El juicio
Cuando llevan a los prisioneros a las audiencias de agosto, el señor Potts presenta a su testigo estelar: la pequeña Jennet Device.
Es tan menuda y está tan desnutrida que han de subirla a una mesa para que testifique.
A medida que entran, uno a uno, Jennet los señala como los miembros del aquelarre celebrado aquel Viernes Santo en Malkin Tower.
Jem Device no puede caminar. No ha dado más de doce pasos al día durante los últimos cuatro meses. Ha perdido cuanta grasa tenía. Sus ojos brillan como luciérnagas en el páramo de su cuerpo.
Chattox está trastornada. Escupe y despotrica. Maldice. Quiere ser lo que dicen que es: una bruja. ¿Qué otra cosa puede ser?
Elizabeth Device cree que Satán se ha llevado a su madre. Se sienta en la sala del tribunal con las manos atadas, lívida y nauseabunda. Todavía le queda energía para gritar obscenidades.
Nance Redfern y Alizon Device se tumban. No se tienen en pie. El carcelero les ha contagiado la sífilis.
Mouldheels se ha sentado en el suelo y se arranca ampollas de los pies purulentos. Llega a tocarse el hueso.
Los Bulcock nunca han sabido si son hermanos o marido y mujer. Nadie les ha dicho que no pueden ser ambas cosas. Él rodea con el brazo los hombros de la mujer. Ella se tira de los escasos mechones de pelo apelmazado y esconde la cabeza. Él protege lo que queda de la mente de ella con lo que queda de su propio cuerpo.
Jennet Device habla al tribunal de los familiares de los acusados: Capricho, Dandy y Bola. Cuenta que ha volado en una escoba y que ha visto al Caballero Oscuro con su abuela, la Vieja Demdike. Dedica una atención especial a su madre. Explica al tribunal todos los detalles relacionados con el muñeco y la cabeza.
Su madre está tan dominada por la rabia que han de sacarla de la sala y echarle agua. Jennet Device no muestra ninguna emoción. No tiene emociones que mostrar.
Jennet los observa. A su hermano, que la vendía. A su madre, que la desatendía. A sus hermanas, que ni la miraban. A Chattox, que la asustaba. A Mouldheels, que apestaba.
Los nombra uno por uno y los condena uno por uno.
Entonces conducen a la sala a Alice Nutter.
—¿Reconoces a esta mujer? —le pregunta el juez Bromley.
Jennet sonríe y se acerca a tomar la mano de Alice.
—Tiene un halcón que es un espíritu. Tiene un poni que puede saltar hasta la luna. Tiene comida y bebida, dinero y joyas. Es la más poderosa de todos.
El juez Bromley le pregunta a Alice Nutter cómo se declara.
—No culpable —responde ella. Después guarda silencio.
Todos fueron declarados culpables. Potts así lo consignó. Los declararon culpables de «prácticas, reuniones, conciliábulos, asesinatos, encantamientos y villanías».