Tratarse bien a uno mismo
Como ya te habrás dado cuenta a estas alturas, hay confianzas de todas las formas y tamaños. Cuidar de ti mismo y de lo que realmente te interesa es algo básico en la autoconfianza. Tienes que aprender a fiarte de tu propio juicio y de tu capacidad para tomar decisiones. Eso significa que si te parece que estás haciéndolo bien es que probablemente sea así, lo mismo que si te parece que se están aprovechando de ti o que te están maltratando, sea así. La autoconfianza no consiste solo en estar convencido de que uno lo va a hacer bien, también se trata de saber cómo aprender de los errores, de confiar en el instinto y de pedir ayuda cuando se necesita.
Tienes que aprender a tratarte bien. Te has negado durante demasiado tiempo ciertos derechos básicos: el derecho a tener razón, el derecho a fastidiarla de vez en cuando, el derecho a hacerte valer, a relajarte y a divertirte un poco. Todo esto es algo fundamental para tener una vida plena, y es algo que te debes a ti mismo.
En este capítulo trataremos esas partes de tu vida a las que has preferido no enfrentarte porque no confiabas en tus intuiciones o en tu capacidad para tomar decisiones correctas. Hablaremos de todo, desde las relaciones, la aceptación de consejos y de la transferencia de la confianza que sientes en ciertas partes de tu vida hacia otras partes que quizás también la necesiten.
Relaciones tóxicas
Es importante recibir apoyo cuando se intenta algo nuevo. Diferentes estudios han demostrado que disponer de un entramado de relaciones de apoyo fomenta el bienestar psicológico además de proporcionar una sensación de seguridad y autoestima. Saber que estás rodeado de personas que no te juzgarán y que se preocuparán por ti sin importar lo que pase no es algo que se pueda dar por sentado. Es un reforzador de la autoestima.
La buena noticia es que, aunque no se puede elegir a la familia, sí que se puede escoger a los amigos y compañeros. Tienes que cuidar las amistades y las relaciones que son importantes en tu vida… tanto como deberías evitar las que no lo son.
Que jugaras desde pequeñita con Janet en el parque no quiere decir que ahora tengas que aguantar sus críticas constantes y que siempre te haga sentir mal. Y que conozcas a Simon desde hace años no quiere decir que tengas que soportar sus modales de matón. La gente en la que ya no puedes confiar no son amigos de verdad, y sin duda, tampoco sus novios/novias, esposos/esposas.
Debes darte cuenta de cuáles son las relaciones tóxicas que tienes en tu vida y encontrar la confianza necesaria para no seguir buscando excusas a sus comportamientos. Siempre se puede buscar una excusa para disculparlos si uno se esfuerza, pero ¿de verdad tienes que hacerlo?
Las relaciones tóxicas en el trabajo pueden llegar a ser un asunto difícil de resolver, ya que no puedes eliminar sin más de tu vida a tu jefe o a tu compañero, y tampoco puedes decirles lo que piensas.
Ver cómo socavan tu confianza, cómo te ignoran o simplemente te hacen sentir que no tienes a nadie en quien confiar puede afectar mucho tu autoestima; pero no te preocupes, existen métodos proactivos que se pueden utilizar frente a las relaciones tóxicas, tanto en casa como en el trabajo.
► Poner en cuarentena las relaciones tóxicas.
Si alguien te hace infeliz y realmente te afecta de un modo negativo en la vida, debes enfrentarte a ello. Con evitar el problema o posponer el momento de hacerle frente solo se consigue que parezca más grande y más insuperable. Además, todo lo que te molesta o irrita de esa persona se volverá más molesto e irritante con el paso del tiempo, lo que provocará que un día ya no aguantes más y estalles hasta el punto de decir algo de lo que te arrepentirás.
Cómo enfrentarse a un amigo tóxico:
♦ Habla con él sobre ello. Prepara una ocasión para hablar cara a cara. Y sí, tiene que ser cara a cara, porque en un mensaje de texto no se puede captar el tono y eso puede dar lugar a malentendidos.
