Capítulo 13
Las alas
Las «alas», en el lenguaje del eneagrama, son los dos puntos a cada lado del eneatipo. La teoría, tal como la presentó originariamente Naranjo, es que cada eneatipo está en el punto medio entre las alas. De modo que además de otras formas de entenderlos, cada eneatipo puede considerarse como una mezcla de sus dos puntos adyacentes. Entre los especialistas del eneagrama, Don Riso, sobre todo, ha escrito ampliamente sobre las alas. En vez de ver el eneatipo como una mezcla de las alas, él dice que una de las dos alas es más fuerte que la otra, y por tanto ha desarrollado un esquema de subtipos basado en el ala dominante. Su enfoque de las alas, por tanto, utiliza dos puntos en vez de tres. Ésta es una forma curiosa de mirar los eneatipos y nos muestra una vez más las múltiples dimensiones simbólicas de eneagrama que permiten muchos niveles de interpretación. Lo que yo presento es un enfoque diferente, y menciono la interpretación de Riso para que el lector no se confunda en cuanto a las diferentes maneras en que pueden entenderse y describirse las alas.
Contemplar a cada eneatipo como la interacción de sus alas es una manera reveladora de comprender parte de nuestra dinámica interna: el papel de las fuerzas que tiran en un sentido y en otro dentro de nuestra psique y dan como resultado creencias, actitudes, comportamientos y emociones conectadas con nuestro eneatipo. Un aspecto de la manera en que Naranjo presenta las alas es que el punto que está «detrás» de un eneatipo se relaciona con el punto que está «delante» de él, moviéndose alrededor del eneagrama en el sentido de las agujas del reloj; de modo que, por ejemplo, si eres un Siete, el Punto Seis se relaciona con el Punto Ocho, y el resultado sería el eneatipo Siete. Como en el caso de mucha de la información sobre las alas, no elaboraremos ni desarrollaremos esta cuestión, sino que la dejaremos como una idea que puede ponerse a prueba o experimentarse.
La comprensión de las alas también permite hacer apreciaciones útiles sobre nuestra psicodinámica: las fuerzas que había dentro de nosotros durante los años en que nos formamos, que moldearon nuestra alma de una forma particular. Volviendo a tu infancia y adolescencia, puedes advertir que hubo períodos en los que una de las alas de tu tipo fue dominante y otros períodos en los que la otra lo fue más. Puede incluso parecer que tu tipo era cada una de estas alas en los diferentes momentos. La experiencia de algunas personas es que les parece saltar hacia delante y hacia atrás entre las alas mientras se desarrollan, hasta que su personalidad se solidifica en un eneatipo. Como adultos, muchas personas aún sienten los empujes de su psique hacia un ala y después hacia otra.
Las breves descripciones de la interrelación de las alas de cada tipo que siguen son intencionadamente esquemáticas, pues mi propósito no es concretar demasiado. Lo que sí espero es transmitir una manera de observar y explorar las alas por uno mismo. Resulta especialmente fértil mirar cada tipo como el punto medio donde se encuentran las fijaciones mentales, los estados nucleicos deficientes y las pasiones. A continuación, examinaremos las intersecciones de las distintas facetas y niveles de las alas, y el resultado que producen en determinadas características de cada eneatipo. La consulta del Diagrama 3, que muestra los eneatipos, puede ser útil a medida que nos movemos por el círculo.
- Las alas del eneatipo 9
- Con el Ego-Venganza (Ocho) como una de las alas y el Ego-Resentimiento (Uno) como la otra, el Nueve está atrapado entre el chico malo del eneagrama, por un lado, y el chico bueno por el otro. Surgen los fuertes impulsos instintivos del Ocho en contraposición con las fuertes prohibiciones del superego del Punto Uno. Necesariamente, lo que resulta de esto es una amortiguación del impulso y una detención del movimiento. Éstos son empujes muy fuertes en dos direcciones opuestas —lo que a menudo se siente como un conflicto irresoluble—, y el Nueve se insensibiliza para su vida interior y se orienta hacia el exterior. Debido a la profunda y en gran parte inconsciente discordia interior, los Nueve intentan que las cosas sean armoniosas, evitando los conflictos tanto como les sea posible.
