El Juicio

Die Verhandlung

Palabras

1.        abogado - Anwalt, der

2.       aceptó stimmte zu

3.       actuar - handeln

4.      adormilado - schläfrig

5.       agarrar - packen

6.       agradecer - danken

7.       alimentar ernähren

8.      alrededor - umher

9.       amenazó - bedrohte

10.    arrestado - nahmen fest

11.     arrestar - festnehmen

12.    asco Ekel, der

13.    audiencia - Gerichtssaal, der

14.   bomba - Bombe, die

15.    bostezó - gähnte

16.    camino - Straße, die

17.    cansado - müde

18.   capital - Hauptstadt, die

19.    castigar - bestrafen

20.   castigo - Strafe, die

21.    cliente - Klient, der

22.   colores Farben, die

23.   conducido - gefahren

24.  condujo - fuhr

25.   confiscación - Einziehung, die

26.   consultar - beraten

27.   continuó - setzte fort

28.  cuerpo - Körper, der

29.   culo - Hintern, der

30.   dado que – da, weil

31.    darse cuenta - merken

32.   decisión - Entscheidung, die

33.   declaró - verkündete

34.  defendido - Angeklagte, der

35.   defensa - Verteidigung, die

36.   defensor - Verteidiger, der

37.   dijo - gesagt

38.  dormir - schlafen

39.   entró - betrat

40.  experimento - Experiment, das

41.   explotó - explodierte

42.  fiscal - Staatsanwalt, der

43.  guiñó - zwinkerte

44.  hacer una reverencia – sich verbeugen

45.  hambre - hungrig

46.  hizo - machte

47.  interés - Interesse, das

48.  investigación - Ermittlung, die

49.  jaula - Käfig, der

50.   juez - Richter, der

51.    juicio - Verhandlung, die

52.   justificó - rechtfertigte

53.   lamer - ablecken

54.  lamió leckte ab

55.   líder - Führer, der

56.   loco - Verrückte, der

57.   menos - weniger

58.  mostró - zeigte

59.   motor - Motor, der

60.   muerte - Tod, der

61.    nariz - Nase, die

62.   necesitó - brauchte

63.   oficial - Beamte, der

64.  ofreció - bot an

65.   oler - riechen

66.   organización - Organisation, die

67.   pared - Mauer, die

68.  parte - Teil, der

69.   patio - Hof, der

70.   pena - Strafe, die

71.    pintar - streichen

72.   posible - möglich

73.   preso - Strafgefangene, der

74.  probar - beweisen

75.   prometió - versprochen

76.   propiedad - Eigentum, das

77.   proporcionó - erbrachte

78.  propuso - schlug vor

79.   puso - legte

80.  que aproveche - guten Appetit

81.   rascó - kratzte

82.  rayas Streifen, die

83.  robar - ausrauben

84.  rufián - Schurke, der

85.  sala - Zimmer, das; Büro, das

86.  saltó - sprang

87.  sapo - Kröte, die

88.  se detuvo - stoppte

89.  seguridad - Sicherheit, die

90.   señalar - zeigen

91.    señoría - Ehre, die

92.   sentencia - Strafe, die

93.   severa - hart

94.  sexualmente - sexuell

95.   subió - kletterte

96.   sucia - schmutzig

97.   sueños Träume, die

98.  sustancia - Substanz, die

99.   terrorista - Terrorist, der

100.       todos - alle

101. turista - Tourist, der

102.       victorioso - triumphierend

103.       vio - sah

104.       volar - fliegen

 

El Juicio

 

"Si me das algo de comer, te dejaré lamer este sapo," propuso alguien de la celda de la prisión a John Vega.

"¿Qué sapo?" dijo John Vega con sorpresa.

"Estoy hambriento, porque aquí casi nunca nos alimentan. Si me das algo de comer, te dejaré lamer el culo de este sapo," continuó el hombre.

"¿Por qué debería lamer el culo del sapo?" Vega no comprendía.

"Los sapos tienen un tipo de sustancia ahí en el culo que te hace ver sueños de colores día y noche," el hombre le mostró el sapo a Vega. Lamió el culo verde y sonrió, "Genial. ¿Quieres un poco? Toma," ofreció.