♦ Explica con tranquilidad qué te molesta de su comportamiento y escucha lo que tiene que decir al respecto. Procura no adoptar una actitud de enfrentamiento.
♦ Deja que sea la otra persona quien dé el siguiente paso. Lo cierto es que lo mejor sería que saliera de tu vida, por muy difícil que sea aceptarlo. A menos que se dé cuenta de lo que está haciendo, la situación seguirá igual. No tienes por qué aceptar su comportamiento negativo.
♦ Si quiere hablar, escúchale con atención. Quizá también tenga algunas cosas que decirte en las que lleve razón. Entonces puedes decidir si quieres conservarlo como amigo o no. Depende de ti.
♦ Si no acepta ninguna responsabilidad por sus actos, corta la relación y sigue con tu vida. Un amigo tóxico no es en absoluto un amigo.
Cómo enfrentarse a un colega de trabajo tóxico:
♦ Pregunta a otros compañeros qué opinan. Alguien con quien te lleves bien y que te pueda dar una opinión imparcial. Es muy difícil ser imparcial cuando sientes que te atacan, así que escuchar otra opinión puede servirte para aclarar una situación emocional.
♦ Solicita una reunión con el compañero tóxico y habla con él sobre los motivos por los que va mal la relación. Una vez más, no te comportes de un modo agresivo ni lo culpes (aunque la culpa sea totalmente suya). Mantén un tono de voz neutro, con expresiones como «Tengo la sensación de que no vemos los problemas de la misma manera, ¿qué podemos hacer para solucionarlo?». Mantén el «nosotros» en vez del «tú».
♦ Si nada cambia, pide una reunión con tu superior y pídele ayuda. Dile que ya no sabes qué hacer, pero que la situación debe cambiar.
♦ Si la situación no mejora o nadie te toma en serio y has hablado con todos los superiores con los que has podido, deberías considerar la posibilidad de marcharte de la empresa. Por muy dramático que suene, tu salud emocional es más importante que tu trabajo. Si siguieras, empezarías a dudar de tus propias capacidades y eso también hundiría tu vida particular. No merece la pena.
Cómo saber cuándo hay que pedir ayuda
Ya hemos destacado en varios capítulos de este libro la importancia de pedir ayuda, pero vamos a insistir en ello, porque cuando comprendas que pedir y aceptar ayuda no es una debilidad, estarás mucho más cerca de sentir mucha más confianza en ti mismo.
A todo el mundo se le da bien hacer ciertas cosas y no tanto, otras. Si alguien te critica, deberías considerarlo una oportunidad para mejorar. Si alguien hace algo mejor que tú, deberías considerarlo una oportunidad para aprender. Si no llegas a hacerlo bien del todo, piensa que la próxima vez lo harás mejor. Si sientes vergüenza, ríete de ti mismo. Ser capaz de comprender que existen cosas que no sabes es esencial para ser una persona completa.
Ser un sabelotodo puede meterte en problemas. Por ejemplo, si fanfarroneas en una conversación sobre tu dominio del panorama político en Irán, es posible que un día tu jefe te pregunte sobre el asunto en mitad de una presentación al director del departamento, lo que te puede dejar convertido en un idiota balbuceante.
La confianza es saber cuándo admitir que no sabes algo. La gente de la que emana un aura de competencia en el trabajo es aquella en la que confías que hará lo correcto, y a veces lo correcto es admitir que no sabes hacer algo. A menudo perdemos la perspectiva de la imagen general al concentrarnos en un punto de vista diminuto. Pedir ayuda no te convertirá en una carga y no significa que seas una persona inadecuada, débil o inferior. En realidad, se trata de una muestra de valentía.
La realidad es que pedir ayuda no refleja nada concreto de tu carácter, tan solo que necesitas ayuda con una situación específica. Piensa en todas las veces que te han pedido ayuda, ¿acaso creíste que la persona que te lo pedía era estúpida o ridícula? No lo creo. De hecho, lo más probable es que te sintieras bien por ayudarle. No te valores por lo que sabes o lo que no sabes hacer, valórate por tu voluntad y tu capacidad de aprender.
