Notas
[1] Muchos de los turnos se prolongaban durante más de doce horas porque los (o las) ingenieros querían continuar con la partida de Toprench.<<
[2] La trampa de la estación Toprench consistió en comprar a un espía entre los (y las) ingenieros de artillería de la nave enemiga: Edita Petrick, una persona que, por su nombre, podría ser hombre, mujer, ambas cosas a la vez o ninguna de las dos. Edita puso fin al conflicto, porque comunicaba la distribución de colores que se iba a emplear en las pruebas a los (y las) ingenieros de la Toprench, para que éstos pudieran triunfar en el juego. Llegó un momento en el que la estación Toprench comprendió que esta información era valiosa, no sólo desde un punto de vista lúdico, sino también estratégico, y la empleó para poner fin al conflicto.<<