"Gracias, lámelo tú, y... que aproveche," Vega se dio la vuelta con asco.

Un guarda de seguridad se acercó a la puerta de la celda y se sacó las llaves del bolsillo.

"¡Sal, rufián!" dijo el guarda en voz alta, abriendo la puerta. Varias personas se levantaron y fueron hacia la puerta, "Tú no. Tú. Levántate y vete," señaló a Vega. Vega se levantó y salió de la celda. El guarda cerró la puerta.

"¡Baja por este pasillo! ¡Camina hasta la puerta y después para!" ordenó. Vega bajó por el pasillo y llegó a la puerta. Se detuvo. El guarda llamó a la puerta y la abrió.

"¡Entra!" le dijo a John Vega. Vega entró en una habitación grande. Allí había dos jaulas grandes. Un hombre estaba sentado dentro de una de las jaulas. El guarda abrió la otra jaula.

"¡Entra!" ordenó de nuevo. Vega entró en la jaula y miró a su alrededor. En la habitación había unas cuantas mesas con gente sentada detrás. Vega se dio cuenta de que era una sala de audiencias. Cerca de la ventana, dos obreros pintaban la pared. La habitación olía fuertemente a pintura. Los obreros llevaban ropa de rayas, y Vega se dio cuenta de que eran presos.

"Señoría," declaró una de las personas, levantándose, "solicito un castigo severo para este rufián," señaló con asco hacia el hombre de la otra jaula. "Prometió a cinco mujeres trabajo en una tienda, pero en lugar de eso las explotó sexualmente. Yo, como fiscal, ¡solicito una pena de 190 años de cárcel o pena de muerte!"

"¿Qué dice la defensa?" preguntó el juez.

"Señoría, esas mujeres fueron explotadas sexualmente muchos años antes de que él les ofreciera trabajo. Al menos dos de ellas han proporcionado servicios sexuales a turistas en la capital," dijo el defensor, hizo una reverencia y se sentó.

"190 años de cárcel y la pena de muerte son castigos demasiado severos para él, dado que han proporcionado servicios sexuales," el juez miró al hombre de la caja y se rascó la nariz. "Esta es mi decisión: ¡95 años de cárcel y la confiscación de su propiedad!" dijo. Un guarda de seguridad se acercó a la jaula y abrió la puerta. El hombre salió de la jaula.

"¡Agradece al juez su decisión y hazle una reverencia!" ordenó el guarda.

"Gracias, Señoría," dijo el hombre, hizo una reverencia y salió de la sala de audiencias.

"Señoría," dijo el fiscal, levantándose, "Este rufián robó la furgoneta de una tintorería. Amenazó al conductor con una pistola. Se llevó una bolsa de ropa sucia. Los oficiales de policía que lo arrestaron vieron cómo abría la bolsa y olisqueaba la ropa sucia. Creemos que es el que roba la ropa que las mujeres ponen a secar. ¡Este loco lleva actuando dos meses en nuestra ciudad! ¡Solicito 350 años de cárcel como castigo!"

"¡Protesto!" gritó Vega, "¡Llegué a su ciudad hace dos días!" se justificó.

"¡Silencio! ¿Qué dice la defensa?" preguntó el juez.

"Señoría, ¿podemos consultarlo con nuestro cliente?" preguntó el defensor.

"Adelante, pero que sea rápido," pidió el juez, y bostezó.

El defensor se acercó a la jaula en la que estaba sentado Vega. Vega se acercó a él.

"Ayúdeme. Le pagaré," dijo en voz baja al defensor.

"En nuestro país es posible castigar solamente una parte del cuerpo," respondió el defensor en voz baja, "Dado que sujetó la pistola y olió la ropa sucia utilizando solamente su mano derecha, entonces podemos castigar solo la mano," continuó.

Vega miró a su defensor: "¿Qué quiere decir?" preguntó nerviosamente.

"Quiero decir que el juez puede castigar solo su mano derecha," sonrió el defensor, y guiño un ojo, victorioso.