► Cómo pedir consejo y ayuda
Para que te acostumbres a pedir ayuda y así veas que a la gente le encanta que se la pidan, cada día de la semana que viene tienes que solicitar ayuda a alguien. Puede ser cualquier cosa, desde preguntar por una dirección a un desconocido hasta pedir consejo a un amigo sobre un asunto de trabajo.
Este ejercicio exigirá cierto esfuerzo por tu parte si eres de esas personas que prefiere andar perdida durante horas antes que preguntar una dirección o quedarse enfangado con un proyecto antes que admitir que te has quedado atascado. Cuanto más práctica adquieras pidiendo ayuda, más cómodo te sentirás al hacerlo. Te darás cuenta de que a nadie le molesta que le pidan ayuda. De hecho, al 99’9 por ciento de la gente le encantará, incluso se sentirán halagados. Conseguir la ayuda de alguien sobre un asunto muy importante (por ejemplo, problemas en una relación o en el trabajo), hará que te sientas mucho mejor. No tienes por qué enfrentarte a todos los problemas tú solo y conseguir el punto de vista de otro te proporcionará esa distancia que tanto necesitas respecto al problema.
Mira el lado bueno
La mayoría de nosotros nos sentimos más seguros en ciertos aspectos de nuestras vidas que en otros. Por ejemplo, puede que sientas mucha confianza en tu vida de pareja, pero no en tu trabajo. Tú y tu pareja tenéis una relación estable y sois felices juntos desde hace años, así que en tu casa te sientes bien contigo mismo. Sin embargo, en el trabajo no dejas de dudar sobre ti mismo y tus capacidades. Tienes la impresión de que vives dos vidas distintas. Las distintas funciones que cumplimos en la vida nos exigen capacidades diferentes y el grado de éxito depende muchísimo de lo que creamos que se nos pide. El truco es traspasar la seguridad que sentimos en un aspecto de la vida a otros distintos donde sientas menos confianza en ti mismo.
► Traspasar las fronteras de la confianza
Un modo fácil de aumentar tu nivel de confianza en esos aspectos de la vida donde vendría bien ese incremento es canalizar esa sensación de seguridad que tienes cuando te sientes bien contigo mismo. Por utilizar el ejemplo que hemos puesto antes: cuando estés en el trabajo y te sientas hecho polvo, tómate cinco minutos de descanso para relajarte y recordar tu vida en tu hogar. Imagínate en tu momento más cómodo y recuerda algo que tu pareja te dice y que te hace sentir seguro. Siente de verdad esa seguridad y esa confianza. Recuerda esa sensación cuando necesites una inyección de confianza. Incluso puedes llevarte un recuerdo de tu casa al trabajo, por ejemplo, una fotografía, y míralo cada vez que necesites levantarte el ánimo.
Aceptarse a uno mismo
Ya hemos dicho en un par de ocasiones que hay que ser «uno mismo». Sin embargo, es comprensible que si sufres de baja autoestima desde hace muchos años puede resultar difícil saber dónde empieza tu verdadero «tú» y dónde termina la persona que has intentado ser.
No vas a saber de la noche a la mañana quién eres y quién quieres llegar a ser, pero un buen punto de partida es concentrarte en lo que te gusta y lo que te disgusta, y en saber qué se te da bien. Trabaja en ello a partir de ahí. En vez de pensar en las cosas que no puedes controlar, concéntrate en aquellas que sí puedes controlar. Una parte importante del proceso de ganar confianza es considerar tus defectos como una parte integral del ser humano más que como una carencia.
Aprender a aceptarte como eres hará que te sientas más a gusto contigo mismo. A ti y a los demás les parecerá que eres más auténtico y desaparecerán todas las inseguridades relacionadas con tu intento de ser quien no eres.