- Las alas del eneatipo 1
- En el punto medio entre el Ego-Indolencia (Nueve) y el Ego-Adulación (Dos), el Uno tiene una ala que le invita a dormirse en lo que respecta a su naturaleza esencial por una lado y el orgullo en la otra. En el lado Nueve, existe una profunda sensación interna de inutilidad y de resignación respecto a uno mismo; y en el lado del Dos, hay un envanecimiento y pomposidad. De modo que por un lado hay una sensación de falta de valoración y por el otro una sobrevaloración del yo. Lo que resulta de esto es una sensación de ser básicamente defectuoso, pero con la amortiguación del yo y la orientación hacia el exterior del Nueve más el orgullo del Dos, la maldad se ve proyectado hacia el exterior: los otros son los malos y necesitan enmendarse.
- Además, atrapados entre las demandas del Nueve de ser amado y apoyado universalmente y las demandas propias del Dos de ser alguien que ama a los demás y que es amado por los demás, los Uno inevitablemente se identifican con su superego e intentan ser perfectos. Y también inevitablemente, deben sentir que en esencia no son lo bastante buenos como para satisfacer esas enormes demandas de amor. Esta sensación de no ser perfecto también proviene de la intersección de la sensación de insuficiencia y falta de valor del Nueve con la sensación esencial de rechazo del Dos.
- Las alas del eneatipo 2
- Con las alas del Ego-Resentimiento (Uno) por un lado y del Ego-Vanidad (Tres) por el otro, los Dos tienen una demanda interna de ser perfectos, sintiéndose básicamente defectuosos por un lado y con la exigencia de dar una imagen perfecta por el otro. Estos requisitos de ser perfecto dentro y fuera son imposibles de cumplir, de modo que el Dos se siente desesperado en sí mismo y vuelve su atención a los otros en busca de la salvación; de ahí que se vuelva tan dependiente de ellos. Desde otro punto de vista, la alta moralidad del Uno se encuentra con la duplicidad y amoralidad del Tres, y el resultado es que los Dos se sienten constantemente culpables. Y desde otra perspectiva, el impulso del Uno de ser una buena persona más el impulso del Tres de impresionar a los demás conduce al patrón del Dos de buscar en los demás la aprobación y el reconocimiento como persona digna de amor. Además, el impulso del Tres de crearse a sí mismo como persona, más la necesidad del Uno de ser bueno, dan lugar al impulso del Dos de presentarse dando la imagen de una persona realmente buena y digna de amor.
- Las alas del eneatipo 3
- Con el Ego-Vanidad (Dos) en un lado y el Ego-Melancolía (Cuatro) en el otro, los Tres carecen de la sensación interna de dirección y de fuerza impulsora, y al mismo tiempo se sienten desconectados del Ser y abandonados. El resultado es que tienen la impresión de estar desconectados de cualquier sensación interna natural de profundidad y dinamismo, y por ello sienten que deben vivir la vida en la superficie, en la imagen. También acaban creyendo que deben convertirse en pequeños dioses, que se crean a sí mismos y a sus vidas y las mantienen. Además, atrapados entre la dependencia de los demás propia del Dos y el sentimiento de abandono del Cuatro, los Tres renuncian a esperar algo de los demás y se experimentan a sí mismos como totalmente autosuficientes e independientes. Desde el punto de vista emocional, atrapados entre los dos eneatipos más emotivos, ambos con tendencia a la depresión y a la desesperanza, los Tres se lanzan a la acción y se sumergen en el hacer, perdiendo el contacto con lo que sienten al centrarse en el logro.
- Las alas del eneatipo 4
- Como punto medio entre el Ego-Vanidad (Tres) y el Ego-Tacañería (Cinco), el Cuatro es el lugar donde la sensación de ser un creador independiente de las propias leyes y del universo se encuentra con la sensación de ser una entidad irremediablemente separada. El resultado es una profunda sensación de distanciamiento del dinamismo de la vida y de las otras personas. El impulso de los Cuatro por tanto es conectar, realizar un contacto con algo que sea auténtico tanto en ellos mismos como en los demás. Y el estado emocional, resultado de la interacción del seco vacío del Cinco y la sensación de la nada del Tres que caracteriza el núcleo de ambos, es la desesperación en el aislamiento y la falta de esperanza del Cuatro.