"¡Suficiente! Casi es la hora de cenar y estoy cansado," dijo el juez, "De modo que, ¿qué dice la defensa?" volvió a preguntar el juez.

"Dado que mi defendido tenía una pistola y olió la ropa sucia con su mano derecha, pido castigar solamente su mano," dijo el abogado, e hizo una reverencia.

"¡Esperen un momento!" gritó Vega, "¡Solicito que lleven a cabo un experimento de investigación!"

"¿Para qué?" dijo el juez con sorpresa, y se rascó la cabeza. Todos miraron a Vega con interés.

"¡Puedo probar que no fui yo quien robó la furgoneta de la tintorería!" propuso Vega.

"¿Entonces quién lo hizo?" el fiscal estaba sorprendido. Todos miraron a Vega. Los obreros dejaron de pintar y también lo miraron con interés.

"El conductor de la furgoneta de la tintorería es el líder de una peligrosa organización terrorista. ¡Me dio una pistola y me ordenó hacerlo! ¡Hay una bomba en esa furgoneta! ¡Quiere volar la comisaría de policía y la prisión! ¡Se lo mostraré, Señoría! ¿Podemos llevar a cabo un experimento de investigación?" gritó Vega.

"Sí," aceptó el juez, "¡Rápido, lleven a cabo un experimento de investigación y arresten al conductor! ¡Arresten a todos los terroristas! ¡Rápido! "

Los guardas llevaron a Vega al patio de la prisión. Había una camioneta en el patio. El conductor estaba dormido dentro. El juez, la defensa, el fiscal y los obreros que estaban pintando las paredes miraban desde las ventanas de la prisión.

"¡Ahí está ese rufián!" gritó Vega al juez, y agarró al conductor por el pelo. "¡Te tenemos, rufián! ¡Asqueroso terrorista!" gritó.

El adormilado conductor empezó a gritar horrorizado: “¡Ayuda! ¡Quiere robarme otra vez! ¡Ayuda! ¡Policía!"

Varios oficiales de policía agarraron al conductor y lo arrojaron al suelo. Vega saltó sobre él y comenzó a pegarle.

"¡Mire, señoría! ¡Aquí está ese asqueroso terrorista!" gritó, "¡Hay una bomba en la camioneta! ¡Mire!" rápidamente subió al auto, agarró una de las bolsas y la lanzó al suelo con asco, "¡bomba!" gritó Vega. Todos se detuvieron y miraron hacia la bolsa.

"¡Hay otras cinco bombas en la furgoneta! ¡Tengo que sacarla de la cárcel!" Vega encendió el motor y condujo rápido por el camino. Uno de los guardas abrió con cuidado la bolsa que estaba en el suelo. Por supuesto, estaba llena de ropa sucia.

"¡Tras él!" gritó el juez, "¡Arréstenlo, rápido! ¡Idiotas!"

John Vega condujo como nunca había conducido antes. Ahora solamente necesitaba llegar a Peter Ashur. Y sabía dónde encontrarlo.

 

Die Verhandlung

 

„Wenn du mir etwas zu essen gibst, dann lasse ich dich diese Kröte ablecken“, schlägt jemand in der Gefängniszelle John Vega vor.

„Was für eine Kröte?“, fragte John Vega überrascht.

„Ich bin hungrig, weil wir hier kaum etwas zu Essen bekommen. Wenn du mir etwas zu Essen gibst, lasse ich dich den Hintern dieser Kröte ablecken“, setzte der Mann fort.

„Warum sollte ich den Hintern dieser Kröte ablecken?“, Vega verstand es nicht.

„Diese Kröte hat irgendeine Substanz hier an ihrem Hintern, damit kannst du Tag und Nacht bunte Träume haben“, der Mann zeigte Vega die Kröte. Er leckte den grünen Hintern ab und lächelte: „Cool. Magst du? Hier“, bot er an.

„Danke, leck’ ihn selber ab, und... guten Appetit“, Vega drehte sich angewidert um.

Ein Gefängniswärter näherte sich der Zelle und nahm die Schlüssel aus seiner Hosentasche.

