intentan trazar un plan para alcanzar cualquier cosas que les ofrezca la promesa de la alegría, y por eso proyectar y planear son aspectos esenciales de su proceso. Al faltarles la confianza en su desarrollo natural, intentan que su proceso interior se adapte a su mapa mental, que esperan les conducirá al tesoro que finalmente les dará la felicidad. Movidos por el miedo de cómo pueden resultar las cosas, siempre tienen planes y mapas de reserva. Por lo general, están interesados por muchas cosas y pueden ilusionarse con ellas, perdiendo la motivación cuando se vuelven repetitivas y difíciles. Los Siete suelen parecer tensos y mentales, encantadores y charlatanes, pero a veces te quedas preguntándote dónde está lo esencial.
- Eneatipo 8 - EL ROJO
- El Aspecto Esencial del Rojo nos da una sensación de vitalidad, de viveza, de dinamismo, de fuerza y capacidad. Nos da la iniciativa y el vigor, la audacia y el valor. Los Ocho creen que la fuerza es la respuesta, y por eso intentan controlar y dominar, intimidar y arrollar para lograr esta sensación. Tienen poca tolerancia hacia lo que consideran debilidad o deficiencia, y por tanto tienen dificultades con los sentimientos «blandos», especialmente el dolor y el miedo, tanto en ellos como en los demás. Al imitar al Rojo, enfrentan la vida con entusiasmo y pasión, persiguiendo lo que quieren de manera forzada y agresiva. Por su necesidad de mandar y dirigir, les cuesta no ser el jefe y estar de acuerdo con los deseos de otro. Luchan por aquello en lo que creen, y del mismo modo que el Rojo es el poder de defender lo que es real, los Ocho son feroces defensores de lo que consideran verdad. Dan la impresión de estar rebosantes de energía, con una fuerte y poderosa presencia incluso aunque estén callados. Algunos Ocho parecen estar perpetuamente resentidos, afrontando la vida con belicosidad y bravuconería. Les cuesta ser vulnerables y receptivos, tienden a mantener el control y el dominio, y a menudo se les percibe como energéticamente duros.
Confusiones comunes
Es habitual que a la gente le cueste distinguir los puntos del corazón del eneatipo real de un persona. Esto puede ocurrir especialmente a aquellos que han hecho mucho trabajo interior, pues pueden haberse hecho más conscientes de su niño interior y haberlo integrado más. Algunas personas pasan más tiempo en el punto defensivo, en el más exterior, y por eso es difícil saber qué tipo es el más elemental. En tales casos, hacer preguntas como qué Idea Santa parece faltar más en la conciencia de la personalidad o qué pasión parece la más usual puede ayudar a clarificar el eneatipo de la persona. Hay algunos tipos que la gente confunde con frecuencia, y en las siguientes comparaciones comentaré brevemente el fundamento de la confusión y daré algunas pistas para ayudar a distinguir los tipos.
- NUEVE Y CINCO
- La tendencia a confundirse con el fondo, a no atraer la atención y a ser reticente a los grupos la presentan tanto los Nueve como los Cinco. Una de las mejores maneras de distinguir a un Nueve de un Cinco es mirarles a los ojos: los Nueve tienden a tener una cualidad mortecina y somnolienta en sus ojos, mientras que los Cinco tienen en su mirada el brillo y la agudeza, debido a que se apoyan en la observación para su seguridad. La forma del cuerpo también suele ser diferente. Los Nueve tienden a ser grandes, pesados y redondeados, mientras que los Cinco suelen ser delgados y nervudos. Los Nueve sienten que no merecen atención, mientras que los Cinco generalmente no la quieren. Los Nueve tienden a acumular y a coleccionar cosas, mientras que los Cinco se inclinan hacia la simplicidad y la escasez.
- NUEVE Y DOS
- El rasgo común aquí es el comportamiento de autonegación, de dar y cuidar a los demás, la tendencia a ser maternal. La principal diferencia es que los Dos dan para recibir, de manera que si no les correspondes o reconoces lo que hacen por ti y lo generosos que son, despertarás su ira; y generalmente se siente insuficientemente o nada reconocidos por los demás. Los Nueve, en cambio, tienden a turbarse o a sentirse incómodos cuando son reconocidos. También carecen de la sensación de ser especiales y del orgullo que tienen los Dos. Si se ignora o pasa por alto a un Nueve no le parecerá extraño, mientras que el Dos, de una u otra manera, armará un escándalo por ello.
