EPÍLOGO
Después de quince años, Rick por fin pudo saborear la libertad. Le concedieron el tercer grado, así que podía salir durante el día y debía regresar a la cárcel a dormir. Tenía permitido trabajar y visitar a Alejandro, el hijo que tuvo con Carla.
Carla y McKarty eran felices; él la amaba con locura y ella cada día lo quería más, pero sobre todo le tenía un profundo respeto.
A los tres años del nacimiento de Alejandro, ella se quedó embarazada intencionadamente de Tom; fruto de ello, nació una preciosa niña a la que llamaron Julieta y por la cual sus padres se desvivían, al igual que lo hacían por los otros dos hijos.
Tom tenía claro y había aceptado que Carla no se olvidaría de Rick y que no iba a amarlo como amaba al inglés, pero era feliz y ella nunca le había mentido.
A los cuarenta y dos años, Carla creyó que era un buen momento para retomar su carrera y no pararon de lloverle ofertas para diversas películas.
Recuperó su trabajo y pasó a ser una de las mujeres mejor pagadas de Hollywood.
El primer día que Rick salió en libertad, no dudó un momento a dónde tenía que ir primero.
—Estás hermosa —le dijo en cuanto vio a Carla en el jardín de su nueva casa—. Los cuarenta te sientan fenomenal.
—Tú tampoco estás nada mal —contestó ella, sonrojándose—. Ale, mira quién ha venido a verte.
El padre corrió hacia donde estaba su hijo adolescente y se fundieron en un abrazo plagado de amor. Tom contemplaba la escena desde el garaje de la enorme casa.
Una joven de unos veinte años se acercó donde se estaba produciendo esa bonita escena. Rick reconoció en esa hermosa mujercita a Abril y su culpabilidad se hizo patente en cada rasgo de su bello rostro.
—Hola, Rick. Me alegra verte —dijo ella con sinceridad, sin rastro alguno de rencor. Sin duda, era tan compasiva como su madre.
—Cariño, dile a Tom que venga y que avise a Juli.
Tom enseguida invitó a Rick a cenar. Al finalizar la cena, se ofreció a acercarlo a la cárcel, donde el reo debía dormir durante cinco años más.
—Rick, quiero ser totalmente sincero.
—Si no quieres que aparezca más por tu…
—No, no es eso.
—Tranquilo, McKarty. Sé que Car es feliz y que tú le has dado la estabilidad y la familia que ella necesitaba. Yo también quiero su felicidad y sé que conmigo jamás la tendría.
De Sean ya casi no tenían noticias. Al principio Carla intentó ir a verlo, pero él se negó a recibirla y ella desistió. Se supo que, cuando se sintió recuperado, se fue a vivir al campo, casi alejado por completo de la civilización.
Bianca cosechó la fama a costa de las desgracias de Carla, pero rápidamente quedó en el olvido y se dedicó a hacer películas de tercera.
Rick visitó a su amada, su hijo y la familia de estos siempre que pudo. Nunca rehízo su vida, ya que sobre él siempre planeó la sombra de Carla.
Tom aceptó su papel de marido y padre, asumiendo no ser el amor de la vida de la mujer a la que él sí amaba con locura.
Abril siempre admiró el trabajo de su madre; poder actuar frente a miles de personas era algo que llevaba en la sangre. Por eso, una vez acabó sus estudios universitarios, se puso de lleno a estudiar arte dramático, canto y baile. Así nació una de las jóvenes más prometedoras de Broadway en su época.
Alejandro no quiso saber nada con el mundillo que había arruinado la vida de su padre, lo consideraba frívolo y despiadado. No podía quitarse de la cabeza todas las cosas que había escuchado acerca de Rick en la televisión, pese a que Carla quería que él tuviese la mejor imagen de su progenitor. Para él, todo habría sido diferente si sus padres no hubiesen pertenecido a Hollywood. Dedicó su vida a labores humanitarias y al voluntariado en países en conflicto.
La pequeña de la familia, Julieta, tuvo la enorme fortuna de crecer rodeada del amor de su padre, además del de su madre y sus hermanos. Decidió estudiar música, aunque finalmente, y sin la aprobación de sus padres, acabó siendo presentadora de programas de prensa rosa.