EPÍLOGO

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Mi Señor…

Mi nave vuela actualmente sobre… debajo… a través de… (no sé muy bien cómo describirlo) el mundo de Pryan. El viaje de regreso a los cuatro soles es largo y tedioso y he decidido ocupar el tiempo en registrar por escrito mis pensamientos e impresiones sobre las presuntas estrellas mientras los recuerdos aún están frescos en mi mente.

Gracias a los datos que entresaqué de mi inspección del Salón de los Sartán, he podido reconstruir la historia de Pryan. Ignoro qué se proponían los sartán cuando crearon este mundo (incluso me pregunto si realmente se proponían algo). A mi modo de ver, es evidente que llegaron a este mundo esperando hallar algo distinto a lo que encontraron. Entonces, hicieron cuanto pudieron para compensar la situación y construyeron espléndidas ciudades en las que se encerraron junto con los mensch, aislándose del resto del mundo y engañándose a sí mismos respecto a la verdadera naturaleza de Pryan.

Durante un tiempo todo fue muy bien, aparentemente. Supongo que los mensch —aturdidos por el golpe de la desintegración de su mundo y el traslado a este otro— no tenían energías ni ganas para causar problemas. Sin embargo, este estado de calma pasó rápidamente. Llegaron nuevas generaciones de mensch que no sabían nada de los terribles padecimientos de sus antepasados. Las ciudadelas, por grandes que fueran, terminaron inevitablemente por resultar demasiado pequeñas para contener su codicia y su ambición, y las diferentes razas empezaron a disputar y enfrentarse unas con otras.

A lo largo de este período de disturbios, los sartán sólo se interesaban por sus prodigiosos proyectos y hacían cuanto podían por ignorar a los mensch. Movido por una profunda curiosidad acerca de estos proyectos, viajé al corazón de la torre de cristal desde la que irradiaba la luz de la «estrella» y allí descubrí una enorme máquina cuyo diseño guardaba cierta semejanza con la Tumpa-chumpa que encontré en el mundo de Ariano. En la ciudadela, la máquina era mucho menor y su cometido, por lo que he visto, es muy diferente.

Para describirlo, voy a exponer primero una teoría. Después de visitar dos de los mundos construidos por los sartán, he descubierto que ambos son imperfectos. También he averiguado que los sartán trataron, al parecer, de corregir y compensar tales imperfecciones. Los continentes flotantes de Ariano necesitan agua. El mundo de Piedra de Jena (el próximo que me propongo visitar) precisa luz. Los sartán pensaron emplear la energía obtenida de Pryan, que la tiene en abundancia.

Los cuatro soles de Pryan están envueltos por una esfera de piedra que encierra por completo su energía. Esta es irradiada constantemente desde los soles hasta el mundo que los rodea. La vegetación absorbe esta energía y la transmite hacia abajo hasta el lecho de roca que sustenta las plantas. He calculado que el calor acumulado en ese nivel inferior debe de ser increíble.

Los sartán construyeron las ciudadelas para absorber el calor. Excavaron profundos pozos en la roca a través de la vegetación. Estos conductos sirven de pozo de ventilación por el que asciende el calor de la roca, expulsándolo de nuevo hacia la atmósfera. La energía se recoge en un lugar conocido como el santuario, ubicado en el centro del complejo. Una máquina, accionada por esta energía, transmite la misma a la torre central, que a su vez la emite hacia el cielo en forma de luz. Los sartán no se encargaban personalmente de la tarea, sino que crearon mediante su magia una raza de poderosos gigantes destinada a trabajar en la ciudadela. Los llamaron titanes y los dotaron de una tosca magia que los ayudara en sus labores más penosas.

Reconozco que no tengo pruebas, pero sostengo la teoría, mi Señor, de que las demás «estrellas» visibles en Pryan son otras tantas máquinas captadoras de energía y difusoras de luz como la que inspeccioné. Según queda claramente explicado en los escritos que dejaron en la ciudadela, los sartán se proponían utilizar esas máquinas para transmitir el acopio de energía y de luz a los otros tres mundos. He leído las descripciones precisas de cómo pensaban conseguir tal hazaña, pero debo confesarte, mi Amo, que no he sacado mucho en claro al respecto. Traigo conmigo los planos y pronto te los entregaré para que puedas estudiarlos a tu conveniencia.

El principal propósito de las «estrellas» de Pryan era, estoy seguro, la transferencia de energía. Sin embargo, aunque no he podido probar mi teoría, creo también que dichas «estrellas» podían emplearse para establecer comunicación entre los sartán. Éstos mencionan en sus libros estar en contacto con sus hermanos de este mundo; no sólo eso, sino que al parecer esperaban recibir noticias de otros sartán situados en otros mundos. Y la capacidad para establecer comunicaciones entre mundos podría sernos de inestimable valor en el intento de restaurarnos como legítimos dueños de nuestro universo.

Así se entiende la prisa de los sartán por completar su trabajo. Pero sus progresos se vieron dificultados, cuando no impedidos, por los crecientes disturbios entre los mensch de las ciudadelas. Continuamente, nuestros enemigos tenían que dejar su tarea para intervenir en las disputas. Llegaron a sentirse desesperados y frustrados; según los datos de que disponían, sus hermanos de otros mundos estaban agonizando por falta de una energía que sólo ellos podían proporcionarles. Así pues, decidieron encomendar a los titanes la vigilancia de «los niños».

