22
CULPABLE
Sarah los hizo pasar a una especie de despacho improvisado; en la mesa situada en el centro había un centenar de fotos que desde su posición no llegaban a ver.
—Acercaos y mirad estas fotos.
—¡Dios santo! —dijo Carla con la voz ahogada por la sorpresa.
—¿De dónde has sacado estas imágenes, Sarah? —preguntó Rick con los ojos casi desorbitados.
—Resulta que las han movido por varias revistas para que sean publicadas; por suerte tengo los suficientes contactos como para haberlas retenido... en su mayoría.
—En su mayoría significa que alguna ha quedado, ¿verdad?
—En efecto, es lo más probable. Dudo mucho que las haya podido interceptar todas.
Carla tenía sus verdes ojos llenos de lágrimas que le nublaban la vista. Sin duda, Iván, o quien fuera que les estaba haciendo esa jugarreta, se estaba pasando de la raya. Había fotos de Rick saliendo de casa de ella, de ella saliendo del hotel donde se hospedaba él, de Rick con Abril en casa de Carla, de ambos saliendo camuflados de restaurantes. La indignación se apoderó de Carla, y sus ojos se encendieron con una furia nunca vista en ella.
—Iván ha ido demasiado lejos, y a partir de ahora esto va a ser la guerra. ¡Maldito hijo de puta!
—Espera, Carla. Todavía hay más. No sé cómo decirte esto…
—Habla, Sarah, ¿qué coño pasa ahora? —inquirió Rick con desespero.
—¿Recuerdas la película que te ofrecieron hacer? —Carla asintió—. Ya no te quieren en ella y probablemente en ninguna más.
—Pero ¿de qué estás hablando?
—Les han llamado y les han contado barbaridades sobre ti. Les han dicho que eres exigente, excéntrica, y que te llevas fatal con tus compañeros. Casualmente aconsejaron que se lo preguntaran a Bianca... y ya imaginas lo que puede haber dicho ella de ti.
Rick golpeó con fuerza la pared en la que se apoyaba y ni siquiera fue consciente del dolor que sentiría cuando su cuerpo se enfriara.
Carla comenzó a marcar en su móvil un teléfono, pero Sarah la detuvo enseguida.
—No ha sido Iván el artífice de todo esto. —Carla y Rick la miraron con la duda marcada en el rostro—. De momento no quiero que ninguno de los dos tome represalias, os pido que dejéis esto en mis manos para llevarlo con la mayor diplomacia posible.
—Dime, por favor, quién es el culpable. ¿No ha sido Emme, no? —preguntó Rick con rapidez.
—Por supuesto que no. Carla, ha sido Sean.
—¿Qué? Eso es imposible, Sean es incapaz de hacer algo así. Sean nunca me haría daño y mucho menos a Abril.
—Estoy totalmente segura, mis fuentes son de lo más fiables, y más en asuntos tan delicados. El mismo día en que lo despediste, y aún como mánager tuyo, se encargó de desparramar las fotos por todos los sitios; de hecho, hay más de una que circula por Internet, pero ya estoy trabajando en ello.
»Contactó con cada una de las productoras que podían tener interés en contratarte y les hablo de ti, mal, por supuesto. Y filtró lo de Abril, a sabiendas de que eso te desprestigiaría.
—No, Sean no ha podido ser, tus fuentes se equivocan.
—¿Todavía lo defiendes? ¿Qué pasa, aún lo quieres? —dijo Rick con tanta indignación que no notó lo alto que había salido su tono de voz.
Carla rompió a llorar. Cayó al suelo y se llevó las rodillas al pecho, abrazándolas con sus brazos y meciéndose hacia delante y hacia atrás.
Rick se agachó junto a ella.
—Lo siento, sé que no debí gritarte.
—Lo dejé todo por ti y... ¿todavía dudas?
—Chicos, lo mejor es que os mantengáis unidos. Sean está buscando que te sientas frustrada y que vuelvas con él. —Carla miró a Sarah con cara de no entender a qué se refería—. Sean no sabe que yo tengo toda esta información y él cuenta con que tu mayor sospechoso es Iván. Su única meta ahora es que vuelvas con él, al menos a trabajar, y hará lo que sea necesario para conseguirlo. Si le hubiese salido bien, tú pensarías que todo te va mal porque él ya no está a tu lado y volverías corriendo a él. —Ante las caras de póquer de sus dos representados, añadió—: Se me había olvidado contaros que estudié psicología.
—¿Qué es lo que debemos hacer?
—Lo primero será hablar con Iván. Debéis poneros de acuerdo con él para fingir que el plan de Sean marcha como él desea. Haré públicas algunas de las fotos en las que salís juntos y, depende de cómo se lo tome la gente, decidiremos si es mejor que lo desmintáis o, por el contrario, afirméis que estáis juntos y punto final.
»Respecto a Sean, deja que piense en algo más y ya iremos saliendo del paso. De momento lo principal es que hables con el padre de tu hija.
—Esto es muy surrealista. Yo… no sé si esto es lo que quiero. ¿Qué va a pasar con mi trabajo?
—Esta noche iréis los dos a la première; sé que lo acordado era que sólo fueras tú, Carla, pero así daremos una alegría a los fans y posiblemente olviden los rumores de vuestro romance.
»Sobre tu trabajo en el futuro, déjalo todo en mis manos; lo voy a solucionar, de eso no te quepa la menor duda... y me encargaré de que sea a Sean al que no vuelvan a contratar en su perra vida.
—¿Cuándo le voy a poder partir la cara a ese cabrón? —preguntó Rick mientras se frotaba los puños con insistencia.
—Tú, de momento, te quedas como estás, a menos que quieras salir más perjudicado cuando te acuse de darle un puñetazo… por segunda vez.
—Pero, en cuanto quede borrado del mapa, juro que también le desfiguraré la cara, por mierda.
—Pero, hasta que ese momento llegue, más te vale quedarte en tu sitio y fingir que aquí no pasa nada. Ahora, id a prepararos para esta noche; nos reuniremos allí mismo.
El resto del día se les había hecho eterno y había cierta tensión entre ambos.
Rick esperaba a que Carla se acabara de arreglar para la première que los aguardaba; daba vueltas de un lado a otro sin cesar.
—Tengo que disculparme de nuevo con ella —dijo para sí.
Irrumpió en el baño y le dio un abrazo.
—Está bien, es normal que te pusieras así. De verdad, Rick, no pasa nada, no estoy enfadada contigo.
—¿Entonces?
—Me siento decepcionada. Hubiese preferido que Iván fuera el organizador de todo esto; de Sean jamás me hubiera esperado algo así.
—No se puede confiar en nadie, ahora ya lo sabes. La gente, por dinero, envidia o celos, hace de todo y más a personas tan bondadosas como tú. Con la que tendré unas palabras esta noche será con Bianca, me va a oír esa zorra.
—Déjalo correr, Rick. Espera a ver si sale algo de ella hablando de mí; de momento, hagamos caso a Sarah.
—Mañana habrá que soportar a Bianca en el avión; serán doce tortuosas horas durante las cuales no te podré ni besar; más me vale aprovechar el tiempo que me queda...
Rick tomó el rostro de Carla con cuidado de no hacerse daño en la mano vendada, la cual, efectivamente, le comenzó a doler en cuanto la adrenalina abandonó su cuerpo. Le dio un beso tan tierno como exigente.
—Llegaremos tarde —susurró Carla, aún con su boca pegada a la de él.
—Va a ser una noche larga y dura, sólo espero que el plan de Sarah funcione y servir de distracción.