- Desde otro ángulo, la orientación hacia los logros y los objetivos del Tres, junto con la sensación de aislamiento y la falta de conexión del Cinco, da como resultado el esfuerzo del Cuatro de reconectar con una fuente interna auténtica. La imagen del Cuatro, por tanto, se convierte en la de alguien que anhela lo real.
- Las alas del eneatipo 5
- Con el Ego-Melancolía (Cuatro) en un lado y el Ego-Cobardía (Seis) en el otro, el Cinco es una mezcla del anhelo de una conexión auténtica con la fuente, por un lado, y el temor, la duda y la inseguridad por el otro. El resultado es el intento del Cinco de saber, de explorar el territorio y de conectar con él a través del conocimiento, permaneciendo al mismo tiempo a una distancia segura de todo lo que sea experimental. Además, con la sensación del Cuatro de estar desconectado y abandonado y la ansiedad por la supervivencia del Seis, el resultado es la avaricia del Cinco: el atesorar y retener todo lo que tiene por temor a que le sea arrebatado. Desde otro punto de vista, la sensación interna de desesperanza y la certeza de estar desamparado, propia del Cuatro, junto con el temor a los demás y al mundo en general del Seis, dan como resultado el encierro en ellos mismos y el aislamiento de los Cinco.
- Las alas del eneatipo 6
- Como punto medio entre el Ego-Tacañería (Cinco) y el Ego Planificación (Siete), el Seis es la incómoda intersección del impulso del Cinco de apartarse de los demás y del mundo, y el movimiento voraz del Siete hacia ellos. Los Cinco se esconden, mientras que los Siete son atraídos hacia el exterior para probarlo todo en la vida, y los Seis acaban vacilando y titubeando en la duda, sin saber si moverse hacia delante o hacia atrás, si avanzar o retirarse. La sensación interna de vacío y de esterilidad del Cinco junto con la necesidad de los Siete de estar y sentirse animados provocan en los Seis una inseguridad respecto a lo que sienten. Desde otra visión, la sensación interna de seco vacío del Cinco, más el optimismo del Siete, dan como resultado la relación objetal más importante en la que cae el Seis: la idealización de una figura de autoridad en la cual proyectar elevadas esperanzas desde una posición de inferioridad.
- Las alas del eneatipo 7
- En el Siete, la duda del Ego-Cobardía (Seis) se encuentra con la lujuria del Ego-Venganza (Ocho). El resultado es el deseo del Siete de querer probar un poco de todo en la vida pero que, debido al temor y a la duda, no acaba sumergiéndose en nada. Al igual que los Ocho, los Siete se ven estimulados y excitados por todas las cosas del mundo, pero a causa de su miedo, el contacto es principalmente mental y por tanto presumiblemente seguro. Los Ocho tienen una orientación sensorial, y los Seis dudan de su experiencia, de manera que los Siete acaban probando muchas cosas pero cuestionándolas todas.
- Además, la duda, la falta de confianza y la inseguridad del Seis, junto con el impulso del Ocho de ser el mandamás, de dominar y triunfar sobre los otros, dan como resultado las características visiones y planes grandiosos del Siete respecto a lo que va a lograr, de lo cual sólo se arriesgará a intentar realizar una pequeña parte.
- Las alas del eneatipo 8
- Aquí, la necesidad de estar bien del Ego-Planificación (Siete) se encuentra con la amortiguación interna del Ego-Indolencia (Nueve). El resultado es la característica negación del eneatipo Ocho de todo lo que en su interior suena a debilidad o deficiencia. Los planes utópicos y los sueños del Siete se encuentran con la inercia del Nueve, dando como resultado los característicos prejuicios del Ocho hacia todo lo que encuentra. Dicho de otro modo, ve lo que quiere ver desde una posición muy protegida. Además, con esta visión de cómo deberían ser las cosas, proveniente del Siete, y con el enfoque hacia el exterior, proveniente del Nueve, exige que las cosas se adapten a la manera en que piensa que deben ser, deseando corregir todo lo que ve como erróneo.
- Desde otra perspectiva, el anhelo de estímulos del Siete más la sensación de muerte del mundo esencial propia del Nueve conducen a la lujuria del Ocho por las gratificaciones materiales y a su orientación hacia las satisfacciones sensoriales.