El artículo ha muerto. Larga vida al artículo

No pretendo enterrar el artículo, sino elogiarlo. Mecanizado casi a la perfección durante más de un siglo de producción, el artículo se adapta perfectamente a su forma. Ha desarrollado un papel bien definido para cada uno de sus elementos: un encabezamiento que transmite lo último —la noticia—, un párrafo nuez que expone la esencia de la historia y nos dice por qué deberíamos molestarnos en leer el resto, el párrafo de antecedentes que nos pone al corriente, cronologías y catálogos de asuntos y actores para determinar el escenario, explicaciones para mostrar el contexto, citas desde diversos puntos de vista y tantas anécdotas y ejemplos como quepan en la edición impresa. Todo eso es prioritario para que los lectores puedan navegar a través del texto y extraer información y para que los maquetadores de la sala de maquetación del periódico, con poco tiempo y espacio limitado, puedan eliminar líneas de tipos al final de un artículo —barras de plomo moldeado— sin perder la esencia del mismo. Ésta es nuestra pirámide invertida. Es la forma en que enseñamos en la Facultad de Periodismo, y con ella las técnicas del resumen y la abstracción (¿cuál es la historia? tal vez la técnica más difícil que aprende un periodista), de la evidencia y el ejemplo, de la totalidad y la justicia, de la narrativa y el compromiso, de la priorización y el juicio de la información. Ésta es la forma que envuelve la lógica fundamental del periodismo: que cualquier acontecimiento, asunto, batalla o persona puede presentarse y mostrarse en un número determinado de líneas de tipos. Eso es lo que hacemos.

Gracias a los regalos de los cerebritos de muchas nuevas tecnologías en el ámbito de los medios de comunicación, hemos ampliado el artículo digital, añadiendo no sólo fotos, sino también diapositivas, y no sólo diapositivas, sino también vídeo y audio. Hemos añadido visualizaciones explicativas y gráficas que se mueven e interactúan con los mandos del lector. Hemos seleccionado vínculos relacionados para dar a los lectores más información procedente de nuestros archivos o de cualquier otro lugar de la red. Para bien o para mal, hemos añadido comentarios. El artículo está ampliado, mejorado, actualizado.

Pero ahora, deconstruyamos el artículo en sus activos fundamentales. Desglosemos sus elementos del mismo modo que se han desglosado las propias publicaciones de noticias. Extraigamos esa pirámide invertida y sus elementos constituyentes e imaginemos a cada uno de ellos como una entidad separada en su forma óptima. Tomemos el párrafo de antecedentes. De poco sirve a nadie. Si no sabes nada de lo que está sucediendo, te dice demasiado poco de la historia y te da demasiado pocas explicaciones; ¿cómo puedes esperar ponerte al día, por ejemplo, con la guerra de Siria en cinco líneas de tipos? Si conoces bien una historia, ese párrafo sólo hace que desperdicies tu tiempo, y el periódico, su espacio; los lectores han tenido que aprender a saltárselo y encontrar el punto en el que se retoma la información actual. El párrafo de antecedentes es un compromiso exigido por las limitaciones de la talla única de los medios de producción y la distribución de la información; es decir, la imprenta.

Liberado de esas limitaciones, ¿en qué debería convertirse el párrafo de antecedentes? En un enlace, por supuesto: un enlace a una fuente que se actualiza cuando es necesario y no cada vez que se escribe un artículo relacionado con el tema. Esta fuente que aporta antecedentes debería poder ser explorada a voluntad por un lector para llenar sus lagunas de conocimiento. El resultado es más personalizado, eficaz, relevante, oportuno y valioso para cada usuario. La fuente puede ser creada por la organización de prensa que crea el enlace, o puede crearla alguien distinto y seguir estando a un clic de distancia. A menudo se trata de un artículo de Wikipedia. La fuente que informa de los antecedentes se convierte en un activo, igual que pueden serlo otras partes de la antigua pirámide: no papel para envolver pescado que pierde su valor al cabo de un día o de una hora, sino algo valioso al que la gente vuelve una y otra vez. Por lo que respecta a otras piezas de la pirámide: la sección explicativa de una historia sería mejor ofrecerla en un vídeo con una pizarra en la que un experto pudiera dibujar; la cronología podría presentarse como un elemento interactivo; la lista de actores podría incluir enlaces a sus biografías y páginas web e incorporar una búsqueda de titulares sobre ellos, así como sus cuentas de Twitter; las citas podrían enlazar con la fuente de la que proceden; la noticia, si está sucediendo en este momento, sería mejor leerla en Twitter que en el encabezamiento de una historia que queda obsoleto a medida que se va reescribiendo; etcétera.