„Komm’ raus, du Schurke!“, sagte der Beamte laut und öffnete die Tür. Einige Leute standen auf und gingen zur Tür. „Nicht du. Du. Steh’ auf und komm’ heraus“, er zeigte auf Vega. Vega stand auf und ging aus der Zelle. Der Wärter schloss die Tür.

„Geh’ diesen Flur entlang! Geh’ bis zur Tür und bleib’ stehen!“, befahl er. Vega ging den Flur entlang und bis zur Tür. Er blieb stehen. Ein Gefängniswärter klopfte an der Tür und öffnete sie.

„Geh’ hinein“, sagte er zu John Vega. Vega betrat ein großes Zimmer. Darin standen zwei große Käfige. Ein Mann saß in einem der Käfige. Der Wärter öffnete den anderen Käfig.

„Geh’ hinein!“, befahl er noch einmal. Vega ging in den Käfig und sah sich um. Im Zimmer standen einige Tische, an denen Menschen saßen. Vega wurde klar, dass es ein Gerichtssaal war. In der Nähe des Fensters strichen zwei Arbeiter die Mauer. Das Zimmer roch stark nach Farbe. Die Arbeiter hatten gestreifte Kleidung an und Vega wurde klar, dass es sich um Strafgefangene handelte.

„Euer Ehren“, verkündete eine der Personen und erhob sich, „ich fordere eine harte Strafe für diesen Schurken“. Er zeigte angewidert auf den Mann im anderen Käfig. „Er hat fünf Frauen Arbeit in einem Laden versprochen, aber er hat sie stattdessen sexuell ausgebeutet. Ich, als Staatsanwalt, fordere eine Strafe von 190 Jahren Gefängnis oder die Todesstrafe!“

„Was sagt die Verteidigung?“, fragte der Richter.

„Euer Ehren, diese Frauen wurden schon viele Jahre lang sexuell ausgebeutet, bevor er ihnen diesen Job anbot. Zumindest zwei von ihnen haben in der Hauptstadt sexuelle Dienste für Touristen erbracht“, sagte der Verteidiger, verbeugte sich und setzte sich hin.

„190 Jahre im Gefängnis oder die Todesstrafe ist eine zu harte Strafe für ihn, da die Frauen bereits sexuelle Dienste erbracht hatten“, der Richter schaute den Mann im Käfig an und kratzte sich an der Nase. „Hier ist meine Entscheidung! 95 Jahre im Gefängnis und die Einziehung seines Besitzes!“, sagte er. Ein Wärter näherte sich dem Käfig und öffnete die Tür. Der Mann kam aus dem Käfig heraus.

„Danken Sie dem Richter für seine Entscheidung und verbeugen Sie sich vor ihm!“, befahl der Wärter.

„Danke, euer Ehren“, sagte der Mann, verbeugte sich und verließ den Gerichtssaal.

„Euer Ehren“, sagte der Staatsanwalt und erhob sich, „dieser Schurke hat den Reinigungstransporter ausgeraubt. Er hat den Fahrer mit einer Pistole bedroht. Er nahm eine Tasche mit dreckigen Kleidungsstücken. Die Polizisten, die ihn festgenommen haben, haben gesehen, dass er die Tasche aufgemacht hat und an den dreckigen Kleidungsstücken gerochen hat. Wir glauben, dass es derjenige ist, der Kleidungsstücke stiehlt, die Frauen zum Trocken aufhängen. Dieser Verrückte hat schon zwei Monate lang in unserer Stadt gewütet! Ich fordere 350 Jahre Gefängnisstrafe für ihn!“

„Ich protestiere“, schrie Vega. „Ich bin erst vor zwei Tagen in Ihre Stadt gekommen!“, rechtfertigte er sich.

„Ruhe! Was sagt die Verteidigung?“, fragte der Richter.

„Euer Ehren, dürfen wir uns mit unserem Klienten beraten?“, fragte der Verteidiger.

„Machen Sie, aber schnell“, bat der Richter und gähnte.

Der Verteidiger kam zu dem Käfig in dem Vega saß. Vega näherte sich ihm.

„Helfen Sie mir. Ich werde Sie bezahlen“, sagte er leise zu dem Verteidiger.

