CAPÍTULO 10
A modo de conclusión
YO SOY LA DEPENDIENTE EMOCIONAL TÍPICA, DE LIBRO
De hecho, ya escribí un libro al respecto (Ya no sufro por amor, título horrible porque por supuesto he seguido sufriendo por amor). Soy adicta al amor, al afecto, y sacrifico mucho por conseguirlo. Soy presa fácil para según qué gente. Me ha costado muchos años darme cuenta, y vivo en un proceso muy complicado para intentar vivir con esa adicción, e incluso para eliminarla en un futuro, como es mi deseo.
Tengo cuarenta y seis años. He pasado por infinidad de relaciones tóxicas (amigos, amantes y familiares), me han robado, me han chantajeado y me han estafado. Me han estafado emocionalmente también. Ya he vivido eso. Ya he vivido lo que es razonar con alguien para hacerle ver que lo que hacía era una locura, fuese tirarse a su jefe, mantenerse en una organización política corrupta porque «el fin justifica los medios», revisar el correo electrónico ajeno, chequear los mensajes del móvil de su pareja o de su hijo adolescente, exigir a su marido una cantidad ridícula de dinero porque «él era un cabrón y le dejó» (como si hubiera que indemnizar a la persona a la que se ha dejado de amar). Y siempre, siempre escuchaba lo mismo. Todo valía. Me tiro a mi jefe porque me lo merezco y porque la vida es corta. Sigo en el Partido o en la ONG porque estamos luchando por un fin mayor y esta pequeña corruptela no debe ensombrecer el horizonte de nuestro objetivo final. Miro el correo de mi hijo porque sólo deseo su bien o el de mi pareja porque eso es lo normal. Arruino a mi exmarido porque mi abogada dice que es lo correcto. Acoso a mi exmujer porque es una zorra. Y al final llegamos a: arruino un país porque puedo hacerlo, y ya está, y yo no soy ningún delincuente ni ningún corrupto, faltaba más.
Por eso creo que se impone un cambio de paradigma, que dejemos de vivir en una sociedad de predadores y presas.
Existen muchos libros y páginas web escritas por personas que han sobrevivido a una relación intensamente tóxica. Yo he leído muchos. De hecho, hubo una temporada en que era adicta a ese tipo de webs (escritas todas ellas en inglés). Cada noche, antes de dormir, surfeaba un poco por Internet y leía las entradas que habían colgado todas aquellas mujeres (siempre se trataba de mujeres) que escribían en las webs a las que me había suscrito. Muchas de ellas te contaban que ahora tenían una relación maravillosa con un hombre que las amaba y respetaba de verdad. Te prometían que si seguías sus consejos, tú encontrarías lo mismo. De alguna manera, dejarías de atraer a narcisistas y llegarían a ti hombres normales, cariñosos, dulces y entregados. No fue mi caso. En mi vida aparecían muchos hombres. Me contactaban por Twitter, me abordaban en la calle, se sentaban a mi lado en el tren, se ponían a charlar conmigo en los conciertos, acariciaban a mi perra en la calle y acto seguido se ponían a hablar conmigo… Soy más o menos famosa, cada semana intervengo en un programa de radio de alcance nacional, escribo una columna quincenal en un periódico y de vez en cuando salgo en televisión. Les atraía como la luz a la polilla. Quizás alguno de entre ellos fuera amable, dulce y cariñoso, no lo sé. No tuve la ocasión de comprobarlo. Estaba demasiado herida y asustada. A día de hoy, sigo demasiado herida y asustada. No quiero venderle a nadie la idea de que me separé y renací como un Fénix de mis cenizas, porque no sería cierto, pero lo que sí es cierto es que me las apaño más o menos bien sola. El escenario apocalíptico que se me aparecía cada vez que, hace un año, pensaba en separarme no se ha materializado. No me he muerto, no me paso el día llorando, no me he hundido en una depresión irremediable. Y ya no pienso de mí misma que soy una puta, que estoy loca, que soy mala o peor, y demás lindezas que había interiorizado después de escucharlas. No te quiero vender la idea de que la vida va a ser a partir de ahora un camino de rosas, porque no lo va a ser. La vida no es un camino de rosas para nadie. Quien más quien menos, todos y todas, sufrimos. Nos sentimos solos, inadecuados, fracasados… Pero no todo es malo. Hay momentos maravillosos, y los puedes vivir solo, o sola. No necesitas una pareja para ser feliz. No sé decirte si feliz al cien por cien, pero al menos feliz a ratos. Y desde luego, no necesitas una pareja para ser una persona completa.
Parafraseando a Nietzsche: «A menudo estarás sola, a veces asustada, pero ningún precio a pagar es demasiado alto por el privilegio de ser tú misma».