Agradecimientos

Pocas veces se puede decir que una novela no existiría sin la intervención de algunas personas con más razón que en ésta. En primer lugar de la gente de la editorial: Virginia Fernández, mi editora, David Trías y Justyna Rzewuska. También de los miembros de la productora Portocabo, Alfonso Blanco y Pepe Coira. A todos ellos agradezco sus aportaciones y su implicación en el proyecto.

Debo mencionar la excelente obra de Juan Pando, Un rey para la esperanza, un exhaustivo estudio sobre la labor humanitaria de Alfonso XIII. También la ayuda de Carlos Moreno en los episodios de caza, algo completamente desconocido para mí.

Cada novela escrita supone un gran esfuerzo del autor, pero también de los que están a su alrededor: familia, amigos, colegas escritores con los que se consultan las dudas y que apoyan en los momentos de desánimo.

Tengo la suerte de que los que estaban sigan estando y a ellos haya que añadir algunos más. En primer lugar a Claudia, que confía y sueña incluso más que yo. También a la conexión Almería, que ya contaba con Mireia, Inma, Cato y Carmen, y ahora crece con Marga e Inés; a los lectores y asesores, entre los que estaban Marina, Recaredo, Cristina, Santi, Ignacio, Javier Lorenzo, Antonio Gómez Rufo y Antonio Mercero, se les suman Agustín Martínez y Carmen Moreno; también Ana D’Atri y los amigos de la tertulia, a los que no nombro para no olvidarme de ninguno…

A los que me haya dejado, que me perdonen, no se enfaden y me avisen, que es posible que haya más libros donde remediar mi error. A todos, gracias.