„In unserem Land ist es möglich nur einen Teil des Körpers zu bestrafen“, antwortete der Verteidiger leise. „Da Sie die Waffe nur mit Ihrer rechten Hand gehalten haben und die Kleidungsstücke in Ihrer rechten Hand hielten, um an ihnen zu riechen, können wir nur die rechte Hand bestrafen“, setzte er fort.

Vega sah den Verteidiger an. „Was meinen Sie?“, fragte er nervös.

„Ich meine, dass der Richter nur Ihre rechte Hand bestrafen kann“, der Verteidiger lächelte und zwinkerte triumphierend.

„Genug! Es ist Zeit für das Abendessen und ich bin müde“, sagte der Richter. „Also, was sagt die Verteidigung?“, fragte der Richter noch einmal.

„Da der Angeklagte die Waffe nur mit seiner rechten Hand gehalten hat und die Kleidungsstücke in seiner rechten Hand hielt, um an ihnen zu riechen, fordere ich, nur die rechte Hand zu bestrafen“, sagte der Anwalt und verbeugte sich.

„Warten Sie eine Minute!“, schrie Vega. „Ich verlange, einen Ermittlungsversuch durchzuführen!“

„Wozu?“, sagte der Richter überrascht und kratzte sich am Kopf. Alle sahen Vega interessiert an.

„Ich kann beweisen, dass ich nicht derjenige war, der den Reinigungstransporter überfallen hat!“, schlug Vega vor.

„Wer hat es dann getan?“, der Staatsanwalt war überrascht. Alle sahen Vega an. Die Arbeiter hörten auf zu streichen und schauten Vega auch interessiert an.

„Der Fahrer des Reinigungstransporters ist der Führer einer gefährlichen terroristischen Organisation. Er gab mir die Waffe und zwang mich, es zu tun! Es ist eine Bombe in seinem Transporter! Er möchte die Polizeiwache und das Gefängnis in die Luft sprengen! Ich werde es Ihnen zeigen, euer Ehren! Können wir einen Ermittlungsversuch durchführen?“, schrie Vega.

„Ja“, stimmte der Richter zu. „Schnell, führt einen Ermittlungsversuch durch und nehmt den Fahrer fest! Nehmt alle Terroristen fest! Schnell!“

Die Wächter brachten Vega in den Gefängnishof. Ein Lastwagen stand im Hof. Ein Fahrer saß im Lastwagen und schlief. Der Richter, der Verteidiger, der Staatsanwalt und die Arbeiter, welche die Wände strichen, sahen von den Gefängnisfenstern aus zu.

„Hier ist der Schurke!“, schrie Vega dem Richter zu und hielt den Fahrer an den Haaren fest. „Wir haben dich, Schurke! Widerlicher Terrorist!“, schrie er.

Der schläfrige Fahrer begann entsetzt zu schreien: „Hilfe! Er will mich noch einmal überfallen! Hilfe! Polizei!“

Einige Polizisten schnappten den Fahrer und warfen ihn zu Boden. Vega sprang auf den Fahrer und begann ihn zu schlagen.

„Sehen Sie, euer Ehren! Hier ist dieser widerliche Terrorist!“, schrie er. „Eine Bombe ist im Transporter! Sehen Sie!“, er kletterte schnell in den Lastwagen, schnappte eine der Taschen und warf sie angewidert auf den Boden. „Bombe!“, schrie Vega. Alle hielten inne und schauten auf die Tasche.

„Da sind noch fünf weitere Bomben im Transporter! Ich muss den Transporter aus dem Gefängnis hinausfahren!“, Vega startete den Motor und fuhr schnell die Straße entlang. Einer der Wärter öffnete vorsichtig die Tasche auf dem Boden. Natürlich war sie voll dreckiger Kleidungsstücke.

„Ihm nach!“, schrie der Richter. „Nehmt ihn fest, schnell! Idioten!“

John Vega fuhr so schnell, wie er noch nie zuvor gefahren war. Jetzt musste er zu Peter Ashur gelangen. Und er wusste, wo er ihn finden konnte.

 

Repaso de Nuevo Vocabulario

1

- ¿Podrías decirme si hoy es viernes o sábado?

