Dedicatoria
A la querida memoria de mi padre, Earl MacDuffie, mi primer y eterno héroe. Alto, pelirrojo, vistosamente guapo, la apostura que siempre tuvo reflejaba su ascendencia escocesa; pero eran su gran corazón y su espíritu generoso lo que más destacaba de él haciendo que fuera tan estimado por todos los que lo conocieron. De hablar pausado, sencillo y amable, sus amigos le llamaban tierno gigante y le admiraban por ser un hombre que siempre tenía una palabra de aliento y una sonrisa que ofrecer, hasta para el más pequeño animalito. Sí, amaba a los perros. Incluso si viviera mil vidas, siempre le recordaría y le echaría de menos.