La información como plataforma

Volvamos al huracán Sandy. Cuando las webs informativas en definitiva no consiguieron proporcionarme la información que necesitaba ni los medios para obtenerla, utilicé otras herramientas y recurrí a mis vecinos. Acudí a Patch, el servicio informativo hiperlocal, en aquel entonces propiedad de Aol. Patch fue uno de los servicios que me proporcionó artículos con resúmenes caducos que contenían información demasiado escasa. Sin embargo, también me proporcionó una plataforma de blogs que me permitió publicar una breve diatriba quejándome de que la información errónea se estaba propagando por nuestra ciudad, ya que se estaba distribuyendo una lista de calles en las que supuestamente estaba trabajando la compañía eléctrica, entre ellas algunas cercanas a mi casa, en las que no se veía ni un camión. Critiqué a la ciudad por creer las mentiras de la empresa de servicio público. En los comentarios a esa entrada, otros residentes se unieron, comprobaron la lista de calles y compartieron sus observaciones y mi frustración. Fue colaborando con mis conciudadanos —no gracias a la cobertura de ningún periodista— como pudimos verificar rápidamente la lista del servicio público. Si al menos una organización de prensa local hubiera ofrecido esa funcionalidad con una plataforma más organizada, mejor que comentarios, nos hubiera permitido compartir lo que sabíamos. Podría haber publicado la lista en un wiki en el que pudiéramos añadir anotaciones o un mapa en el que pudiéramos añadir fotos e informes.

Mis vecinos y yo sacamos nuestras sierras mecánicas para retirar unas tres docenas de árboles de nuestra calle y de las entradas de las casas para poder salir y para que los equipos de emergencia pudieran entrar. Ninguno teníamos electricidad. Una vez liberados, algunos vecinos se trasladaron a otros lugares; mi familia, afortunadamente, a un hotel; otros, a casas de familiares o a segundas residencias. La diáspora vecinal originada por Sandy quería mantenerse en contacto para estar informada. En primer lugar, decidimos comunicarnos por correo electrónico, pero la cadena se hizo difícil de gestionar. Así que abrí una cuenta en un nuevo servicio llamado Nextdoor, que prometía una red privada para vecinos con direcciones verificadas. ¡Había una plataforma! Me topé con unos cuantos obstáculos: en la base de datos de direcciones de Nextdoor faltaban muchas de las de mis vecinos y no me permitían corregirla. El servicio insistía en que incluyese como mínimo setenta y cinco hogares, a pesar de que en la zona semirrural en la que vivo aquello significaría incluir a personas a las que no había visto nunca y que vivían a tres kilómetros de distancia.

Además, recomendaba temas de debate —sobre todo sobre delincuencia y seguridad— en lugar de lo que realmente queríamos hablar: conseguir tener de nuevo electricidad o, más adelante, comprar generadores. Una auténtica plataforma habría permitido a los usuarios definir la mejor manera de usarla. De modo que volvimos a los ineficaces correos electrónicos. Entretanto, he conocido al fundador de Nextdoor, Nirav Tolia, quien recaudó 100 millones de dólares de un impresionante grupo de inversores: Kleiner Perkins, Greylock Partners, Benchmark, el fondo personal de Jeff Bezos, Google Ventures y Allen & Co. La compañía está tratando esos problemas y construyendo una plataforma prometedora para que los vecinos se pongan en contacto y compartan información en un entorno privado y de confianza. He hablado con él acerca de cómo los medios de comunicación locales deberían estar involucrados. Tolia dice que Nextdoor puede existir porque Facebook desperdició la ocasión de crear una plataforma en la que se verificase la identidad. Yo añadiría que Nextdoor puede existir porque los periódicos locales perdieron la ocasión de ser Nextdoor.

Tras el huracán, Nueva Jersey sufrió una escasez de gasolina, ya que los árboles caídos y las inundaciones impedían el suministro y las estaciones de servicio se quedaron sin electricidad. Cuando abrieron, se formaron colas de varios kilómetros, así que la policía tuvo que dirigir el tráfico. La policía sabía cuándo las gasolineras tenían electricidad y combustible y cuándo abrirían. Podría haber compartido esa información con el público, y los medios de comunicación podrían haberle ayudado a hacerlo. Pero no lo hicieron. De manera que los automovilistas buscaban cualquier herramienta que les pudiera ayudar mientras gastaban la preciada gasolina buscando más gasolina. Muchos recurrieron a otra plataforma bastante ineficaz: Twitter, donde tuiteábamos con el hashtag #njgas. Era un sistema imperfecto, porque implicaba leer alertas de gasolineras abiertas a demasiados kilómetros de distancia y porque la información tenía una vida útil muy corta. Con todo, era la mejor información de que disponíamos y era lo suficientemente útil para decirme que me dirigiera al oeste, hacia Pennsylvania, donde encontraría gasolina. En agradecimiento, aporté mis propias actualizaciones sobre estaciones de servicio abiertas.

¿Y si un medio informativo local proporcionase una plataforma que pudiera haber cubierto nuestras necesidades después del huracán Sandy, o en cualquier otro momento? ¿Qué aspecto tendría? No me refiero a que debería crear otro Twitter o Nextdoor. Hay que tener en cuenta que en el caso de Twitter, la verdadera plataforma no era tanto la tecnología como la convención social del hashtag. La idea misma de hashtag fue propuesta por primera vez por Chris Messina —no por un empleado de Twitter—, quien sugirió en 2007 que sería una manera de encontrar tuits relacionados con acontecimientos o temas.¹⁵ NJ.com reivindicó la creación y promoción del hashtag #njgas después de Sandy. Las plataformas no tienen que crearse necesariamente mediante programación. A menudo pueden crearse mediante convenciones corrientes y espontáneas. Los medios informativos tienen el megáfono para contribuir al establecimiento de esas convenciones.

Un medio informativo puede convertirse en una plataforma de muy diversas formas. Puede proporcionar tecnología existente (wikis, foros, mapas, bases de datos, sondeos, etc.) y trabajar con servicios existentes que sus comunidades ya utilizan (seleccionando información y datos relevantes de YouTube, Twitter, Facebook, Tumblr, Google+, Pinterest, Vine, Tout, entre otros). Los medios informativos pueden explorar nuevas tecnologías (por ejemplo, sensores que informen del entorno, cámaras portátiles, vídeos de teléfonos móviles en streaming, análisis de datos de debate social), para facilitar el intercambio de información. También puede ayudar a blogueros independientes y corresponsales comunitarios a lograr cobertura en sus propias ciudades: ofreciéndoles contenidos, promoción, tecnología, redes publicitarias, formación, y medios para colaborar. Las organizaciones de prensa ya no operan solas en monopolios o silos. Viven rodeadas de muchos competidores o colaboradores —según cuál sea tu punto de vista— en un desorganizado aunque creciente ecosistema informativo.