- Creo que hoy es viernes. No estoy seguro.

- ¿Sabes qué hora es?

- Lo comprobaré en mi teléfono. Las cinco menos cinco.

- Gracias. En cualquier caso, ¿hace calor fuera?

- Fuera hace fresco pero sol. Probablemente más tarde haga calor.

2

- ¿Qué estás haciendo?

- Estoy poniendo la ropa a secar.

- No deberías poner la ropa a secar cerca de una parada de autobús.

- Siempre la pongo aquí.

- Es mejor poner la ropa a secar en el jardín de detrás de la casa.

3

- Quiero darle las gracias por haber encontrado mis documentos.

- Mejor déselas al director. Él es el que voló la caja fuerte y los encontró.

- ¿Por qué no abrió la caja fuerte con llave?

- La perdió hace dos meses.

4

- ¿Sabe cómo llegar al zoo?

- No, no lo sé. Lo siento.

- Espere. Puedo decirle cómo llegar. Primero,vaya recto hasta el semáforo. Después a la derecha hasta el hotel. El zoo está detrás del hotel.

- Sí, gracias...

- De nada. ¡Adiós!

- Un momento... ¿Por qué está abierta su jaula? Iré a ver cómo lo alimentan y le llevaré un plátano.

5

- Así que, Sr. director, tengo que condenarlo a confiscación de su propiedad.

- Por favor, no lo haga, Sr. juez. No volveré a hacerlo. Se lo prometo.

- ¿Qué dice la defensa?

- Señoría, mi cliente roba todo lo que ve. Ya robó la llave al guarda de la prisión y el plato del perro del guarda. No puede controlarse. Mi cliente no debería ser castigado. Probablemente es cleptómano. Debería ser examinado por un médico.

- Ya veo. Que lo examine un médico. ¿Dónde está mi teléfono? ¡Es usted un rufián, Sr. director! ¡Un rufián y un loco! Sr. fiscal, ¿qué cree?

- ¡Debería ser severamente castigado, señoría! Acaba de robarme el periódico. Solicito la pena de muerte. ¡Castiguémoslo ahora mismo!

6

- ¡Dónde estaba usted cuando se oyó la primera explosión?

- Estaba a dos pasos del banco, Sr. juez.

- ¿Y dónde estaba cuando se oyeron la segunda y la tercera explosión?

- Oh, ¡en ese momento ya estaba a tres manzanas!

7

- Señor, ¿por qué me guiña el ojo?

- No le estoy guiñando el ojo, señorita. Tranquilícese.

- ¡No necesito tranquilizarme! ¿Por qué le está guiñando el ojo a otra y no a mí?

8

- ¡No mires a otras mujeres! Mírame solo a mí.

- Pero ellas me están mirando. ¿Es mi culpa ser tan sexy?

- Sácate el dedo de la nariz y no te mirarán.

9

- Señorita, ¿puede hacerme un favor?

- No, no puedo.

- Oh, por favor.

- No.

- ¡Se lo suplico!

- ¿Qué tipo de favor, loco?

- Deje de golpear mi silla con el pie.

10

- Lleve a este loco a la sala número cinco.

- Doctor, ¡protesto! ¡Soy una camioneta, no un loco! ¡Necesito conducir hasta el garaje! ¡Déjeme ir!

- Cálmese, paciente. Creemos que es usted una camioneta pero simplemente porque lamió el culo de un sapo.

- ¡Quiero consultarlo con el fiscal!

- De acuerdo. Llévenlo con el fiscal. El fiscal está en la sala número cuatro.

 

Wiederholung des Neuen Vokabulars

1

- Könnten Sie mir sagen, ob heute Freitag oder Samstag ist?

- Ich glaube heute ist Freitag. Ich bin mir nicht sicher.

- Wissen Sie wie spät es ist?

- Ich werde auf meinem Telefon nachsehen. Es ist fünf Minuten vor fünf.

- Danke. Übrigens, ist es draußen warm?

- Draußen ist es kalt, aber sonnig. Es wird wahrscheinlich später heiß werden.

2

- Was hängst du gerade auf?

