CAPÍTULO XI

CONFERENCIA SOBRE LA RADIACION


Ponsonby consultó su bloc de notas.

—Para hacer las cosas lógicamente —dijo— debemos comenzar con los rayos secundarios cósmicos. Su longitud de onda en unidad Angstrom, es 0,01.

—¡Ja!, esto les da una longitud de onda más bien excitante en centímetros, ¿no? —dijo el ir-landés—. Eso sería una longitud de onda de 0, 000 000 000 3 en centímetros.

—Y la frecuencia, fíjense —dijo el galés— vaya frecuencia tendría. —Hizo una pausa como si hiciera un cálculo mental—. Una frecuencia de 100 000 000 000 000 000 000.

—Consideremos ahora —dijo Ponsonby— las tres octavas de los rayos-X del tipo gamma, que se emplean en radiología. Para empezar, sabemos que son emitidos cuando el núcleo atómico sufre desintegración.

—Y más que esto —dijo MacEwan—, sabemos que pueden ser detectadas de la misma manera que los rayos X. En otras palabras, por fotografía, por acción química, por la emisión de electrones desde cuerpos calientes.

—Esto es muy similar a lo que podríamos llamar efectos fotoeléctricos —dijo Shaugham O’Riley, de Dublín.

—Uno de los hechos más asombrosos es que pueden penetrar toda clase de materia, en mayor o menor extensión —dijo Evan William Evans, el doctor en ciencias de Cardiff.

—No debemos olvidar —dijo Percy Ponsonby— que pueden ser desviados sólo si son debi-damente reflejados por un cristal. Poro no tienen ni refracción ni reflexión corrientes.

—Sí, y además de todo esto —dijo MacEwan—, pueden ser descubiertos por la ionización de gases. Sí, señores.

—Me parece recordar alero —dijo el profesor Shaugham O'Riley, de Dublín—. Me parece recordar algo acerca de los efectos fosforescentes que producen en materiales adecuados.

—También es cierto —dijo Percy Ponsonby—. Tienen una longitud de onda en centímetros de 0.000 000 001 2 y sus frecuencias aproximadas son de 25 000 000 000 000 000 000.

—Naturalmente, los rayos X —dijo Shaugham O'Riley, el irlandés— abarcan sobre las 14 octavas, e incluyen, como si dijéramos, los rayos ultravioleta. Pensemos por un momento en los rayos ultravioleta. Tienen una longitud de onda en unidad Angstrom de 136. Pueden ser descubiertos por acción química, y su capacidad para ser reflejados,, refractados y desviados.

—Esto puede realizarse únicamente por estrictas nivelaciones establecidas —dijo el galés—, ¿no es así?

—¡Cierto, diantres! —replicó el irlandés.

—Se crean de cuerpos muy calientes —dijo el escocés.

—Son también emitidos por gases ionizados —dijo Percy Ponsonby—. ¿Cuál es su longitud de onda en centímetros? —preguntó retóricamente mientras consultaba su cuaderno de notas.

Sin embargo, antes de que pudiera dar con lo que buscaba, Stuart MacEwan, el especialista en radiación de Edimburgo, le dio la respuesta.

—La longitud de onda en centímetros es —dijo Stuart— 0, 000 001 2, y la frecuencia apro-ximada es 24 000 000 000 000 000.

—Pensemos unos momentos —dijo Shaugham O'Riley— en los rayos infrarrojos. Hemos tenido en cuenta les rayos gamma, los rayos X y los rayos ultravioleta. Vayamos ahora más allá de la simple octava de luz visible y consideremos los rayos infrarrojos. Sabemos que se generan simplemente por un cuerpo caliente…

—Es verdad —convino Ponsonby, moviendo la cabeza sabiamente.

—Consideremos su detección —dijo el galés—. Sabemos que su descubrimiento es afectado mediante los aparatos de medir radiaciones, el bolómetro.

—También pueden ser detectados —dijo el irlandés— por aumento de temperatura de un cuerpo en el extremo receptor. Debemos recordar que hay nueve octavas de rayos infrarrojos —siguió.

—Pueden ser captados mediante efectos fotográficos en placas especiales —dijo el galés.

—Y pueden a su vez, ser reflejados y refractados por nivelaciones que están establecidas bastante rudamente en comparación —dijo Percy Ponsonby, que había encontrado lo que buscaba en su cuaderno de notas, y que estaba contemplándolo tranquilamente—. Tiene una longitud de onda en unidades Angstrom de 8 000 v una longitud de onda en centímetros de 0, 001 28.

—La frecuencia aproximada es —dijo Stuart MacEwan— 23 500 000 000 000. Hay nada me-nos que veintiocho octavas de ondas hertzianas —dijo el escocés—, veintiocho.

—Bien, ahora, consideremos las ondas hertzianas cortas, en primer lugar —dijo el irlandés—. Sólo hay diecisiete octavas de ellas...

—...y están generadas por descarga de abarrote —indicó el galés— y pueden ser generadas también por válvulas tríodos que oscilan.

Evan William Evans era una autoridad en cuanto a las ondas hertzianas. Había hecho un gran trabajo de especialista en aquel campo...