Una historia puede estar compuesta por muchos activos. Una vez separados, el narrador tiene ocasión de presentar y el lector de tomar muchos caminos. Un lector bien informado sobre un tema puede ir directamente a la noticia y salir. Un lector inexperto puede empezar con los antecedentes, a continuación pasar a un ensayo explicativo, y finalmente, a la noticia. El lector no necesita pasar por todo ello a través de enlaces y clics. Los activos pueden llegarle incorporados, como hace Google con Wikipedia en sus resultados de búsqueda. Visualiza cómo funciona el software para presentaciones Prezi: este competidor de PowerPoint obliga al creador a organizar sus ideas en grupos y luego trazar caminos adecuados a través de ellas, caminos que pueden cambiarse en función de la audiencia. Así que, imagina que lo que era un artículo se convierte en una colección de activos —la novedad, los antecedentes, la cronología, los actores, etc.— y que el periodista puede crear distintos caminos entre ellos: uno para el inexperto, uno para el experto, otro para un estudiante, otro para el responsable de la toma de decisiones. Cada uno de esos activos, a diferencia de un artículo en un archivo, puede actualizarse cuando sea necesario. Cada uno de los caminos puede personalizarse según el conocimiento y la necesidad.

Una vez más, no todos esos activos tienen que ser creados y mantenidos por una sola fuente. De modo que si Wikipedia o The New York Times tienen una fuente de antecedentes magnífica, ¿por qué volver a crearla? Pongamos un enlace. Tal vez acabaremos con organizaciones de prensa que no están especializadas únicamente en áreas o temas, sino en tipos de activos: últimas noticias (un servicio de teletipos), comentaristas (publicaciones semanales como The Economist, o Vox, una empresa innovadora dedicada a la forma), relaciones (una empresa innovadora, ahora desaparecida, en la que trabajé, Daylife, tenía algoritmos para registrar conexiones entre generadores de noticias), o datos (véase The Texas Tribune). Por supuesto, las personas antes conocidas como audiencia (según Rosen) también pueden crear elementos de noticias. Que ganen los mejores activos: enlacemos a lo que informe mejor a un usuario en un camino determinado. Que ganen los mejores caminos: seleccionemos los activos que hagan que la historia se entienda mejor. Tal vez el mejor editor se convierta en el mejor creador de caminos. Tal vez los algoritmos ayuden a crear caminos al encontrar los activos más recomendados de las fuentes más fiables. Al final, los artículos se convierten en nuevas moléculas que unen átomos de un ecosistema de información.

¿Qué se necesitaría para hacer esto? Cir.ca, una aplicación de noticias para móvil y un sitio web, da un paso importante en la dirección de desglosar el artículo. Separa los elementos de una noticia de manera que el servicio sabe qué has leído, y la próxima vez que te conectes no repetirá la misma información que ya te ha dado anteriormente. Almacena elementos, como citas, separadamente, de manera que puedan insertarse en otros artículos: por ejemplo, lo que el presidente dice de la canciller alemana puede utilizarse en un artículo sobre él o sobre ella, y eso crea metadatos en torno a esa cita, mostrando su relación con varios hilos y personas. En una discusión en Twitter, Anthony De Rosa, en aquel momento editor de medios sociales de Reuters y posteriormente editor de Cir.ca, dijo que rediseñar el artículo requeriría la implantación de una nueva cultura y de nuevos procedimientos en la sala de redacción.20 En lugar de pensar que tenemos que producir un artículo completo para cada acontecimiento y ciclo de publicación, encontramos o creamos activos y construimos caminos que vamos actualizando a medida que se necesitan. Cuando escribí sobre esta idea en mi blog, algunos lectores presentaron objeciones.21 Jason Pontin, jefe de edición de Technology Review, argumentó que los artículos tienen que ser autosuficientes. No pensaba obligar a los lectores a seguir enlaces para conocer la historia completa. Estoy de acuerdo en no importunar al lector. Sin embargo, la premisa de Pontin —como la presunción inherente en la forma del artículo— es que todos los lectores son iguales y un producto puede satisfacerlos a todos por igual. Ésa es la idea fundamental que han tenido que asumir los medios de comunicación de masas: compartimos los mismos intereses, información y necesidades. Ésa es la falacia y la debilidad de la prensa escrita.

En esa conversación con De Rosa, Pontin y otros, algunos periodistas se mostraron inquietos por el hecho de que necesitarían nueva tecnología —un nuevo sistema de gestión de contenidos (CMS)— que les permitiese hacer lo que yo sugería. Cir.ca se ha construido sobre esa nueva estructura. Pero ya tenemos la tecnología clave necesaria para desglosar el artículo: el enlace. Ejemplo: unos días después de la discusión, estaba leyendo un artículo en The New York Times sobre cánceres relacionados con los ataques al World Trade Center del 11 de septiembre. El artículo resumía las conclusiones y enlazaba con la decisión oficial y con material de base que enumeraba 50 tipos de cáncer. Personalmente, me interesa esa lista, así que hice clic en el enlace. La mayoría de personas no estarían tan interesadas. Su viaje por la información no tendría que estar abarrotado con los detalles que yo quería conocer. El enlace, en sentido rudimentario, permite al Times mostrarnos a cada uno diferentes caminos para recorrer la información que ofrece: pirámides invertidas, confeccionadas y priorizadas para cada uno de nosotros. Imagina hasta dónde podríamos llevar esto al reinventar la forma y la presentación de la información. El artículo ha muerto. Larga vida al artículo.

El fin de los medios de comunicación de masas
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