- UNO Y CUATRO
- Ambos tipos comparten la tendencia a la crítica y al juicio, ya sea controlando los comportamientos o esforzándose por ser buenos. Uno de los factores clave para distinguirlos es que los Uno están identificados con su superego, mientras que los Cuatro está a merced de él. Es decir, los Uno se sientes rectos y justos cuando señalan a los demás sus imperfecciones y evitan que a ellos se les señale, mientras que los Cuatro experimentan mucha vergüenza y odio hacia sí mismos cuando se consideran malos y que no pueden alcanzar sus propios criterios perfeccionistas. Los Cuatro suelen ser más dramáticos emocionalmente, estar más en contacto con su dolor, tener más inclinaciones estéticas y desear más el contacto con los otros que los Uno.
- UNO Y SEIS
- Aquí el foco de atención común son las tendencias autoritarias y la ansiedad. Los Uno tienen mucha claridad respecto a lo que es correcto e incorrecto, y se sitúan como autoridades que intentan que los demás se adapten a sus normas. Los Seis son devotamente leales a su doctrina o figura autoritaria escogida y pueden ser fanáticamente sectarios. Tantos los Uno como los Seis son ansiosos y dubitativos, pero lo que los distingue es la motivación: los Uno tienen miedo de equivocarse o de no hacer algo suficientemente bien, mientras que a los Seis no les importa el perfeccionismo, solamente dudan y tienen miedo, pues les falta la fe en su discernimiento interno y sus capacidades.
- DOS Y CUATRO
- Aquí las tendencias compartidas son la intensidad emocional, el drama, la envidia, la competencia y la preocupación por las relaciones. Una de las principales diferencias entre ambos es que los Cuatro tienden a aislarse cuando sienten dolor, pues se avergüenzan de sus sentimientos, mientras que los Dos, en tales momentos, se aproximan a los que tienen cerca. Los Cuatro anhelan desde lejos el contacto y la intimidad, mientras que los Dos buscan activamente conseguirlo. La mayoría de los Dos son más espontáneos y desvergonzados que los Cuatro, aunque hay algunos Dos muy reservados y algunos Cuatro muy expresivos. Los Cuatro, por lo general, obtienen una sensación de sensibilidad y belleza a partir de su sufrimiento, mientras que a los Dos no le pasa esto. Los Dos se centran en lo que pueden ofrecer a los demás y en cómo serán amados en compensación, mientras que los Cuatro no están orientados básicamente a dar.
- TRES Y SIETE
- Los Tres y los Siete a veces se confunden porque ambos son activos, llenos de energía, animados, optimistas y positivos. La diferencia es que los Siete tienden a tener una amplia gama de intereses y campos en los que desarrollan sus habilidades y no les gusta concretar o definirse en un tema. Los Tres, por el contrario, se adhieren fácilmente a una sola cosa, y desean llegar en ella al máximo nivel posible de éxito. Para los Siete, los planes sobre lo que harán son mucho más interesantes que lo que realmente hacen, y sólo logran realizar una parte de aquello que imaginan o con lo que fantasean. Los Tres obtienen su sentido del valor a partir de lo que realmente producen y logran, y sus planes son secundarios al producto acabado. Los Tres son pragmáticos y prácticos; los Siete son idealistas y visionarios.
- CUATRO Y CINCO
- A veces es difícil saber si alguien es un Cuatro o un Cinco, pues ambos tienden a retirarse y a encerrarse. Una de las principales diferencias es que los Cuatro anhelan el contacto desde su aislamiento, mientras que los Cinco están agradecidos por la falta de intrusión, de interrupciones y de exigencias. Otra diferencia es la sensiblería emotiva de los Cuatro, en contraste con el seco vacío de los Cinco. Estos últimos carecen del sentido de la tragedia, sufrimiento y melancolía de los Cuatro, aunque ambos se sienten empobrecidos y desvalidos. Los Cinco se vuelven indiferentes, mientras que los Cuatro se vuelven envidiosos y resentidos en las situaciones difíciles con los demás.
- SEIS Y OCHO
- A veces resulta difícil distinguir entre un Seis contrafóbico y un Ocho, pues ambos comparten un comportamiento duro y se empeñan en demostrar lo fuertes que son. Los dos pueden ser agresivos y combativos, más en el aspecto ofensivo que en el defensivo. Una de las principales diferencias es que el machismo de los Seis está impulsado por el miedo, que a menudo puede verse en sus ojos, mientras que los Ocho frecuentemente basan su compulsión en querer dominar. Los Seis intentan superar su miedo, mientras que los Ocho intentan superar su debilidad. Los Ocho son controladores y dominantes en sus relaciones, mientras que los Seis no lo son.