Una parte importante de la aceptación propia es reconocer que no importa de lo inteligente que seas o de lo capacitado que estés, no puedes ni predecir ni controlar todo lo que ocurre en tu vida. Incluso la gente con más seguridad en sí misma pierde trabajos, relaciones e incluso la salud. La verdadera seguridad procede del reconocimiento de este hecho y de saber que incluso si ocurre lo peor, encontrarás el modo de salir adelante.
Haz lo que quieras
Uno de los síntomas horribles de la baja autoestima es que se pierde el interés por cuidarse uno mismo, porque no te lo mereces, ¿verdad? Apartarse de la vida diaria o realizar cada vez menos actividades es algo normal cuando crees que eres una pésima compañía o que no te mereces algo así.
Por desgracia, con esto lo que haces es separarte de las situaciones que te levantaban el ánimo de una forma natural y que te hacían sentir bien contigo mismo.
Te mereces divertirte, tener buen aspecto y disfrutar de la vida. Te mereces que te traten bien y sentirte orgulloso de tus logros. Si quieres que otra gente crea en ti y te preste atención, antes tienes que creer en ti mismo y prestarte atención. Un modo sencillo de lograrlo es tratarte bien a ti mismo, ser amable y convertirte en una prioridad. Sustituye el «No tengo tiempo» por «Voy a procurar buscar un hueco». Si tú crees que te lo mereces, otra gente también lo hará.
Tratarte bien a ti mismo también puede incluir darte permiso para decir «no» y dejar de hacer cosas que te hacen sentir mal (como librarte de amigos tóxicos). Si no te gusta jugar al fútbol, pero te sientes presionado a hacerlo, deja de hacerlo.
Si siempre vas con tus amigos al mismo bar que te repugna, sugiere probar un sitio nuevo. Si ya no te gusta el pelo largo, córtatelo. Debes tomar el control de tu vida y sentir confianza en las decisiones que tomas.
Aumentar tu disfrute a lo largo de la semana mejorará tu ánimo de forma automática y, así, te sentirás mejor contigo mismo y con tu vida. Es difícil levantarse por la mañana pensando solo en lo que debes o tienes que hacer. Además de tomar decisiones, debes empezar a divertirte.
► Diversión obligatoria
Sí, te vamos a ordenar que te diviertas un poco. Incluye en todos tus planes diarios de la semana próxima algo que te divierta o que te haga disfrutar. Escríbelo en tu agenda para que se haga «oficial» y así será más difícil que lo pases por alto. Tener algo así pendiente de realizar aumentará tu motivación y te hará sentir más capaz de hacer frente a las tareas más difíciles y menos agradables que debes cumplir.
Te damos unas cuantas ideas con las que empezar:
♦ Túmbate unas cuantas horas, apúntate a una nueva clase de lo que sea o quédate viendo tu programa favorito.
♦ Tómate tu tiempo a lo largo del día para relajarte. Come fuera de la oficina, escucha algo de música, vete a una cafetería que te gusta, lee una revista.
♦ Haz ejercicio. Estar en forma ayuda muchísimo a tener mayor confianza en uno mismo. Al hacer ejercicio te notarás lleno de energía y lograrás sentir que consigues algo.
♦ Prueba algo nuevo que siempre quisiste hacer, por ejemplo, apuntarte a un taller de pintura o a un equipo de pádel.
♦ Cómprate ropa que te haga sentir a gusto contigo mismo.
♦ Come bien. Comer de forma sana reducirá la sensación de culpabilidad relacionada con comer mucho o demasiado poco, o por las comilonas. Al evitar la comida basura, también evitas los bajones de azúcar.
♦ Reserva tiempo para ver a la familia y a los amigos.
Los «imperdibles» del capítulo
• Acéptate tal y como eres, con defectos y todo. Eso hará que sientas más confianza en ti mismo.
• Saber cuándo pedir ayuda y consejo es un punto fuerte, no débil.
• Asegúrate de dedicar tiempo a hacer cosas que te gustan, eso te levantará de inmediato el ánimo.