20 de diciembre

El equivocado

CUANDO ABRÍ LOS OJOS, estaba de vuelta en mi habitación. Miré el techo azul, tratando de imaginar cómo había llegado allí. Había sentido el desgarro, pero no podía haber sido de John. Eso lo sabía, porque él estaba tumbado en el suelo de mi dormitorio, inconsciente.

Debió de haber sido alguien más. Alguien que era más poderoso que un Íncubo. Alguien que sabía lo de la Decimoctava Luna.

Alguien que lo había sabido todo, desde el principio, incluyendo lo único que, yo mismo, estaba empezando a vislumbrar. Ahora.

Liv estaba zarandeando a John, todavía sollozando.

—Despiértate, John. Por favor, despierta.

John abrió los ojos durante un segundo, confundido.

—¿Qué demonios…?

Ella le rodeó con sus brazos.

—No es el infierno. Ni siquiera el cielo.

—¿Dónde estoy? —Estaba desorientado.

—En mi habitación. —Me incorporé y me apoyé contra la pared.

—¿Cómo he llegado aquí?

—No preguntes. —No estaba dispuesto a explicarle que la Lilum de alguna forma nos había trasladado aquí.

Estaba más preocupado por lo que significaba.

Que no era John Breed.

Y había alguien con quien tenía que hablar.