Mientras los sartán siguieron presentes para controlarlos, los gigantes resultaron muy útiles y beneficiosos. Demostraban una gran efectividad en el control de los mensch y se encargaban de todos los trabajos penosos y de las tareas de mantenimiento diario de la ciudad. Libres por fin, los sartán pudieron concentrar todos sus esfuerzos en la construcción de las «estrellas».

Hasta este punto, mi relato de la historia de Pryan ha sido claro y conciso. En adelante, habrá de ser necesariamente vago, por cuanto me ha resultado completamente imposible descubrir la respuesta al misterio de Pryan, una incógnita que comparte con el mundo de Ariano: ¿qué les sucedió a los sartán?

En mis investigaciones, quedó patente que el número de sartán empezó a reducirse y los pocos que quedaron tuvieron cada vez más dificultades para hacer frente a la situación entre los mensch, que se deterioraba rápidamente. Entonces se dieron cuenta, con horror, de la equivocación cometida al crear a los titanes y dotarlos de una rudimentaria magia rúnica. Conforme disminuía el control de los sartán sobre los gigantes, aumentaba la capacidad de éstos para utilizar la magia.

¿Acaso los titanes, como los legendarios golems de antaño, se volvieron contra sus creadores?

Después de haberme enfrentado cara a cara con su magia, puedo afirmar que es tosca pero extremadamente poderosa. Aún no he terminado de analizar los ataques y todavía no estoy seguro de la causa, pero, por ahora, baste con decir que es como si golpearan la delicada y compleja estructura de nuestras runas con un único, simple y sencillo signo mágico que lleva tras él la fuerza de una montaña.

Ahora, las ciudadelas están vacías, pero su luz aún brilla. Los mensch viven ocultos en la jungla y combaten entre ellos. Los titanes vagan por el mundo en una desesperada y mortífera búsqueda.

¿Dónde encajan aquí los dragones? ¿Y qué es esa «fuerza» de la que habló el fantasma del sartán en su último parlamento? «La fuerza que se opone a nosotros es antigua y poderosa». Una fuerza que «no puede ser combatida, ni aplacada». Y, por último, ¿qué fue de los sartán? ¿Dónde fueron a parar?

Por supuesto, es posible que no hayan ido a ninguna parte, que todavía vivan en las otras «estrellas» de Pryan, pero yo no lo creo, mi Señor. Igual que fracasó su gran proyecto de Ariano, también sus grandes planes para Pryan quedaron en nada. Las «estrellas» brillan durante un período aproximado de una década; luego, el suministro de energía se agota y su luz disminuye progresivamente hasta apagarse. Algunas no se recuperan nunca más; otras, después de una serie de años, vuelven a almacenar energía y, poco a poco, la «estrella» renace y brilla en un «firmamento» que, en realidad, no es otra cosa que el suelo. ¿No podría ser esto, mi Señor, una analogía con los sartán?

Quedan otros dos mundos por investigar, desde luego. Y sabemos que queda, al menos, un sartán con vida. Alfred también busca a su pueblo. Empiezo a preguntarme si nuestra búsqueda no se parecerá a la de esos titanes. Tal vez buscamos una respuesta que no existe a una pregunta que nadie recuerda.

Acabo de releer lo que he escrito. Perdona mis divagaciones, mi Señor. Se me hace pesado disponer de tanto tiempo. Pero, hablando de titanes, antes de terminar me aventuro a añadir otra observación importante.

Sí pudiera descubrirse el modo de controlar a esas criaturas —y estoy seguro de que tú, mi Señor, con tu enorme poder y capacidad, serás capaz de hacerlo con facilidad—, se podría disponer de un ejército poderoso, efectivo y completamente amoral. En otras palabras, invencible. Ninguna fuerza, ni siquiera esa tan «antigua y poderosa», podría oponérsete.

Sólo veo un peligro para nuestros planes, mi Señor, aunque la posibilidad de que se produzca es tan minúscula que no sé si mencionarlo. Sin embargo, tengo presente tu deseo de estar informado al detalle de la situación en Pryan y por eso someto a tu consideración lo siguiente:

Si los mensch lograran alguna vez volver a entrar en las ciudadelas, cabría la posibilidad de que, actuando juntos, fueran capaces de aprender a manejar las «estrellas». Si recuerdas, mi Señor, los gegs de Ariano eran expertos en el funcionamiento de la Tumpa-chumpa. Ese niño humano, Bane, fue capaz de deducir el auténtico propósito de la máquina.

En su infinita sabiduría, los sartán han dejado, como ya he dicho, incontables libros escritos en humano, enano y elfo. Los volúmenes que he repasado trataban principalmente de la historia de las razas y se remontaban hasta el mundo antiguo, previo a la Separación. Sin embargo, eran demasiados para inspeccionarlos todos y, por tanto, es posible que los sartán dejaran en algún tomo información relativa a las «estrellas», a su verdadero propósito y al hecho de que existen otros mundos además de Pryan. Ni siquiera puede descartarse la posibilidad de que los mensch pudieran encontrar incluso información relativa a la Puerta de la Muerte.

No obstante, por lo que he observado, las probabilidades de que los mensch descubran tal información y hagan uso de ella parecen extremadamente remotas. Las puertas de la ciudadela están cerradas y, a menos que los mensch tropiecen con algún impensado «salvador», mi pronóstico es que permanecerán cerradas para siempre pese a sus esfuerzos.

Hasta aquí las novedades, mi Señor. Quedo respetuosamente dedicado a tu servicio.

Haplo