- Ich hänge die Wäsche zum Trocknen auf.

- Du solltest die Wäsche nicht in der Nähe der Bushaltestelle aufhängen.

- Ich hänge sie immer hier auf.

- Es ist besser die Wäsche im Garten hinter dem Haus aufzuhängen.

3

- Ich wollte mich bei dir bedanken, weil du endlich meine Unterlagen gefunden hast.

- Du solltest besser dem Manager danken. Er war derjenige, der den Safe gesprengt hat und sie gefunden hat.

- Warum hat er den Safe nicht mit dem Schlüssel geöffnet?

- Er hat den Schlüssel vor zwei Monaten verloren.

4

- Weißt du, wie man zum Zoo kommt?

- Nein, das weiß ich nicht. Tut mir leid.

- Warte. Ich kann dir sagen wie man dorthin kommt. Zuerst gehst du geradeaus bis zur Ampel. Dann bis zum Hotel. Der Zoo ist hinter dem Hotel.

- Ja, danke...

- Gern geschehen! Tschüss!

- Warte kurz... Und wann ist dein Käfig zugänglich? Ich werde kommen um zu sehen, wie sie dich füttern und ich werde dir eine Banane bringen.

5

- Also, Herr Manager, Sie werden verurteilt und ihr Eigentum wird beschlagnahmt.

- Bitte nicht, Herr Richter. Ich werde es nicht mehr tun. Ich verspreche es Ihnen.

- Was sagt die Verteidigung?

- Euer Ehren, mein Klient stiehlt alles in seiner Nähe. Er hat bereits den Schlüssel des Gefängniswärters gestohlen und den Napf des Hundes des Wärters. Er kann sich selbst nicht kontrollieren. Mein Klient sollte nicht bestraft werden. Er ist wahrscheinlich ein Kleptomane. Er sollte von einem Arzt untersucht werden.

- Ich verstehe. Lassen Sie ihn von einem Arzt untersuchen. Und wo ist mein Telefon? Sie sind ein Schurke, Herr Manager! Ein Schurke und ein Verrückter! Herr Staatsanwalt, was denken Sie?

- Er sollte hart bestraft werden, euer Ehren! Er hat gerade meine Zeitung gestohlen. Ich fordere die Todesstrafe. Lassen Sie ihn uns jetzt gleich bestrafen!

6

- Wo waren Sie, als Sie die erste Explosion gehört haben?

- Ich war nur zwei Schritte entfernt von der Bank, Herr Richter.

- Und wo waren Sie, als Sie die zweite und dritte Explosion gehört haben?

- Oh, zu der Zeit war ich bereits drei Häuserblocks entfernt!

7

- Mein Herr, warum zwinkern Sie mir zu?

- Ich zwinkere Sie nicht an. Beruhigen Sie sich.

- Ich habe keinen Grund mich zu beruhigen. Warum zwinkern Sie jemand anderen an und nicht mich?

8

- Schau’ keine anderen Frauen an! Schau’ nur mich an.

- Aber sie schauen mich alle an. Ist es meine Schuld, dass ich so sexy bin?

- Nimm’ den Finger aus deiner Nase und sie werden aufhören dich anzuschauen.

9

- Junge Frau, darf ich Sie um einen Gefallen bitten?

- Nein, das geht nicht.

- Bitte.

- Nein.

- Ich flehe Sie an.

- Welche Art von Gefallen, Verrückter?

- Hören Sie damit auf, mit Ihrem Fuß an meinen Stuhl zu klopfen.

10

- Bringen Sie diesen Verrückten in das Zimmer Nummer fünf.

- Herr Doktor, ich protestiere! Ich bin ein Lastwagen und kein Verrückter! Ich muss in die Garage fahren! Lassen Sie mich gehen!

- Beruhigen Sie sich, Patient. Wir glauben, dass Sie nur ein Lastwagen sind, weil Sie den Hintern einer Kröte abgeleckt haben.

- Ich möchte mit dem Staatsanwalt sprechen!

- In Ordnung. Bringen Sie ihn zum Staatsanwalt. Der Staatsanwalt ist in Zimmer Nummer vier.